Bajo un sol que tiraba latigazos de 40 grados, atragantadas por el canijo polvo de nuestro Nazas muerto, miles de personas atiborraron el mitin de cierre de campaña de AMLO en La Laguna. Esa fue la nota principal producida en la región el 15 de junio de 2006. Si en el 88 Cárdenas sumó a miles en un mitin memorable celebrado sobre el bulevar Independencia, lo sucedido el jueves rebasó cualquier expectativa, por optimista que hubiera sido.
Aunque es imposible tener el dato cierto, a estas alturas no importa si fueron veinte o cuarenta mil los asistentes. Era, para acabar pronto, una muchedumbre insólita en La Laguna. Es verdad que para cientos el anzuelo era un grupo musical exitoso, pero sería ingenuo pensar que el acto tuvo ese punch sólo por la música de banda.
Más allá del discurso con el que AMLO reiteró lo que ha venido proponiendo, el tema de la crónica podría detenerse en otros detalles. ¿Será esta la segunda versión, corregida y aumentada, del impacto que generó en La Laguna la primera candidatura del ingeniero Cárdenas? No puedo saberlo, pero lo que sí es un hecho es que, otra vez, nuestra comarca parece convertirse en entusiasta bastión, en termómetro, de un movimiento no identificado ni con el PRI ni con el PAN.
Un mitin brutal, en suma, y sin embargo recibió tibias notas en la prensa nacional. Vi a López Dóriga el jueves y no es por ser suspicaz, pero da la impresión de que allí faltan algunos énfasis. Calderón estuvo en San Luis, y en la toma general llenaba una plaza; Madrazo, también de cierre, llenó un auditorio, una especie de gimnasio; AMLO, en La Laguna, recibió en tv una toma fija y cerrada del tumulto, nunca un paneo abierto que diera verdadera idea de lo ocurrido. Pero el Peje entusiasmó, sin duda, y ahora siento volar en el ambiente que hasta sus defectos y sus simplicidades, que son muchos, le son perdonados.
Otros participaron, como los candidatos a senadores y diputados por Coahuila y Durango, pero subieron al templete con menos convicción ganadora que México contra Angola. Sólo Francisco León arrancó vítores de la tribuna gomezpalatina, y más lo hizo cuando bailó al ritmo de “la arrolladora” Banda Limón. Sobre este candidato se podría hacer, lo digo de paso, un análisis que intente entender su peculiaridad. Es empresario, pero a diferencia de sus congéneres, “Pancholeón”, como le dicen, tiene gustos populacheros, es echón en vez de mesurado, canta y baila canciones de la subcultura narca y no duda en hacerse notar como mécsican macho.
Hay mucho que decir sobre este mitin. Hoy veré cómo le va Felipe en nuestra plaza de armas.