En la gráfica, Vicente Fox —sentado en su curul de San Lázaro, barbado y siempre de botas campiranas— reniega con toda fuerza contra el fraude electoral de 1988. Estaba en su breve etapa turística dedicada al patriotismo. En su pecho: “NO AL FRAUDE / FARSANTES”; a su lado: “FUERA PORROS”; en su frente, una boleta electoral.