sábado, agosto 26, 2023

Descubrimiento de Didier Eribon

 











Gana el Nobel o muere un escritor islandés y de inmediato salen a opinar, no sin autoridad, comentaristas que muestran fotos con la obra completa del susodicho y explicaciones tan articuladas que parecen párrafos de tesis. No estoy siendo irónico, creo de verdad que hay lectores totales, máquinas de conocerlo, comprarlo y deglutirlo todo, y lo que a mí me parece un escritor recóndito, absolutamente desconocido, para algunos es autor de cajón, figura habitual en los entrepaños de sus bibliotecas. En fin, voy a otro ritmo, y nada sé sobre los inmortales del momento eslovacos o tunecinos.

Luego de esta intro abochornada por frontal en la asunción de mi ignorancia, sigo con una reseña que comienza aquí en modo anécdota (“en modo” es una locución adverbial reciente y puesta en circulación, creo que como calco del inglés, por el argot de la telefonía móvil: “en modo vuelo”): allá por junio ingresé a una librería de viejo y en el hurgamiento no saltaba nada que esfumara mi desinterés. Estaba por claudicar y salir con las manos despobladas, pero me detuve en un libro que ya había visto antes varias veces en ese mismo sitio atestado de títulos imprevisibles. O sea, ese libro había recibido mi recurrente desdén y quizá, porque allí seguía, el de muchos otros potenciales compradores. El caso es que, dado el nulo fruto de aquella incursión a la librería, me detuve en el volumen y leí su cuarta de forros. Bien. Luego leí la semblanza del autor en la primera solapa, e igual, bien. Ya observado con un poco de detenimiento, el libro parecía ofrecer algo bueno por los pinchurrientos ochenta pesos que costaba. Y me lo llevé.

Al llegar a casa (era sábado) comencé a deslizar mi atención en la primera página de Regreso a Reims (Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2015, 250 pp., traducción de Georgina Fraser), de Didier Eribon (Reims, 1953). Lo que pasó después de acceder a esos renglones es que ya no pude detenerme y para el domingo en la noche lo había terminado. Y pensé: “Este será uno de los mejores libros que leeré en 2023”. Es agosto, llevo varios leídos, claro, pero Regreso a Reims sigue estando entre mis nominados para llevarse el galardón “El mejor libro que leí en el año”, premio que por otro lado a nadie le importa, salvo a mí.

¿Y qué es Regreso a Reims? Han pasado más de dos meses desde que lo leí y conservo intacto lo que me deparó, tanto que casi no necesito tener el libro a la vista para reseñarlo. Es una memoria, la del sociólogo y filósofo Didier Eribon. Su encanto, el poder persuasivo de esas páginas, radica, creo, en la sinceridad con la que asume el tema de su libro que —como decía Montaigne— es el mismo autor y la apretada maraña de dificultades que encaró para llegar a la respetabilidad intelectual de la que ahora goza. Hijo de una familia pobre, ignorante y algo disfuncional por lo violenta, Eribon debió romper a ciegas el cascarón de su futuro académico y, junto a esto, lidiar con el descubrimiento, otra adversidad, de su condición homosexual.

La recordación es tan minuciosa como severa: además de relatar las circunstancias necesariamente difíciles para un chico y luego un joven con aptitudes pero sin orientación ni recursos, Eribon analiza los pliegues de su conducta, la manera en la que fue construyendo su visión de la realidad, lo que incluye, conforme avanzaba a los tumbos su vida académica, la vergüenza de su origen social en un medio, el académico francés, que no excluye el clasismo y está diseñado para anular la movilidad ascendente. Como buen sociólogo, Eribon coloca su individualidad en los contextos políticos y culturales que se fueron dando en su país y su llegada a un plano en el cual la cátedra y los libros testimonian que, pese a todo, alcanzó un pico alto de respetabilidad intelectual.

En suma, Regreso a Reims describe en primera persona, sin eufemismos, sin ambages, la accidentada edificación de un destino. Para cuajar en lo que cuajó Eribon, fueron determinantes la voluntad y ciertas carambolas favorables, no la estructura de un sistema diseñado para escamotear oportunidades a quienes comienzan el partido de sus vidas perdiendo cinco goles a cero.

Didier Eribon es autor de una biografía de Michel Foucault (traducida a veinte idiomas) y ha publicado también varias obras como Identidades: reflexiones sobre la cuestión gay, Una moral de lo minoritario y Herejías: ensayos sobre la teoría de la sexualidad. Es hoy considerado uno de los intelectuales franceses más importantes; la Universidad de Yale le otorgó en 2008 el James Robert Brudner Memorial Prize.

Su Regreso a Reims es un libro inteligente y entrañable al mismo tiempo.