Así
sea de lejos y como mero oyente de sus avances, he sido testigo de la más
reciente escritura de Saúl Rosales. Gracias a nuestra conversación sabatina me
he enterado en tiempo real del trabajo que a diario despliega para organizar
sus materiales en conjuntos de cuartillas que luego serán libros. Ecos de Comala y el llano, título que
presentamos esta tarde, es el caso más reciente de lo que digo. Hace, creo,
poco menos de tres meses, en mayo, Saúl me comentó que estaba por cerrar la
hechura de algunos ensayos sobre Rulfo a los que deseaba añadir uno de sus
cuentos (no de Rulfo, sino de Saúl). Poco después me lo envió y comenzamos la
labor de edición que esta noche convida su resultado.
El
autor me ha pedido la cuarta de forros, una forma de textualidad que puede ir o
no firmada. Cuando sí, como en este caso, no es viable acatar los usos y
costumbres del género, soltar así nomás hipérboles irresponsables sobre el
valor descomunal, muchas veces sólo hipotético, del contenido. La mía, mi
contratapa, es meramente descriptiva y observa que Ecos de Comala y el llano propone dos rutas de asedio a la obra de
Juan Rulfo: la primera al fondo, donde el escritor lagunero subraya el
primitivismo, la irracionalidad reflejada en el universo de los personajes
rulfianos; la segunda a la forma, costado en el que destaca el recurso de los
ecos o de las aliteraciones como generadores de eufonía en toda la extensión de
El llano en llamas y de Pedro Páramo, además de la curiosidad
que implica el uso de los adverbios allí
y ahí. Asimismo, el autor ha
incorporado “Autorretrato con Rulfo”, cuento que oscila entre la memoria y la
ficción. Este periplo crítico y narrativo de Saúl Rosales alienta, en suma, lo
que debe alentar toda cala a la obra de un grande como Rulfo: invitarnos a revisitarla,
a reencontrar en ella los dones de la belleza y el asombro.
El
libro contiene, pues, cinco ensayos titulados “Cómo llegué a Comala (o cómo
llegué a leer Pedro Páramo)”,
“Primitivismo del rencor vivo y otras pasiones”, “Ecos de Comala y el llano”,
“Allí en El llano en llamas”,
“Primitivismo pedroparamero” y el cuento “Autorretrato con Rulfo”. El viaje
entonces nos lleva a ponderar algunos rasgos del alma contenida en la obra
rulfiana y algunos otros referidos al cuerpo. En el primer caso, es fundamental
lo expuesto por Saúl Rosales en su ensayo sobre lo que él denomina
“primitivismo”. De hecho, creo que este es un lado de la moneda (de oro) que
hace grande al narrador jalisciense: haber roto con la mirada de la literatura
y del cine mexicanos, artes que por su ánimo benefactor, el ánimo de época
alentado por la Revolución, tropezaban en la demagogia de pensar que en el
medio rural de nuestro país y de cualquier otro, es decir, en la pobreza y la
ignorancia, los seres humanos son incapaces de maldad y torceduras espirituales,
casi como si fueran los buenos salvajes imaginados por Rousseau. Vemos que no.
Vemos que sin caer en la denuncia explícita, sin incurrir en la oratoria
bienintencionada, Rulfo deja ver en su obra pliegues de la realidad que
evidencian la complejidad de sus personajes, su acción basada en el instinto (que
deriva en la barbarie) y no en la razón que en teoría desemboca en realidades
civilizatorias. Ahora bien, ese mundo, el de nuestro campo y sus habitantes, ha
sido expresado de una manera poética y sólo sencilla en apariencia. La forma
usada por Rulfo fue perfecta y está llena de malicias, como el uso de las
aliteraciones o repeticiones (“ecos”) muy bien detectadas por Saúl, quien nos
aproxima copiosos ejemplos.
Saúl
Rosales nació en Torreón, en 1940. Es Miembro Correspondiente de la Academia
Mexicana de la Lengua. Su libro de cuentos Autorretrato
con Rulfo fue seleccionado para la colección “Literatura Mexicana
Contemporánea ¿Ya Leíssste?” Se le concedió el reconocimiento de Creador
Emérito de Coahuila en 1999; se le otorgó el de Ciudadano Distinguido de
Torreón en 1990 y 2004; la medalla al Mérito Universitario “Miguel Ramos
Arizpe”, de la UAdeC y la medalla “José Revueltas”, del Proyecto Cultural Revueltas,
en 2019.
Reitero en suma que Ecos de Comala y el llano es una breve e inteligente invitación a recorrer por dos rutas la obra del escritor más extraño que dio México a la literatura del siglo XX. No dudo que en leyendo a Rosales muchos apetezcan ir de nuevo a las páginas de Rulfo, y este no es un mérito menor de la crítica literaria. De hecho, creo que es, entre muchos otros, el más importante.
Nota. Texto comentado, no leído, el 27 de julio de 2022 en el Teatro Garibay durante la presentación del libro Ecos de Comala y el llano, de Saúl Rosales, en la que participamos Fernando Fabio Sánchez y yo como presentadores. Estos párrafos no los leí in situ porque no los llevaba impresos y al final no me funcionó en la modalidad digital del celular. Leídos o improvisados, para el caso fue lo mismo.