sábado, julio 30, 2022

Invitación a Rulfo por Saúl Rosales

 







Así sea de lejos y como mero oyente de sus avances, he sido testigo de la más reciente escritura de Saúl Rosales. Gracias a nuestra conversación sabatina me he enterado en tiempo real del trabajo que a diario despliega para organizar sus materiales en conjuntos de cuartillas que luego serán libros. Ecos de Comala y el llano, título que presentamos esta tarde, es el caso más reciente de lo que digo. Hace, creo, poco menos de tres meses, en mayo, Saúl me comentó que estaba por cerrar la hechura de algunos ensayos sobre Rulfo a los que deseaba añadir uno de sus cuentos (no de Rulfo, sino de Saúl). Poco después me lo envió y comenzamos la labor de edición que esta noche convida su resultado.

El autor me ha pedido la cuarta de forros, una forma de textualidad que puede ir o no firmada. Cuando sí, como en este caso, no es viable acatar los usos y costumbres del género, soltar así nomás hipérboles irresponsables sobre el valor descomunal, muchas veces sólo hipotético, del contenido. La mía, mi contratapa, es meramente descriptiva y observa que Ecos de Comala y el llano propone dos rutas de asedio a la obra de Juan Rulfo: la primera al fondo, donde el escritor lagunero subraya el primitivismo, la irracionalidad reflejada en el universo de los personajes rulfianos; la segunda a la forma, costado en el que destaca el recurso de los ecos o de las aliteraciones como generadores de eufonía en toda la extensión de El llano en llamas y de Pedro Páramo, además de la curiosidad que implica el uso de los adverbios allí y ahí. Asimismo, el autor ha incorporado “Autorretrato con Rulfo”, cuento que oscila entre la memoria y la ficción. Este periplo crítico y narrativo de Saúl Rosales alienta, en suma, lo que debe alentar toda cala a la obra de un grande como Rulfo: invitarnos a revisitarla, a reencontrar en ella los dones de la belleza y el asombro.

El libro contiene, pues, cinco ensayos titulados “Cómo llegué a Comala (o cómo llegué a leer Pedro Páramo)”, “Primitivismo del rencor vivo y otras pasiones”, “Ecos de Comala y el llano”, “Allí en El llano en llamas”, “Primitivismo pedroparamero” y el cuento “Autorretrato con Rulfo”. El viaje entonces nos lleva a ponderar algunos rasgos del alma contenida en la obra rulfiana y algunos otros referidos al cuerpo. En el primer caso, es fundamental lo expuesto por Saúl Rosales en su ensayo sobre lo que él denomina “primitivismo”. De hecho, creo que este es un lado de la moneda (de oro) que hace grande al narrador jalisciense: haber roto con la mirada de la literatura y del cine mexicanos, artes que por su ánimo benefactor, el ánimo de época alentado por la Revolución, tropezaban en la demagogia de pensar que en el medio rural de nuestro país y de cualquier otro, es decir, en la pobreza y la ignorancia, los seres humanos son incapaces de maldad y torceduras espirituales, casi como si fueran los buenos salvajes imaginados por Rousseau. Vemos que no. Vemos que sin caer en la denuncia explícita, sin incurrir en la oratoria bienintencionada, Rulfo deja ver en su obra pliegues de la realidad que evidencian la complejidad de sus personajes, su acción basada en el instinto (que deriva en la barbarie) y no en la razón que en teoría desemboca en realidades civilizatorias. Ahora bien, ese mundo, el de nuestro campo y sus habitantes, ha sido expresado de una manera poética y sólo sencilla en apariencia. La forma usada por Rulfo fue perfecta y está llena de malicias, como el uso de las aliteraciones o repeticiones (“ecos”) muy bien detectadas por Saúl, quien nos aproxima copiosos ejemplos.

Saúl Rosales nació en Torreón, en 1940. Es Miembro Correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. Su libro de cuentos Autorretrato con Rulfo fue seleccionado para la colección “Literatura Mexicana Contemporánea ¿Ya Leíssste?” Se le concedió el reconocimiento de Creador Emérito de Coahuila en 1999; se le otorgó el de Ciudadano Distinguido de Torreón en 1990 y 2004; la medalla al Mérito Universitario “Miguel Ramos Arizpe”, de la UAdeC y la medalla “José Revueltas”, del Proyecto Cultural Revueltas, en 2019.

Reitero en suma que Ecos de Comala y el llano es una breve e inteligente invitación a recorrer por dos rutas la obra del escritor más extraño que dio México a la literatura del siglo XX. No dudo que en leyendo a Rosales muchos apetezcan ir de nuevo a las páginas de Rulfo, y este no es un mérito menor de la crítica literaria. De hecho, creo que es, entre muchos otros, el más importante.

Nota. Texto comentado, no leído, el 27 de julio de 2022 en el Teatro Garibay durante la presentación del libro Ecos de Comala y el llano, de Saúl Rosales, en la que participamos Fernando Fabio Sánchez y yo como presentadores. Estos párrafos no los leí in situ porque no los llevaba impresos y al final no me funcionó en la modalidad digital del celular. Leídos o improvisados, para el caso fue lo mismo.