No veo la razón para no creer en la posibilidad, al menos en la posibilidad, de que la obsesión presidencial y panista en los últimos dos años ha sido descarrilar a AMLO. Antes y poco después del 2 de julio se pueden contar, mínimo, cinco evidencias claras que tuvieron ese propósito. No son inventos, pues hasta los más escépticos van terminando por aceptar que eran batallas de la guerra PAN-PRD rumbo a la sucesión presidencial. Estas son:
1. Los videos filtrados por el diputado panista Federico Doring en el programa El mañanero, de Brozo, el 3 de marzo de 2004. Poco antes, el 1 de marzo, en El Noticiero de López Dóriga fue difundida la imagen de Gustavo Ponce como tahúr en Las Vegas.
2. En los primeros meses de 2005 arreció el más grande intento por aniquilar a AMLO. Mañosamente, cual sicarios con curul, el 7 de abril las bancadas del PAN y del PRI votaron a favor del desafuero. El teatro se vino abajo, tras una inmensa concentración popular en el zócalo, a finales de abril. El gobierno de Fox, artífice de la iniciativa antipejista, reculó.
3. En febrero inició a todo tren (y así siguió) la campaña mediática de la ultraderecha para ubicar a AMLO como “un peligro para México”. Nunca antes en la historia de nuestro país se había visto propaganda similar, el mayor ejemplo de modales cavernarios al servicio del miedo y la animadversión inducidos por la Gestapo mexicana.
4. Sin ser aclarados del todo hasta el momento, poco antes de la jornada electoral del domingo pasado fueron descubiertos los nexos entre las empresas de Diego Zavala, cuñado de Calderón, con el IFE. Tenues o estrechos, esos vínculos todavía no dejan de ser una fuente de sospechas que por sí solas deberían motivar una revisión escrupulosa del proceso.
5. Entrada la noche del 2 de julio comenzaron a fluir los resultados del PREP. Calderón comenzó a la cabeza y nunca perdió la delantera. Curiosamente, el miércoles, desde que se cumplieron las primeras seis horas del conteo de las actas por distrito, AMLO se fue adelante. Algunos medios dieron noticia de la ventaja perredista, no así Televisa, que en sus emisiones informativas regateó misteriosamente su tradicional despliegue de reporteros y la puntualidad de la que siempre blasona. Por algo será.
Escribo esto a las 20:11 pm del 5 de julio. Según el último corte del que puedo disponer (El Universal), AMLO tiene 36.52% y Calderón 34.74%. Termine esto como termine, no sólo tendremos ganador, sino un gran derrotado: el PREP. Ignoro si los científicos del IFE siquiera se sonrojarán: el 84.13% computado y nunca ha ido arriba Calderón. La cosa sigue pestilente.