Elba Esther Gordillo Morales merece una estatua ecuestre para que allí luzca su figura de amazona. Hasta el momento es el único ser humano sobre la tierra que ha retado abiertamente a Madrazo y lo ha vencido. Nomás por eso, los priístas deberían estar temblando, aunque por ahora noto que más bien andan de plácemes, algo confundidos eso sí, como cucarachas recién fumigadas pero en el fondo muy felices de saber que ya, por fin, bendito sea el altísimo y benditos los ángeles del cielo, el coágulo de Tabasco ya no amenaza más por allí. Labastida, Jackson, Beltrones, Danny DeVito Chuayffet mueven sus fichas para apoderarse de la estructura recién zarandeada y eso lo están haciendo sin público, sin reflectores, dado que los ojos del país están mirando hacia otro rumbo desde el 2 de julio.
La ganancia de la profesora chiapaneca no fue poca en las pasadas elecciones. De hecho, bien observado el producto que sacó en su inteligente redada, ella es hoy una de las más afortunadas: su pelele Campa sirvió de maravilla para simular una candidatura presidencial, golpeó al enemigo en el primer debate y al final inclinó el voto magisterial para Calderón y para el Panal el de candidatos a legisladores. A diferencia de su contrincante tabasqueño que del 2 al 3 de julio se convirtió, sin ser embalsamado, en un cadáver político, la primera profesora del país tiene ahora un capital que le permitiría jugar a lo que se le antoje. La expulsión es, en este contexto, una especie de pellizco queriendo matar a tremenda vaca.
Los muchos resentidos con Madrazo, quien tomó por asalto al PRI y amenazaba, de ganar la presidencia, revivir y revitaminar al vetusto dinosaurio, saben que la maestra Elba esconde, tras su fragilidad de señora convencional un tanto verdulera, a un animal político que no por nada controla al sindicato más poderoso de Latinoamérica. Descarada, sagaz y paciente como un arácnido, ella es un peligro para los grupos que hoy se quieren echar al PRI en un taco. ¿Y si la señora siguiera allí? Lógico: les comería el mandado a todos, pues fue la única que encaró a Madrazo y fue la que mejor maniobró con varios gobernadores del tricolor, así que pocas esperanzas habría de ganarle una partida aunque fuera de canicas.
Fresca, saludable, la maestra Gordillo recibió la noticia de su expulsión sin un ápice de intranquilidad. ¿De qué puede alterarse en este momento, si pasó por encima de su partido y demostró que sabe operar en lo oscurito con una solvencia incomparable?
A estas alturas, de todo el PRI, ella es la única que ríe con gusto. Ganó su desafío principal: madreó a Madrazo.