Las críticas al IFE no se dan a toro pasado, pues en las semanas anteriores al 2 de julio hubo evidencias de que, además del tufillo a cibercuñado que rondaba por allí, algo hedía en el manejo del padrón. Documentó meticulosamente el asunto Julio Hernández (www.juliohernandez.com.mx), quien mostró evidencias sobre la cambiadiza web del IFE. Ya era demasiado tarde para corregir las irregularidades, sin embargo, y las elecciones llegaron.
La historia del PREP ya la sabemos. Sospechoso arranque de resultados (¿adivinemos a quién favorecían muy selectivamente los primeros números?); sospechoso emparejamiento de los punteros que pese a la tendencia casualmente nunca llegaron a intersectar; sospechoso mensaje de Fox repitiendo sin pausa y con asombrosa soltura (como siguiendo un guión) las palabras de Ugalde.
El conteo que empieza hoy miércoles a las 8 am será el definitivo, más allá de lo que diga el PREP. Pero aparte de ese cómputo, ya estamos en condiciones de establecer algunos saldos de la contienda. Ganó la maestra Gordillo, pues dividió el mafioso voto de los profes, le dio el de presidente al PAN y el de senadores y diputados al Panal: negocio perfecto. Ganó el PRD, que en la presidencial pasó, hasta el conteo de hoy, del 17% de Cárdenas en el 2000 al 35.34% de AMLO. Ganaron holgadamente el PRD y el PAN en sus cotos: el DF, para uno; Guanajuato y Jalisco, para el otro. Ganó Alternativa el acceso a un jugoso financiamiento que ahora parará, como el de los Verdes, en las manos de dos o tres familias.
Perdió el PRI, quien del 39% ganado por Labastida en el 2000 pasó al tentativo 21.57% de Madrazo en el 2006. Perdió Fox, quien pese a su grosera intromisión en el proceso pasó del 42% en el 2000 al 36.38% (según el PREP) de su candidato en el 2006.
Por supuesto, el saldo que interesa es el de la injusta justa por la presidencia de la república. A la luz de las cifras, las pasadas elecciones han reprobado tajantemente a Fox, pues si le hacemos caso al 36.38%, es innegable que ni con la maquinaria del Estado a su merced, ni con la intrusión discursiva en pro del continuismo, ni con la guerra sucia que inició con el desafuero y siguió con los espots nazis pudo lograr que su boy scout michoacano pasara la barrera del 40%.
Ahora Calderón, ceñido al libreto, tiende la conciliadora mano a AMLO. Esto, más que hipocresía, es cinismo, pues para ganar primero lo acusó de violador y hoy le presta hasta a su hermana. Lo congruente sería, ya como presidente del país, destruir al Peje, despedazarlo, acabarlo. No por nada el tabasqueño es, ¿o siempre no?, un peligro para México.