Durante meses, muchos académicos honestos, artistas de fértil trayectoria y críticos de lo más agudo hablaron sobre la seducción que el mesías tropical ejerció sobre una buena parte de la fauna intelectual mexicana. No pude ser posible, resaltaron, que nomás por nomás un demagogo consiguiera hechizar a tanto ciudadano dizque pensante. ¿Qué no se dan cuenta del neodictadorzuelo que es? ¿No advierten el peligro por el que pasará México si llega al poder ese caudillo megalómano? Las respuestas a esas preguntas justificaron para ellos la andanada legaloide del desafuero, la sostenida fusilería mediática y al final el grosero fallo del Trife en el que nomás le recetaron a Fox diez padresnuestros de penitencia.
Quiero suponer ahora que la comunidad cultural no sólo deseaba denunciar la vileza del plan destructivo oficial, sino que ya sospechaba, por las pruebas ofrecidas en el foxismo, lo que hoy estamos viendo con FCH: que para el gobierno de la reacción empresarial la cultura importa tanto como el índice dow jones a un poeta maldito. Si la prueba del menosprecio foxista a la cultura se dio al arranque de aquel sexenio con la designación de una señora tontota al frente del Conaculta (no es gratuito que se le llamara desde entonces Consejo Nacional para la Costura en las Tardes), FCH hizo lo suyo para demostrar que la cultura seguirá siendo en su amañado sexenio un apéndice prescindible, la molesta cancha donde se mueven locos, putos y mariguanos que no tienen derecho a ingresar en el reino de la plata oficial.
El 30 por ciento de reducción al presupuesto cultural, la llegada de Josefina Vázquez Mota a Educación, el arribo de un cruzado medieval al Conacyt, en contraste con el endurecimiento de las áreas de gobernación y seguridad son una prueba hoy tangible de que tal vez el mesías tropical hubiera sido peligroso en teniendo el poder presidencial, pero acaso no menos que los caballeros de Colón que, como el culto Fox, quisieran sacar el pistolón cuando oyen la palabra cultura.
Taibo II lo sintetizó muy bien ayer: “los dos primeros actos de este gobierno son detener a los mediadores de Oaxaca que iban a entrevistarse en la Secretaría de Gobernación y disminuir el presupuesto a la cultura. Si ese señor Calderón quería hacer un retrato de sí mismo y el futuro, lo logró plenamente, es el retrato ideal”.
A estas alturas todo político es un peligro hasta que demuestre lo contrario. Si AMLO se hubiera hecho de la presidencia, en este momento ya sabríamos cuál sería su presupuesto a la cultura. No sé de cuánto sería, pero dudo que le hubiera trasquilado el procaz 30 por ciento de FCH.