Todo huele mal cuando uno acerca la nariz a la gangsteresa Gordillo. Repitamos su lista de cotos vigentes: una senaduría, varias diputaciones, un partido político y su financiamiento, el Issste, una subsecretaría de la SEP, el sindicato más grande de América Latina, en suma, dinero a pasto, control político extremo, corrupción que deja a Calígula convertido en Winnie Pooh. ¿No es demasiado? Esa y otras preguntas nos hacemos los ciudadanos de segunda cuando vemos casos como el de la líder sentista (por una letra también casi “santista”, y ya nomás eso le faltaría para acabar de aborrecerla).
La historia reciente de madame Gordillé está marcada por el éxito en la tenebra política y la consecuente adquisición de cuotas. Sus servicios al poder de turno han sido tan redituables que, terminado el 2 de julio, ella fue ubicada casi por unanimidad periodística como la ganona principal en la tómbola, pues operó como eficaz escarabajo, recordemos, para hacer proselitismo a favor del candidato panista cuando ya Roberto Madrazo (qepd) garantizaba al PRI un indiscutible tercer lugar.
Tras la imposición, sólo era necesario esperar el reparto del queso para ver el espectáculo del cuotismo entre los ratones. A la más añeja usanza del PRI, el nuevo e ilegítimo Ejecutivo tuvo que otorgar posiciones importantes a la doña magisterial. Llegó a sonar incluso la apocalíptica especie de que ella, sí, ella quería la SEP para tragársela en un taco. Ya tenía bien asegurado en su huacal el sindicato, un partido rémora, diputados y senadores, pero como su largo colmillo no tiene llenadero, hasta el momento, entre lo más sobresaliente, ya colocó a su alfil de lujo Miguel Ángel Yunes Linares en el Issste, caja chica que se vuelve estratégica para seguir hinchando de ganancias a la Ma Baker del profesorado nacional. Luego vino la designación que excedió los cálculos más pesimistas de quienes todavía creen (yo ya no) en la salvación educativa de México: tras el nombramiento de Josefina Vázquez Mota como encargada de la SEP (lo cual convirtió de golpe a Reyes Tamez en el segundo Vasconcelos de la historia), hace unos días el presidente de la usurpación le echó otro quinto al piano de la Gordillo: Fernando González Sánchez, yerno de la chiapaneca que tranquilamente pudo haber nacido en Palermo, amarró para ella la subsecretaría de Educación Básica de la SEP, otro predio fundamental no para los intereses del magisterio, sino de su líder y los truhanes que la acompañan.
En resumen, entre más amarra huesos la doña magisterial, más negro pinta el futuro de la educación en México. La Gordillo, ella sola, es una plaga.