Esta semana recibí dos cartas motivadas por sendas columnas: la del miércoles, dedicada al nuevo programa televiscoso que tiene como eje al grupo Timbirieche, y la de ayer, referida al premio Rómulo Gallegos obtenido el martes por Elena Poniatowska. En ambos casos, mis amables interlocutores son dos académicos a los que aprecio y respeto. Sus opiniones me parecen muy interesantes, y complementan con gran tino lo que ya no pude decir por falta de espacio y/o de competencia. Los cito.
Heriberto Ramos, especialista en administración de alta escuela, lector/colaborador asiduo de la revista Expansión, me dice sobre el reality de Televisa: “Leí tu nota hoy en Milenio; estoy de acuerdo, es degradante. Tú mencionas el ‘qué’, te comento dos cosas para explorar el ‘por que’.
1. ¿Qué canal de televisión tiene más utilidades, MTV o Animal Planet? MTV vende más, pero sus costos son más altos porque tiene que pagar sueldos y regalías a artistas consagrados para los videos; Animal Planet vende menos, pero los animales no cobran.
Televisa y TV Azteca tienen en sus realitys un modelo de negocio con lo mejor de ambos mundos, a este público (y a los anunciantes) le venden como si fuera MTV, pero a los chavitos les pagan como animales. Resultado: ganancias exorbitantes.
2. La frase de Azcárraga ‘hago television para jodidos’ ha sido muchas veces citada, pero existe otra en su biografia no autorizada (libro El Tigre) donde a la comunidad inversora de Wall Street (1991), con motivo de la emisión de acciones de Televisa, le dijo: ‘En Televisa hacemos Madonnas cada semana, y así las desechamos”.
Así pues, el negocio es degradar a los jóvenes, a los que quieren ser superestrellas, y a los que los ven por tv”. Hasta aquí la opinión de Heriberto Ramos.
Luego, ayer, Édgar Salinas Uribe, maestro y periodista, me mandó un breve mensaje sobre el último parrafito de la columna en la que comenté el premiazo de Poniatowska (“Un día antes del triunfo nacional contra Brasil en Venezuela, México hizo allá algo todavía más importante: ganó el Rómulo Gallegos 2007”). “… coincido, Jaime, México ganó algo más importante con el Rómulo que con el triunfo sobre Brasil. Claro, los 100 mil dólares para doña Elena son pocos comparados con los millones que le pueden redituar a Nery Castillo por haber osado decirles a los brasileños qué es jugar futbol. De uno y otro triunfo, a la masa nos queda el festejo, el recuerdo y poco menos que nada, en términos monetarios”. Pues sí. Y pese a eso, creo que todo triunfo mexicano vale. El chiste es no resaltar nomás los éxitos futboleros, que por otro lado han sido, como bien lo sabemos, escasos.