Fui invitado para hoy a Cambios, el nuevo programa de Multimedios Canal 9. No pude asistir, pero aquí abordo, con la brevedad que me permite este espacio, cinco puntos centrales de lo realizado hasta ahora en la actual administración federal.
1. Seguridad. En definitiva, el tema de mayor importancia de la agenda nacional en el medio año que llevamos de calderonismo es el de la lucha contra la delincuencia. Sería absurdo pensar que en este lapso se ha dado algún avance, siquiera mínimo, en la desarticulación de las bandas delictivas más poderosas que operan en el país. Lejos, muy lejos de eso, la falta de organización y la carencia de una estrategia definida, así como el apetito por capitalizar mediáticamente los fatuos operativos, han provocado un agravamiento sin precedentes en el clima de violencia. Y tira a empeorar.
2. Educación. Nunca como en este sexenio recién nacido se había visto que la educación del país tuviera un dueño con nombre y apellido: Elba Esther Gordillo. Ella y el sindicato que controla, corruptísimo él, tiene secuestrada la estructura toda de la educación en México, y esto puede afirmarse no sólo por el peso nefasto del SNTE como arma de intimidación o por el control del Issste y no se diga de la subsecretaría de la SEP (en manos de un yerno estratégico). Se puede afirmar que la educación del país está bajo control gangsteril simplemente porque la Gordillo tiene atado a Calderón al menos en este rubro, y nada que tenga algo que ver con la educación será echado a andar si antes no lo palomea la Profesora.
3. Política interior. Es ingrato comprobar que en seis meses se ha endurecido el discurso del poder no tanto para ir en contra de quienes delinquen, sino para criminalizar, en un sentido demasiado laxo, a todo aquel que se manifieste en contra del actual gobierno. Muchos especialistas han advertido ya sobre el gradual proceso de fascistización que padece el país, razón por lo cual el ejército ha sido puesto en la calle para patrullar presuntamente en operativos antinarco, de todas maneras ilegales, y sobre todo para hacer “natural” su presencia por si se ofrece en otros menesteres.
4. Relaciones exteriores. Ya sin Fox, que era un chivo en cristalería cuando de relaciones externas se trataba (e internas también), la política exterior de nuestro país, dañada de gravedad en el sexenio anterior, ha avanzado en estos seis meses al menos en mesura. No pudo, ni podrá, ser Calderón un protagonista hemisférico, pero tiene al menos la contención verbal que nunca tuvo su predecesor. Algo es algo.
5. Medios. México sigue atosigado por el duopolio de la tv y por la amenaza de una ley leonina hoy, por fortuna, multicuestionada.