Que la oposición al usurpamiento ya se aguangó, que el Frente ya se quedó solo, que los diputados ya no meterán las manos, que esto y que lo otro han dicho y vuelto a decir en la tele y en todos lados los amantes de la paz y del progreso, pero de cualquier modo ya la Cámara está militarizada y Espino y Zermeño no cesan de exponer la teoría del mátalos en caliente para que Felipe llegue hasta donde tenga que llegar. Es una contradicción, entonces, pues no es posible tener miedo a lo que ya se desinfló.
La toma de protesta sirve perfectamente para anticipar el estilo de gobierno que le espera a la oposición con el arribo del michoacano. Junto al ex secretario de Energía, Fox parecerá Hello Kitty en materia de mano dura. “Es de mecha corta”, se ha dicho sobre el temperamento de Felipe, y quienes lo han tratado de cerca confirman que sus pulgas son escasas.
Lo terrible aquí es que, en la marcada polarización que todavía padece y padecerá el país, hay un caldo de cultivo neonazi que con toda alegría podría avalar los campos de concentración y las cámaras de gas para quienes se pasen de lanza y quieren llevar sus insubordinaciones más allá del primero de diciembre. Por eso el ambiente informativo huele a violencia, por eso los medios han tendido a criminalizar los actos políticos opositores, para justificar después la represión y aparte recibir aplausos públicos.
En su columna jornalera de ayer, Julio Hernández, otrora colaborador de El cristal con que se mira de Televisa, sacó un hermoso botón de muestra para ilustrar la animosidad que va más allá de lo verbal y anhela vil garrote para los simpatizantes de las causas negativas. Sin un átomo de ternura, un lector de Hernández le ha enviado diecinueve cartas electrónicas desde una oficina bancaria (es Javier Ricardo Terrazas Meneses, y escribe desde jaterramene@banamex.com). Yo he recibido uno que otro pellizco, pero todavía no la andanada con swástica que le envían al columnista de La Jornada: “Represión. Así será y así ha de ser... brutal represión totalitaria (...) Probablemente el medio será la fuerza bruta, así pagando los platos rotos los reprimidos, los jodidos, los que se plantan para exigir algo, los brutos y los resentidos. Todo sea por tener orden, para poder progresar”, le dice en una cartita de amor. Y en otra: “Yo espero que les manden al Ejército y los repriman como en el 68. Al mero estilo diazordacista. Sería hermoso, verdaderamente hermoso¡¡¡ (…) Pinche indio asqueroso de raza inferior. Muérete. ¡Debemos exterminarlos. El saldo blanco del que hablas, pronto se tornará de rojo. Ese rojo hermoso de sangre de cerdos pejistas!”