domingo, septiembre 24, 2006

El centenario según Corona

El evangelio según Van Hutten, extraordinaria novela del narrador argentino Abelardo Castillo, inicia con un planteamiento que juzgo perfecto: “Toda historia, creíble o no, necesita un comienzo. No es así en la vida real, donde nada empieza ni termina nunca, simplemente sucede, donde las causas y los efectos se encadenan de tal modo que para explicar debidamente el encuentro casual de dos desconocidos, un sueño o una guerra entre naciones, uno debería seguir su rastro hasta el origen del mundo…”.
¿En dónde comenzar con una historia si el objeto a historiar que vayamos a elegir será la consecuencia de una concatenación infinita de causas y de efectos? ¿En dónde empieza, pues, la historia de Torreón? Obviamente, la parcelación que los historiadores hacen del pasado es sólo un convencionalismo, una manera de partir el inmenso pastel del pretérito para que lo podamos digerir. Así, sabemos que hay, para comer, una edad clásica, una media, un renacimiento, un barroco y etcétera, es decir, segmentos de lo que en realidad es una línea continúa de concatenaciones, de suerte que, al mismo tiempo, convergen en todo lo que hoy somos el dominio cavernícola del fuego, la erupción de Vesubio, el descubrimiento de América y los adelantos científicos de Pasteur.
Respecto al objeto “historia de Torreón” (voy a decirlo por enésima ocasión, porque mis paisanos son algo necios y siguen descubriendo Mediterráneos), si alguien ha tenido aquí conciencia de “la larga duración” braudeliana ése es el doctor Corona Páez. Aunque no tenga la difusión que merece debido a las supinas mezquindades que pululan a toda hora, es Corona Páez el historiador local que con mejores herramientas metodológicas y con mejores documentos probatorios ha trabajado la noción, antes que de “torreonense”, de “lagunero”. Su libro La Comarca Lagunera, constructo cultural remonta los orígenes de nuestra idea compartida de “región” a la Colonia, y lo hace con una solvencia que hasta ahora me atrevo a llamar (a ver si alguien opina lo contrario) de incontestable. Hay un detalle que olvidan muchos de los que opinan y opinan sin detener su mirada en el documento y, en caso de tenerlo frente a la vista, sin saber analizarlo bien, pues de poco sirven los textos generados en el pasado si quien los mira no sabe “interrogarlos” correctamente; lo que olvidan, digo, es que Corona Páez es un científico social, un hombre que, apegado al método más riguroso habilitado hasta el momento por la ciencia histórica, escudriña papeles, les hace las preguntas adecuadas y saca conclusiones científicamente válidas y sólo rebatibles con un procedimiento similar, científicamente probatorio, no con opiniones o pareceres o conjeturas que andan más en el cuento chino que en el rigor científico.
El asunto de la fecha precisa a celebrar es, como ha escrito Corona Páez en su foro más confiable (cronicadetorreon.blogspot.com), la que por consenso (ojo: sólo por consenso) hemos elegido, es decir, el 15 de septiembre de 1907, aunque Torreón sea algo más que un siglo de existencia. A los que andan levantando polvo con otras fechas les recomiendo que visiten esa web y el más reciente libro del cronista, quien por cierto ya prepara trabajos de investigación académica que desmitifican a los actuales “impulsores” del boom algodonero en La Laguna. Si tienen algo mejor que decir, que escriban cien-ti-fi-ca-men-te; si no, más vale ser discretos.