Alazraki nació en Argentina hacia 1934. Estudió en la Universidad Hebrea de Jerusalén y se doctoró en la Columbia University. En la actualidad es catedrático de Harvard. Entre otros, ha publicado Poética y poesía de Pablo Neruda y The Final Island: The fiction of Julio Cortázar. Él es Alazraki, Jaime Alazraki.
Hasta hace algunos meses, tal apellido judío sólo evocaba para mí al susodicho maestro de la crítica, al erudito que armó una de las ediciones más agudas con crítica a la obra de Borges; lamentablemente, la aparición pública de un mexicano llamado Carlos, también de apellido Alazraki, publicista él, vino a contaminar dicho apellido. Este sujeto, un fresota maduro que se ufana de conocer las fórmulas secretas del éxito político, tomó la responsabilidad de salvar la campaña de Madrazo en el pasado proceso electoral; fue, obvio, un fracaso plenamente justificado, pues con espots de pillos que se mean con sólo oír el nombre “Roberto” era imposible que su candidato levantara pico. En fin.
Este mismo fanfarrón publica cartas (¡oh, cartas!) en Crónica, el periódico de Carlos Salinas, y la del martes pasado fue una delicia escrita (es un decir) para denostar al mentiroso Peje. Como muchos otros estrategos de la política, Alazraki no aprobaría ni el más elemental examen de gramática, pero con todo y sus deficiencias sale a gritonear sandeces con retórica de quinceañera que escribe misivas a TVyNovelas para cepillar a Niurka. Forma es fondo, y en este caso es atroz, lo más lejano al dominio sintáctico que se supone debe tener un comunicador. Pero más allá del estilo enano, más allá de que esa carta tiene tufo de acróstico con acné, este pejicida quiere ser mordaz y se va de boca al suelo en cada frase. No puedo citarlas todas, sólo traigo tres exquisiteces de su letanía: 1) “Independientemente de que mi ética (sic) no me permitía hablar de un contrincante al estar incorporado (sic) en la campaña de Madrazo”. ¿No es ésta una contradicción? ¿Se puede hablar de “ética” y al mismo tiempo “estar incorporado en la campaña de Madrazo”? 2) “Por estas razones, no te respeto... ni te respetaré”, le dispara a su víctima. ¿Quién es él para presumir “su” respeto? ¿Osama Bin Laden? ¿Bono? ¿Umberto Eco? 3) “Por eso respeto y admiro a Al Gore. / Que ganando (sic) el voto popular, ACEPTÓ SU DERROTA PARA NO DIVIDIR A LOS NORTEAMERICANOS (sic)”. Acto fallido de nuestro mayusculoso fustigador: como Gore, el Peje debe aceptar su derrota aunque haya ganado, todo para no dividir a los mexicanos.
Por esto y más, Carlos Alazraki es, como decía Ciorán, un sujeto indigno hasta de desprecio. Primero que aprenda a redactar; a gruñidos no se vale entrar al diálogo.