En Muertes
históricas, libro de Martín Luis Guzmán, podemos leer “Ineluctable fin de
Venustiano Carranza”. El adjetivo para describir el sustantivo “fin” adelanta
desde el título la suerte que esperaba al coahuilense, lo que se refuerza con esta
entrada inmejorable de dos renglones: “El 5 de mayo [de 1920] por la mañana, la
situación política y militar de Venustiano Carranza no tenía remedio”. A partir
de este arranque somos lectores-testigos de la cacería que días después, el 21
de mayo, dará término a la vida del coahuilense en el pequeño pueblo de
Tlaxcalantongo, en Puebla. Nada que no sepamos.
El relato trabajado por MLG, magistral como
todo lo que escribió, consigna pormenores de aquella travesía del presidente
hacia su muerte; la mayoría se relacionan con las tácticas de escape y la situación
militar que le pisa los talones. En el trance, el cronista apunta que la
persecución fue mermando poco a poco las condiciones del grupo que acompañó a
Carranza. En dos pasajes, cuando la cosa ya anda muy mal y todo escasea, señala
que Carranza pidió ropa limpia, sobre todo interior.
Este último detalle me ha movido a pensar en
otro que se relaciona con el significado del adjetivo “histórico”. En más de
una oportunidad lo he comentado con alumnos y amigos, pues suele ocurrir que no
reparamos en los cambios de la mentalidad a propósito de los cambios en le
técnica y la realidad material. Notamos que los objetos han cambiado, pero
muchos gestos de la mentalidad suelen pasarnos inadvertidos.
Carranza pidió ropa interior porque para él era
intolerable usar la misma durante siete, ocho, diez días. Para él y para mucha
gente como él era un hecho ya común mudar de ropa a diario, sobre todo de la
interior. Es decir, en su ser ya está instalada esa posibilidad, parece
natural, pero no lo es, sino histórica.
Esto significa que no siempre los seres humanos han tenido urgencia de una muda de ropa. De hecho, esta necesidad es recientísima, tanto que resulta inimaginable, por ejemplo, que un soldado del siglo XIX tuviera presente lo que para nosotros es imperativo. Necesitar calzones limpios, pasta de dientes, champú, papel de baño, desodorante y mil pequeños objetos más es histórico. La humanidad no los usó durante la mayor parte del tiempo en su viaje hacia el presente.