Es del dominio público el distanciamiento que se ha dado, luego de una relación artística que produjo jugosos frutos, entre Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga, director y guionista, respectivamente, de la saga Amores perros, 21 gramos y Babel. Según se ha difundido, el resquemor obedeció a las constantes declaraciones de Arriaga en el sentido de repartir mejor el prestigio de la autoría cinematográfica. Más allá del chisme al que vive expuesto el mundillo cinematográfico, es de tomar en cuenta que el pleito, si en verdad lo hay, permite repensar un viejo malentendido relacionado con el tema de la paternidad fílmica.
¿De quién es una película?, esa sería la pregunta. Por lo regular se le atribuye al director y/o al productor, y, de una manera más laxa, el público suele atribuirla casi por completo a los actores, como si fueran ellos quienes la hubieran concebido y pagado. Nadie o casi nadie repara en el guionista, personaje que por tradición vive a la sombra y padece en general, además de baja retribución económica, cruel anonimato.
Arriaga ha sostenido una afirmación central en este debate: si el trabajo cinematográfico es un rollo colectivo, nada más erróneo que hablar de cine “de autor”, o en todo caso, cuando la historia es fundamental (como ha ocurrido en la trilogía de Iñárritu-Arriaga), resulta por demás injusto marginar al guionista para favorecer únicamente al director. En la web www.blogdecine.com encontré un post que comenta breve pero atinadamente el lío. Citan allí un reportaje en el que se plantea lo siguiente: “Los Angeles Times recientemente reportó que, en mayo, al señor Arriaga se le prohibió asistir a la premiere de la última película que ha escrito, Babel. ‘Prohibido’, sí, por su principal colaborador, el director del filme, Alejandro González Iñárritu. Según el artículo de Los Angeles Times, el realizador estaría molesto porque Arriaga se había atribuido la responsabilidad por el éxito de crítica de 21 gramos (…) Es de hacer notar que el señor Arriaga, desde el éxito de Amores perros, ha sido portavoz y un insistente promotor de la importancia de los guionistas. Es conocido el hecho de que él asegura ser el responsable del 95 por ciento de la estructura de 21 gramos y 99 por ciento de la estructura de Amores perros”. De otro diario, la voz de Arriaga: “No es cierto que esta trilogía sea de Alejandro González Iñárritu”, y “The Guardian se preguntaba, ¿quién realmente hizo Babel? Acaso no sea de extrañar, pues, que a González Iñárritu no le haga la menor gracia todo este asunto. Pero ¿tiene razón? ¿O la tiene Arriaga?”. Creo que el guionista está en lo correcto.