—Hola, Nick.
—¿Qué tal, Joe?
—¿Sabes qué parecemos en la barra de este salón del Lejano
Oeste, tomando whisky barato y a la espera de algún forastero al que sin duda tendremos
que desafiar?
—No, Joe, no sé qué parecemos.
—Pues un cliché, Nick, un maldito y sucio cliché.