Busqué
en YouTube el primer deslinde de Televisa con respecto del montaje perpetrado
por Genaro García Luna en el caso de Florence Cassez. No hallé nada, aunque de
antemano puedo aceptar que en efecto la televisora se sintió ultrajada por el
ex mandón de la ya desaparecida Secretaría de Seguridad Pública y de inmediato
procedió a denunciar que se trató de una pantomima. ¿Qué dijo Televisa en aquel
momento, poco después de que en los medios fue dado a conocer el falaz operativo
de la AFI? Ignoro si fue una nota breve o un reportaje ambicioso. Lo que sí sé
es que luego de esa aclaración, si la hubo, Televisa no subrayó la calidad de
sujeto infame que tenía el secretario García Luna y lo dejó actuar, digamos,
con total normalidad, como si no fuera un funcionario anómalo, tan poderoso y siniestro
que sólo con la oposición de muchos, entre otros de la televisora más
importante de América Latina, podía ser despedido de su cargo y hasta
procesado.
Pero
no. Según Carlos Loret de Mola, Televisa fue engañada al calor de la noticia y
unos pocos días después, al darse cuenta de que se trataba de un operativo hollywoodense,
denunció el montaje y estableció “protocolos” institucionales para no verse de
nuevo sorprendida por los montajes de García Luna o de cualquier otro funcionario
proclive a la dirección de cine.
Así
nomás. En unos cuantos minutos, Loret de Mola despachó un asunto de una
gravedad del tamaño de México: que un sujeto como Genaro García Luna,
responsable de la seguridad en todo el país, siguiera al frente de una
Secretaría que drenó millones de pesos (lo que en este caso,
asombrosamente, es lo de menos) y dejó el saldo mortal más siniestro que
recuerde la historia de la función pública internacional.
Lo
que quiero decir es que hoy, al calor del Caso Cassez en el que salió a relucir
con todo su pavoroso brillo el nombre del ex secretario y la presunta
colaboración de Televisa en la difusión del montaje, el monstruo mediático sólo
aclare que aclaró puntualmente lo que en su momento debió aclarar y punto. Por
decir lo menos, creo que esa autoexculpación de Televisa es insuficiente, y voy
a tratar de explicar por qué.
Es
cierto que cuando ocurrió el montaje, el 9 de diciembre de 2005, el hoy ex
secretario Genaro García Luna no era todavía el Genaro García Luna que poco
después conoceríamos. Si en efecto Televisa se deslindó del montaje y hasta lo
denunció, debió colocar reflectores especiales en la figura de ese funcionario
recién encumbrado al, quizá, cargo de mayor responsabilidad en la administración
calderonista, sólo ubicado un peldaño abajo al de quien detentaba la presidencia
de la República. Digo que García Luna merecía reflectores especiales desde el
principio, ya que engañó a México, engañó a Televisa, engañó a todo mundo en un
área delicadísima, tanto que pasados los meses creció de manera infernal el
número de muertos por violencia en nuestro país.
Pero
no, no hubo reflectores especiales, sólo una tardía aclaración reiterada por
Loret de Mola en estos términos:
El 9 de
diciembre de 2005 nos tocó transmitir la información de su captura [de Cassez].
A la ciudadana francesa la habían detenido un día antes y la autoridad fingió y
simuló un operativo como si estuviera sucediendo en vivo. Con lo que yo estaba
viendo en pantalla en ese momento, que es lo mismo que se estaba viendo al aire
en la señal de Televisa, con la información que estaba dando el reportero, con
la supervisión encargada a los jefes de las áreas de producción y contenidos,
quienes no me alertaron de nada extraño, yo no me di cuenta de este montaje, no
me di cuenta de esta trampa. En retrospectiva, con un análisis más minucioso de
todas las imágenes, creo que pude haber descubierto el engaño. Al calor de la
noticia, como el árbitro de futbol que no tiene acceso a la repetición y debe
decidir de botepronto, no lo hice, y lo lamento. Para nosotros el asunto no
quedó allí. El primer medio de comunicación que documentó públicamente este
montaje de la autoridad fue justamente Noticieros Televisa. Unas semanas
después, el 5 de febrero de 2006, lo exhibimos y lo denunciamos. A partir de
ese caso, en Noticieros Televisa y en Primero Noticias tomamos medidas y
establecimos protocolos para que una cosa así no volviera a suceder. El montaje
orquestado por la Agencia Federal de Investigaciones para la captura de
Florence Cassez no fue desde luego la única irregularidad de este caso. En la
averiguación previa se establece que la ciudadana francesa no tuvo derecho a
solicitar de inmediato, como marcan las leyes internacionales, el apoyo de su
embajada, le negaron un traductor, hubo cambios en las declaraciones de los
testigos… las denuncias de que se violaron los derechos humanos de la detenida
han llegado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que pasado mañana
miércoles debe resolver el controvertido caso de Florence Cassez.
Enfatizo
varios detalles de ese lánguido mea culpa.
Loret de Mola habla sin eufemismos de un “montaje”, de una “trampa”, de un “engaño”.
O sea, tiene perfecta conciencia de lo que fue aquella maniobra policial.
Luego, apenado o embusteramente apenado, como queramos, da lo mismo, usa una
metáfora futbolera para señalar que al calor de los hechos, por la
vertiginosidad inherente a la transmisión en vivo, no captó de “botepronto” el
tinte cinematográfico del operativo, pero después, tras analizar minuciosamente
el artificio, en Noticieros Televisa notaron que se trataba de una patraña y
por ello fueron los primeros en denunciarla y luego, en el plano de sus
políticas internas, se impusieron “protocolos” que sirvieran para evitar nuevas
coreografías tramadas por la autoridad.
Mi
inquietud es ésta: supongamos que en efecto, como dije hace unos renglones,
Televisa no sólo se deslindó del montaje transmitido en vivo, sino que además
lo “documentó”, lo “exhibió” y lo “denunció”, parece poco, muy poco, para el
tamaño del agravio que le hicieron y, sobre todo, parece poco, o nada, para el
tamaño polifémico que desde entonces alcanzó la maldad del secretario García
Luna. A Televisa no le habían birlado un dulce, sino que la habían involucrado
en una maniobra vergonzosa, que comprometía su credibilidad informativa (es un
decir) y que desde ese mismísimo momento daba una idea perfecta sobre la
peligrosidad del tipo que encabezaba la SSP, una peligrosidad que jamás volvió
a ser exhibida por Televisa pese a que en todos lados se sabía que García Luna estaba
atropellando todo a su paso en una guerra cuyas monstruosas consecuencias
todavía no alcanzamos a dimensionar.
Si
el agravio lo hubiera padecido el periódico La
Voz de Viesca o La Gaceta de
Sombrerete sería injusto pedir que estos pobrecitos medios se las vieran frente
a frente contra García Luna, pero lo sufrió Televisa, y por lo que se pudo ver
sólo aclaró que fue víctima de un montaje y listo, dejó actuar al delirante
secretario cuando lo que se requería —ahora uso yo una imagen del balompié— era
un perruno marcaje personal.
Hoy,
como ocurre siempre, a sabiendas de que el pasado es borroso y los expedientes
de la comunicación electrónica son de difícil seguimiento, Televisa se lava las
manos, acusa al funcionario ido de tramposo y demás, y sigue tan campante con
su telaraña de arreglos y noticias montadas de acuerdo al interés de los grupos
hegemónicos, a los cuales pertenece y representa.
Por
último, se me ocurre esto: sé que siempre lo tuvieron por loco y revoltoso,
pero si Televisa sabía que García Luna había diseñado un operativo apócrifo
desde el arranque de su gestión, si sabía que el país estaba en llamas, si
sabía que Calderón lo dejaba hacer y deshacer como verdugo, ¿por qué jamás,
entre otros documentos, aprovechó y difundió un video como el de Gerardo Fernández Noroña espetando la palabra “asesino” a quien ya por entonces tenía
convertido a México en un matadero?
Como
dicen los tuiteros: es sólo una pregunta.