No se le dice “presidente espurio” nomás por nomás, como si fuera un insulto ayuno de asideros. Se le dice así porque su llegada al máximo cargo del país obedeció no a la voluntad popular expresada en las urnas, sino a una campaña burdamente orquestada para liquidar al ganador e instalarlo en un segundo lugar ficticio. Los dichos de Fox, pues, son más que cínicas ocurrencias, son la puntita de la siniestra madeja que será jalada si a Calderón se le ocurre ejercer de veras como presidente. Fox, entonces, no sólo le mete un estatequieto al michoacano, sino que de paso aumenta la certeza de su ilegitimidad y, lo más grotesco del caso, emprende un encueradero de proporciones mayúsculas. Estos son los principales actores que, ahora sí, quedan desnudos, con sus vergüenzas al desgaire gracias a la nada gratuita verborrea de Fox:
1) En primer lugar, los medios de comunicación que secundaron a coro el apretado pero auténtico “triunfo” de Calderón. En vez de denunciar la campaña del Ejecutivo federal en contra de su enemigo, en vez de ver por el aseo del proceso electoral, se dedicaron a minusvalorar las denuncias de complot que sistemáticamente hizo “Rayito” por la simple razón de que, en efecto, como lo ha declarado Fox, el complot duró no meses, sino años. Luego, cuando se dio la “victoria”, esos mismos medios encabezados por Televisa obedecieron la consigna, también a coro, de sepultar a AMLO, de señalar los “errores” que lo llevaron a la “derrota” y su necedad de denunciar el fraude por medio de movilizaciones.
2) Como se lo espetaron a Virgilio Andrade, representante del justificadamente sacatón Ugalde en un encuentro académico recién celebrado en la UNAM, el IFE y sus consejeros hicieron el papelazo histórico, mandaron al diablo los pocos avances electorales que se habían alcanzado y reinfundieron todas las dudas posibles en el procedimiento comicial.
3) El Trife se ve, como el IFE, igualmente desnudo por el pícaro Fox. ¿Dónde están ahora esos magistrados que dieron por válida una porquería?
4) Los partidos políticos que sólo estaban esperando el cierre de las casillas para, en un acto de “grandeza” republicana, reconocer de inmediato al “ganador” y proceder al reparto de canonjías en las cámaras.
5) Queda desnudo Calderón. Si antes se cubrió con la hoja de parra que le daba una microscópica legitimidad, con las palabras de Fox ha perdido la escasa prenda que lo cubría.
Las palabras de Fox son más que palabras: son un encueradero y, lo más importante, un tácito reconocimiento de su derrota legal y de una victoria ajena: la de AMLO. (Mañana, el libelo contra Anaya).