Tomo íntagro el artículo de Paco Valdés publicado ayer en La Opinión a ladito de mi Ruta Norte. No tiene pierde lo que afirma nuestro más destacado ambientalista: o le damos a la responsabilidad compartida o le partimos su maceta a lo poco que ya nos queda del planeta. Aguas.
El clima y usted
Francisco Valdés Perezgasga (fvaldes@nazasvivo.com)
Durante miles de millones de años, la naturaleza ha estado retirando bióxido de carbono de la atmósfera y transformándolo en bosques y selvas y luego moviéndolo, lentísimamente, a depósitos enormes de carbón y petróleo en las entrañas de la corteza terrestre. Este proceso es la maravilla que ha permitido la aparición y el florecimiento de la vida en la Tierra. Antes de que esto sucediera, el planeta era un horno inhóspito. Sin esa transformación de nuestra atmósfera, con toda probabilidad, la vida nunca hubiera pasado de ser un asunto breve de bacterias y otros organismos sencillos y unicelulares. Sin oxígeno, no tendríamos este planeta precioso y azul de ballenas y ahuehuetes, de fresnos y de tángaras, de desiertos y de selvas.
Desde el inicio de la revolución industrial, los humanos hemos hecho un trabajo inusualmente eficaz en revertir buena parte de este proceso. Hemos desarrollado una civilización basada en la quema de combustibles fósiles. Nos hemos dedicado a extraer de las entrañas de la tierra —para luego liberar a la atmósfera— todo aquel carbón que la naturaleza había secuestrado. En sus inicios, la agricultura solía ser un asunto de suelo, agua y aire. Hoy no se concibe quemar combustibles fósiles indispensables para producir fertilizantes y plaguicidas, para procesar, almacenar y transportar insumos y productos.
Al iniciar este tráfico del carbono en sentido inverso, desde las tripas del planeta hacia la atmósfera, estamos también revirtiendo la rueda del clima. El bióxido de carbono y otros gases -como el metano- atrapan el calor en la atmósfera, funcionando como un gran techo de vidrio para el planeta. Al quedar dentro de este invernadero, la luz del sol nos va calentando. No lo sentimos porque sucede de poco a poco. Pero si usted tiene mi edad, recordará claramente inviernos muchísimo más fríos en los 50s y 60s que los que experimentamos ahora. De hecho, los diez años más calientes de la historia han sucedido de 1992 a la fecha. Las terribles consecuencias de este cambio de clima serán las variables que van a definir de manera drástica la calidad de vida de los jóvenes y los niños de hoy. Al Gore, quien solía ser "el próximo presidente de los Estados Unidos", lo dice con elocuencia: "el mundo no se va a terminar mañana, pero dentro de diez años, si no hacemos nada, habremos pasado el punto de no retorno hacia la destrucción".
El planeta tiene fiebre y es por nuestra culpa. Usted y yo podemos hacer algo, pero tenemos que hacerlo ya. Le paso doce recomendaciones sencillas. 1. Apague los aparatos eléctricos que no esté usando. 2. Deje el coche en la cochera. 3. Use menos agua caliente. 4. Compre productos locales. 5. Plante y cuide un árbol (o más). 6. No use secadora para la ropa (parece imposible, pero en La Laguna hay quien usa estos artilugios tan inútiles en un desierto). 7. Aísle techos, paredes y ventanas. 8. Vacacione en el país. 9. Recicle y haga composta. 10. Use focos fluorescentes. 11. Si usa el coche asegúrese que las llantas estén infladas correctamente. 12. Infórmese y actúe.
Torreón, Coahuila
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