Ojo: por lo que dice y por lo que calla, la tv siempre es un termómetro, la ventana más abierta —incluso cuando está cerrada— para mirar los diferentes rostros de la realidad, pues nunca ha mostrado empacho en erigirse como la mejor vocera o solapadora del poder. Va pues uno más de los ejemplos que tras una observación quisquillosa permiten admirar de qué madera está hecha la tele. De ahí desprendo, en consecuencia, la oscuridad con la que se maneja el gobierno federal en contraste con la lucha ostensible, abierta y hasta hoy legalmente intachable de la coalición lopezobradorista.
El lunes 7 de agosto, durante el noticiero de López Dóriga, aparecieron cortes que, como enigmática publicidad, anunciaban un programa en el que se aclararían muchos detalles de la jornada electoral. Una especie de interrogante volaba en todo el anuncio: ¿sientes que tu voto fue respetado? Si tienes dudas acerca de la jornada electoral, no dejes de ver el programa que se ofrecerá después del noticiero de Joaquín López Dóriga. Por supuesto, no lo cito textualmente, pero sé que respeto el espíritu del promocional. Y un detalle importante: nadie se atribuye la paternidad del mensaje.
¿Quién planeó/pagó ese anuncio? ¿Por qué aparece como anónimo? ¿Por qué Televisa no impidió que el mensaje mencionara explícitamente a López Dóriga? ¿Es Televisa la que lo hizo? Como dice el tango: “Sombras nada más”. Luego el programa fue una especie de alabanza a la santidad del proceso electoral, una instructivo del IFE sobre el arte de organizar elecciones impolutas. Al final, lo esperable era ver la firma institucional, pero nada: sólo tres líneas con un mensaje: Sociedad en movimiento. ¿Y?
Un importante número de mexicanos duda del aseo con el que fue realizado el cómputo electoral, y por ello exige aclarar borrones con un nuevo conteo íntegro. Su queja la ha manifestado por todos los medios, incluidas las tres asambleas informativas en el Zócalo, las decenas de plantones en toda la república, Internet, cientos de periódicos, etcétera. En cualquier caso, la petición de transparencia se ha expuesto transparentemente, frente a todo el país, con nombres propios, rostros, logos, banderas y el membrete de la coalición a la vista de México. Por otro lado, la derecha mexicana fue oscura antes de las elecciones, armó una guerra sucia marrullera, activó el fundamentalismo político a grados indecibles, dio todo tipo de patadas por debajo de la mesa, siempre con el rostro oculto.
Hoy hacen lo mismo con esos “programas” reptil: venenosos, anónimos, calladitos. No por nada se ha exigido claridad. Los oscureros no saben dar la cara.