Javier Corral, senador del PAN, publicó el lunes pasado su habitual colaboración en El Universal. Así sea un poco tarde, bien vale comentar esas palabras en este momento en el que, se insiste desde todas las trincheras, el diálogo entre las partes antagónicas ha quedado trunco. Se podrá estar de acuerdo o no con Corral, pero es un hecho que su posición lo convierte en un interlocutor simbólico de quienes se niegan a creer en la inmaculada condición de los resultados que emitió el sospechosista IFE.
Colocado en una posición intermedia, el senador chihuahuense se lamenta del extremismo en el que se han colocado los debatientes. “Con ninguno tengo interés personal de quedar bien, o acomodarme, porque de entrada rechazo tanto el fundamentalismo ideológico que divide a los políticos ‘de izquierda’ y ‘de derecha’, como el dogmatismo político que clasifica a los actores en buenos o malos”. Parte pues de ese simple presupuesto para establecer la posibilidad de conversar, dado que, a su parecer, ninguna palabra podrá ser expresada si de antemano, contumaces, etiquetamos de enemigo intransigente al posible interlocutor.
“En el manejo de la información que sobre las elecciones ha proporcionado la coalición Por el Bien de Todos y, principalmente, su candidato Andrés Manuel López Obrador, hay una especie de mala fe que tiene como ejes la parcialidad, la descontextualización, la magnificación. En un repaso cuidadoso y objetivo de cada uno de sus argumentos e impugnaciones, uno se encuentra la contradicción como dato permanente, y distintos tipos de ‘fraude’ como variables cada semana”, dice Corral.
Por otra parte, a esa postura “Se suman las declaraciones del vocero presidencial y del propio presidente Fox, ninguna afortunada, ni siquiera por excepción. El consistente golpeteo en la mayoría de los medios de comunicación electrónica a AMLO, y su correspondiente descenso en la cobertura, no refuerzan la duda sobre la elección, sino el coraje y la frustración de quienes perdieron dentro de un proceso electoral en el que aceptaron participar con reglas muy desfasadas, pero que creyeron vencerlas mediante la estrategia de la lucha de clases. A varios de mis compañeros y amigos en el PAN les he pedido no hacer de nuevo ‘perros del mal’ a los del PRD, metiéndolos a fuerza en el costal de los violentos, siguiendo el método empleado por el presidente Salinas”, añade.
“Sí, aunque resulte molesto ser rehén de una estrategia descalificadora sin sustento, es fundamental dar señales claras y contundentes de que no se opone al recuento parcial o total”. He ahí entonces el dilema del Hamlet electoral: contar o no contar, y que los adjetivos queden al margen.