miércoles, febrero 28, 2007

Babélico malentendido

Es del dominio público el distanciamiento que se ha dado, luego de una relación artística que produjo jugosos frutos, entre Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga, director y guionista, respectivamente, de la saga Amores perros, 21 gramos y Babel. Según se ha difundido, el resquemor obedeció a las constantes declaraciones de Arriaga en el sentido de repartir mejor el prestigio de la autoría cinematográfica. Más allá del chisme al que vive expuesto el mundillo cinematográfico, es de tomar en cuenta que el pleito, si en verdad lo hay, permite repensar un viejo malentendido relacionado con el tema de la paternidad fílmica.
¿De quién es una película?, esa sería la pregunta. Por lo regular se le atribuye al director y/o al productor, y, de una manera más laxa, el público suele atribuirla casi por completo a los actores, como si fueran ellos quienes la hubieran concebido y pagado. Nadie o casi nadie repara en el guionista, personaje que por tradición vive a la sombra y padece en general, además de baja retribución económica, cruel anonimato.
Arriaga ha sostenido una afirmación central en este debate: si el trabajo cinematográfico es un rollo colectivo, nada más erróneo que hablar de cine “de autor”, o en todo caso, cuando la historia es fundamental (como ha ocurrido en la trilogía de Iñárritu-Arriaga), resulta por demás injusto marginar al guionista para favorecer únicamente al director. En la web www.blogdecine.com encontré un post que comenta breve pero atinadamente el lío. Citan allí un reportaje en el que se plantea lo siguiente: “Los Angeles Times recientemente reportó que, en mayo, al señor Arriaga se le prohibió asistir a la premiere de la última película que ha escrito, Babel. ‘Prohibido’, sí, por su principal colaborador, el director del filme, Alejandro González Iñárritu. Según el artículo de Los Angeles Times, el realizador estaría molesto porque Arriaga se había atribuido la responsabilidad por el éxito de crítica de 21 gramos (…) Es de hacer notar que el señor Arriaga, desde el éxito de Amores perros, ha sido portavoz y un insistente promotor de la importancia de los guionistas. Es conocido el hecho de que él asegura ser el responsable del 95 por ciento de la estructura de 21 gramos y 99 por ciento de la estructura de Amores perros”. De otro diario, la voz de Arriaga: “No es cierto que esta trilogía sea de Alejandro González Iñárritu”, y “The Guardian se preguntaba, ¿quién realmente hizo Babel? Acaso no sea de extrañar, pues, que a González Iñárritu no le haga la menor gracia todo este asunto. Pero ¿tiene razón? ¿O la tiene Arriaga?”. Creo que el guionista está en lo correcto.

Creador de insólitos

A varios jóvenes laguneros aprecio, frecuento y admiro. Sus nombres son, para mí, sinónimo de empuje creador y buena sangre, tanto que siempre he procurado mantener con ellos un diálogo cordial. Son Fernando Fabio Sánchez, Miguel Báez, Daniel Lomas, Daniel Herrera, Carlos Castañón, Édgar Valencia, Vicente y Toño Rodríguez y otros nacidos, todos, en los setenta. Entre esos jóvenes intelectuales queridos y admirados se encuentra, sin duda, José Jiménez Ortiz, sociólogo que por esas carambolas de la vocación se ha convertido en nuestro más constante y agudo crítico de arte y, por si eso no fuera suficiente, creador él mismo de propuestas tan atrevidas como originales. Jiménez Ortiz (1,90 de estatura, compañero de Tania, orondo padre de Praxedis y autor de la columna “Contemporánea” publicada los jueves en este diario) es en realidad un niño adelantado: nació en Torreón casi ayer, en 1980.
Si me obligaran a definirlo en pocas palabras, diría que es un descubridor de insólitos. Preparado con los rudimentos teóricos necesarios para asimilar/explicar los movimientos socioestéticos que captan sus sentidos, José Jiménez siempre está dos o tres pasos adelante de la percepción mayoritaria. Sabe como pocos (y está acostumbrado a edificar hipótesis sobre ello) que la efervescente realidad social genera productos de toda índole, muchos de los cuales permean al arte y hacen imposible pensar en una estética fija, inamovible. Ante esta verdad, Jiménez Ortiz permanece atento a los cruces que establecen arte y sociedad y trata de extraer una explicación o proponer un derrotero artístico inusitado, tanto que muchas de sus creaciones apenas si podemos comprenderlas.
He conversado con él y sabe que, en contraste, soy un degustador artístico más bien atornillado a la tradición, diríase que “conservador” si no fuera porque esa palabra me provoca urticaria. Eso no es obstáculo, también eso se lo he dicho a Jiménez Ortiz, para entender o tratar de entender las nuevas apuestas, pues con toda claridad entiendo que en el arte son tan importantes los buscadores como los, por llamarlos de algún modo, “asentadores” o impulsores de lo ya encontrado.
Hace algunos meses, José Jiménez Ortiz diseñó un proyecto de los suyos: insólito. Todavía es hora en que no sé si lo he comprendido a cabalidad o estoy a medias, pero algo me dice que es estupendo, un maravilloso cruce de comportamiento social contemporáneo y (posible) nuevo camino estético: rastreó y almacenó imágenes albergadas (perdidas, olvidadas) en la carpeta “Mis documentos” de numerosas computadoras de cafés Internet; tras esa ardua pesquisa seleccionó imágenes y, luego de la criba, mandó un ejemplar de cada icono a un artista amigo suyo, quien la modificó o reinterpretó por medio de herramientas virtuales. El resultado de ese emprendimiento fue la exposición y el libro My received files, dos propuestas que por su explosivo contenido innovador no fueron entendidas del todo por la institucionalidad y, antes bien, provocaron las fricciones habituales del arte emergente.
Vi el martes pasado a José, me dio por fin un ejemplar del largamente esperado (por mí) My received files y pese a las tachaduras con bolígrafo Bic negro de las instituciones que lo patrocinaron y luego recularon, no me tiembla el teclado de la PC al calificarlo de excepcional. Es increíble que un jovencito de 26 años y radicado en Lerdo tenga la cabeza ocupada en ideas tan osadas, es increíble que contemos con un explorador de nuevos territorios en el arte. Le asista o no la razón, se equivoque o acierte, José Jiménez Ortiz es un ejemplo de frescura y atrevimiento para todos. No me canso de celebrar sus aventuras.

Seré millonetas

La bandeja del spam es inescrutable. Todo llega allí, desde la mejor intencionada carta de auxilio hasta los mayores disparates acuñados por la güevona humanidad. Para no errar, tengo el sano hábito de tirar inmediatamente todo lo que hieda a cadena, a chiste, a SOS, a reflexión, a porno, a ganga. Sin embargo, el sábado 18 en la mañana, al desalojar el spam acumulado en mi bandeja, una carta jaló mi morbosa atención. La remitía una tal Fatu, y el asunto no aparecía en inglés (como ocurre en casi todo el correo escoria). Decía “Saludos”. No abrí la carta, obvio, pero gracias a la nueva previsualización de Yahoo logré leer su contenido.
Supongo que esta misiva, o alguna parecida, le ha llegado a miles de internautas. Lo que me impresiona en todo caso es la alarma que genera en algunos usuarios del correo electrónico, quienes rápidamente nos advierten, como si no fuera evidente, que es una trampa, que no mordamos el anzuelo. Sinceramente, no imagino qué hay en la cabeza de quienes aceptan dichos tratos. Pero el sábado recapacité. ¿Y sí yo soy el que anda mal? ¿Y si en realidad el ofrecimiento de la generosa Fatu es verdadero? No lo dudé más. Hice caso a su petición y ya estoy esperando el depósito prometido. Esta es, textual hasta en sus pifias, la carta que me persuadió:
“Perdonarme si mi correo les molestara. Queria un maximo de comprension y discrecion. Me llamo Fatu Koulibali y vengo de sierra leone, un pais en Africa del oeste. Soy la viuda del Director de «Diamon and gold», una empresa que vendaba oro y miamante en sierra leone. Mi marido fue el Sr Kamara Koulibali. Mi marido fue matado por los rebelos durante la guerra en mi pais. Pero antes de morir, me habia confiado un secreto difficilamente porque hablaba con muchas dificuldades. En efecto, me ha dicho que su compania trabajaba con una compania americana a la cual vendia oro y diamante. Y que el dinero resultando de esta transaccion no lo ha guardado en Sierra Leone pero en un otro pais. Este dinero esta en Costa de Marfil precisamente en Abidjan en un banco. Mi marido me ha dicho tambien que seria dificil para hacer la transferencia de este dinero porque hara muchas investigaciones y tramites a proposito de esta suma porque la gente pensara que no tengo un trabajo que puede darme todo este dinero. Entonces, me ha pedido buscar un partenario estranjero quien me ayudara para abrir una cuenta en un banco a su nombre para hacer la transferencia de este dinereo y investir en su pais. La suma es de 7 000 000 $ (dolados americanos). Querria que usted me ayude en esta transaccion si eso no les molesta: Atentamente Sra Fatu Koulibali”.

viernes, febrero 23, 2007

En opinión de Carlos

Generosísimo el comentario que hoy hace mi cuate Carlos en La Opinión Milenio. Mordiendo el rebozo, se lo agradezco totalmente.
Anuncio por cierto que pronto aparecerán algunos de mis cuentos futbolrupestres en Replicante, la espléndida revista de mi también compa Róger Villarreal.

Futbol rupestre

Carlos Castañón Cuadros

Desde hace tiempo que perdí la fe en el futbol y a la inversa de la frase de Juan Villoro, para mi dios no es redondo. Por eso, la notable y brillantemente mala temporada de Santos Laguna (esa fácil y pegajosa identidad), lejos de indignarme, me resulta un tanto indiferente. Quizá, lo más atractivo sea, la suerte de liderazgo negativo, que lo ha convertido en una claro candidato al campeonato (al revés). Ante el predecible epitafio, quizá sea conveniente mudar a otros deportes, o por qué no, a revalorar el futbol llanero, callejero o rupestre. Indiscutiblemente esos partidos derrochan más entrega y coraje, más espectáculo y emoción, que el cúmulo de millones estériles que ahora llaman “futbol mexicano”.
Jaime Muñoz Vargas, a quien no dudo en calificar como el mejor escritor de La Laguna, ha escrito un pequeño y delicioso libro sobre el futbol rupestre. El mismo, que día a día hace de las calles, rápidas canchas. Polvo somos, diez cuentos de futbol rupestre, es una buena medicina al bostezo que provocan los juegos de la liga mexicana. Tiene razón Jaime, cuando escribe: “sin dólares, sin prensa, sin fanáticos, sin nada, hordas de futbolistas pueblan el mundo y allí exponen sólo el modesto placer de ganar y la anónima modestia de perder, no más. Allí también, pese a las carencias, surgen mitologías, minúsculos héroes, fracasos casi devastadores y triunfos que sólo son celebrados en el entorno de una cuadra.Ese futbol omnipresente y sin gloria siempre me ha seducido, y lo ha hecho acaso porque soy uno más entre la muchedumbre que sólo tuvo el talento para jugar con garra la cascarita asfáltica o el choque dominical en los accidentados llanos de la localidad.”
Con este librito, Jaime anotó un golazo por dos razones: la primera, es la pertinencia sabrosa de sus cuentos, sobre todo, en tiempos que el futbol es poco menos que un televisor y algo más que un letargo. La segunda, porque el libro es un ejemplo de sobriedad y elegancia. Es decir, Jaime demuestra que además de ser un excelente escritor, es también un notable editor. Su excelencia radica en su capacidad de hacer con pocos recursos, buen gusto y creatividad, una plaqueta digna de cualquier editorial de prestigio. Su futbol rupestre, por demás recomendable, no le pide nada al fut de las canchas profesionales. ¡Enhorabuena Jaime!
Investigador del Archivo Municipal / ccastanoc@hotmail.com

Fox = Calderón

Ceñida al atavismo sexenal de tirarle al negrito que ya se fue, mucha crítica periodística mexicana fija sólo su atención en la figura de Fox y, sin titubear, lo culpa de los peores males que hoy vivimos. Es un personaje distractor, el monigote aprovechable para el vapuleo que ya no compromete. Hacer trizas a Fox se justifica por muchas razones: por su pésimo gobierno, por abrir de par en par el sésamo a la delincuencia, por dejarse mangonear por una ruca oportunista, por enriquecerse con escándalo, por no haber dado una sola vez la cara en San Juan de Sabinas, por querer manipular al gobernador Moreira, por lo que sea, pero no deja de ser el negrito ausente al que es posible ridiculizar como a Salinas con las máscaras callejeras del 94, ya cuando se había ido, ya cuando era imposible hacerle nada o casi nada.
Esa crítica demoledora al ex presidente, que siento justa, olvida sin embargo un detallito: centímetros más, centímetros menos, Vicente Fox es Felipe Calderón. Parece una poquedad, pero en esencia ese es, o debería ser, el punto a discutir. Fox dinamitó muchas zonas, como es el caso de la seguridad nacional hoy ultrajada por el narco omnipotente, y por ello merecería cárcel perpetua. Pero no es la única maligna herencia que dejó. Atenidos a las pruebas sobre el enviciamiento del proceso electoral, atenidos a la desvergüenza confesa de su desquite personal y su intromisión en los comicios, otro de los legados de Fox es el actual presidente de la república. Nada menos que eso: ¡el actual presidente de la república! Por tal razón no deja de resultar extraño que, metidos en la dinámica acostumbrada de señalar con dedo furibundo (hasta en Televisa) los errores del saliente, se pasa por alto que uno de los errores del susodicho saliente es el entrante, es decir, que el daño principal que Fox le hizo a México fue imponer con descaro a un sucesor que, ventajas de la inmediata desmemoria, es llamado “presidente” sin empacho, sin vincularlo al pasado cercano, como si entre Fox y Calderón no mediara lo que media: un monstruoso fraude electoral.
Podrá parecer ligero, pero todo lo que le restriegan a Fox en la televisión (reitero que es el mejor termómetro para saber hacia dónde se desea desviar la atención del ciudadano) me parece menor comparado con la manipulación electoral. La razón es sencilla: al favorecer como lo hizo a Calderón, aseguró en la presidencia más que a un hombre a un proyecto económico y social depravado, garante de seis años más de inmundicia. Por eso, sólo por eso, Rulfo fue sabio: “Ya mataron a la perra, pero quedan los perritos”.

Tropelías mafiosas

De hoy en La Jornada, como siempre contundente, Luis Javier Garrido:

El encubrimiento

Luis Javier Garrido

Las denuncias penales contra Vicente Fox Quesada por una serie de delitos oficiales que a todas luces cometió, no están haciendo más que desnudar aún más los rasgos espurios de la administración de Calderón y su sumisión a una serie de poderes de facto.
1. Los dos gobiernos panistas que ha tenido el país en este siglo XXI han reproducido los dos, con singular mimetismo, la mayor parte de los rasgos característicos de los gobiernos de los años del PRI, incluyendo los que más han agraviado a los mexicanos: desde el abuso de poder y el tráfico de influencias hasta el encubrimiento, y esto está siendo evidente en las primeras semanas del gobierno de Calderón.
2. El régimen mexicano ha seguido, sobre todo con el PAN en el poder, hundido en la corrupción y al margen de un estado de derecho, de manera que la clase dominante es en la actualidad más impune que en los años del priísmo, tanto los grandes traficantes de influencias como los políticos panistas, y lo que acontece con Fox en 2007 es un ejemplo.
3. La pregunta que algunos se hacen sobre los motivos de Calderón para encubrir de manera tan obsecuente a Fox, a pesar de que algunos sectores de la derecha le sugieren proceder contra éste a fin de poder asentarse en el gobierno de facto, no son, por lo mismo, difíciles de encontrar.
4. Las evidencias que se han hecho públicas no dejan lugar a dudas de que Vicente Fox, el ex vendedor de coca-colas que llegó a Los Pinos en virtud de los acuerdos PAN-Salinas de 1988, ha sido uno de los delincuentes de Estado más desvergonzados que ha conocido el país, pues prevaliéndose de la impunidad presidencial cometió todo género de delitos contra la nación. Desde que se encaramó en el poder en 2000 utilizando recursos ilícitos del extranjero y de empresas privadas, hasta que en 2006 por un operativo fraudulento de Estado violentó de manera cínica la voluntad electoral de los mexicanos e impuso en la silla presidencial a Calderón, de lo que se sigue jactando, Fox cometió a lo largo de seis años todo género de delitos para enriquecerse sin límites junto con su esposa, sus hijastros, sus amigos y una serie de traficantes de influencias.
5. La denuncia penal que presentó ayer el PRD contra Fox por su responsabilidad criminal en el caso de la muerte de 65 trabajadores de la mina de Pasta de Conchos (Coahuila) el 19 de febrero y en el encubrimiento de los empresarios del Grupo México, así como por los delitos de peculado, colusión de servidores públicos, abuso de autoridad y contra la administración de justicia, hechos que en su momento trató de disimular al lanzarse a imponer una dirigencia charra al sindicato minero, no está haciendo por lo tanto más que desnudar más al gobierno de facto de Calderón, cuyos integrantes están tropezándose por exonerar a Fox.
6. Los motivos que éstos tienen no son difíciles de encontrar. El encubrimiento de Fox constituye un elemento central para lograr la cohesión de la nueva coalición de fuerzas que gobierna al país, y dentro de la cual los panistas, junto con los tecnócratas priístas, son un componente importante, en especial con vistas a la aspiración de muchos de mantenerse en el gobierno por lo menos un cuarto de siglo más. El gobierno de facto de Calderón, que no es más que un pelele de esos grupos poderosos, no tiene, por lo mismo, más que tomar nota de ello y encubrir a su antecesor.
7. Hay algo más, sin embargo. Al encubrir a Fox, Calderón está al mismo tiempo encubriendo el fraude electoral de 2006, del cual Fox fue uno de los artífices principales. Como en muchos aspectos más de su tarea de facto, el gobernante espurio no puede aplicar la ley: está atado de manos, como se lo recuerda Fox a cada rato.
8. Las prácticas políticas mafiosas de los miembros del PRI, que tanto denunciaron los panistas, no son ya de tal manera privativas de aquéllos. En poco más de seis años, los miembros del PAN se han esforzado en seguir el modelo y ya no sólo están, como ellos, entregando al extranjero los recursos de la nación, y pasando por sobre los derechos de los mexicanos y prevaleciendo por el fraude, o son expertos en tráfico de influencias y peculado, sino que se matan entre sí, y también se encubren.
9. El mensaje que estos grupos están enviando a los mexicanos lo mismo con la manipulación que hacen de los medios que con el encubrimiento de los políticos foxistas y salinistas que han delinquido y siguen delinquiendo contra la nación, es por lo tanto claro: el poder del Estado no está en disputa ni lo va a estar en los próximos años y, aun siendo minoría en el país, esa coalición de extrema derecha, formalmente encabezada por los panistas, utilizando todos los recursos lícitos e ilícitos en 2009 irá por la mayoría absoluta en las dos cámaras y en 2012 no dejará Los Pinos.
10. La imposición de 2006 se gestó desde mucho antes del 2 de julio, por lo que las fuerzas democráticas del país deben entender que la consolidación de esta coalición de intereses mafiosos en el poder debe ser impedida desde ahora.

jueves, febrero 22, 2007

Miedo al trópico

Hace dos meses, el 15 de diciembre de 2006, Víctor Manuel Toledo publicó en La Jornada el ensayo que copio abajo. Solicité permiso al doctor Toledo para reproducirlo aquí, y lo obtuve de inmediato. Tarde lo hago, pero el texto es tan lúcido que no pierde un ápice de actualidad. Viene pues, ahora que el "mesías tropical" sigue haciendo de las suyas:


Todos somos mesías tropicales

Víctor M. Toledo

Durante siglos, las regiones tropicales del mundo fueron, para el imaginario de la civilización europea, las porciones más enigmáticas, paradisiacas, inexpugnables y peligrosas del orbe. Y no se trataba solamente de las zonas intertropicales del globo, que aloja montañas, sabanas y aun regiones áridas, sino especialmente de las áreas tropicales húmedas de las bajoplanicies, ahí donde la lluvia y la temperatura alcanzan sus valores máximos. La percepción fue, como casi siempre sucede, contradictoria. Por un lado el atractivo de un paraíso desconocido; por el otro el rechazo hacia un mundo que resultaba inhóspito e incomprensible.
La selva, y en su denominación más extrema, la jungla ­"el horno genitor donde las energías parecen gastarse con abandonada generosidad" (Alfonso Reyes)­ ha sido para el inconsciente europeo no sólo un mundo paradisiaco, sino la fuente de enfermedades, alimañas, monstruos, amazonas, leyendas increíbles, seres sobrenaturales, organismos exóticos.
El trópico húmedo, hay que recordarlo, es el hábitat originario, el magma vegetal de donde surgió la especie humana, pero también la raza negra, la magia, el exceso erótico, el vudú, el candomblé, la música que desquicia. Hubo que esperar tratamientos directos de artistas, escritores, antropólogos y científicos, para atenuar la "mitología tropical" generada desde los enclaves templados y fríos de la civilización urbana, y posteriormente industrial, gestada en Europa.
"Existen razones para pensar que todas las naciones que habitan más allá de los círculos polares o entre los trópicos son inferiores al resto." Esta frase, escrita por el filósofo David Hume en 1748, no es más que un ejemplo de las ideas que prevalecían entre una influyente porción de la intelectualidad europea del siglo XVIII. Esta impresión estaba especialmente dedicada a las culturas aborígenes americanas. En su afán por justificar un sistema de dominación, las elites dominantes siempre se han empeñado en demostrar la supuesta inferioridad de sus dominados. Esta falsa impresión que se encuentra arraigada en lo más profundo de la ideología de los dominadores (sean señores feudales, rancios nobles, emprendedores burgueses o tecnócratas modernos), tiende a tomar la forma de "teoría" una vez que encarna en las voces de sus "intelectuales orgánicos".
Durante el siglo XVIII y buena parte del XIX, las doctrinas del determinismo racial abonaron las ideas y el discurso de numerosos intelectuales europeos. Eran por supuesto los tiempos de la expansión de Europa a través de sus dos principales baluartes: uno económico (el capitalismo), el otro cognitivo (la ciencia y la técnica). Fue la época en el que el racismo popular tomó cuerpo de racismo científico al ser postulado, defendido y argumentado con evidencias supuestamente derivadas de un método. El número y la variedad de pensadores, naturalistas y filósofos que bajo diferentes matices asumieron la idea de la superioridad de una raza no deja de impresionar.
La lista incluye naturalistas tan connotados como Buffon, Galton, Darwin, Huxley, Agassiz, y toda una gama de filósofos que incluye a Hume, Voltaire, Raynal, De Paw, Comte y el apóstol de la filosofía europea de entonces, Hegel. En el campo de la antropología, las tesis del racismo científico fueron postuladas por James Cowles Prichard, nada menos que el más eminente antropólogo inglés de la primera mitad del siglo XIX.
En el caso de América, el desprecio hacia las culturas tropicales tuvo su origen en el "carácter inferior" de la naturaleza americana. Esta tesis fue postulada por Buffon hacia mediados del siglo XVIII, y aunque ahora parece descabellada, se convirtió en un fantasma que acompañó a todo naturalista estudioso del Nuevo Mundo, incluyendo a Humboldt y a Darwin. La "teoría" fue de inmediato extendida a los aborígenes americanos, a quienes Voltaire consideró poco industriosos además de estúpidos, y con "... menos sensibilidad, menos humanidad, menos gusto y menos instinto, menos corazón y menos inteligencia...", a decir de De Paw.
De la infinidad de argumentos esgrimidos para demostrar la supuesta inferioridad de los habitantes de América, finalmente encontramos el de su incapacidad para domeñar a la naturaleza y dar lugar a una civilización avanzada. La legítima paternidad de la supuesta inferioridad epistemológica corresponde a Francis Bacon a través de su tratado Novum Organum, publicado en 1620. "Existe una solución de continuidad ­afirma Eduardo Subirats­ entre la violencia conquistadora definida por el espíritu medieval de cruzada y la violencia epistemológica, crítica y racional, derivada de un concepto moderno de dominación técnica de la naturaleza".
Con todo esto de por medio, resulta más fácil comprender por qué Francis Hallé en su extraordinaria obra Une Monde sans Hiver documentó lo que parece ser una regla histórica: "... la colonización siempre ha progresado de las latitudes medias hacia las bajas, jamás a la inversa, no importa cuál haya sido la época o cuál sea la región considerada". La expansión europea sobre lo que Eric Wolf llamó los "pueblos sin historia" fue entonces realizada con la profunda convicción que lo que se imponía era "civilización" y "progreso".
Herederas de esa tradición invisible, las elites contemporáneas del "mundo desarrollado" tienden automáticamente a enviar a lo tropical y a sus habitantes al traspatio de la historia, pues se perciben como la expresión más acabada de lo salvaje. Lo salvaje es la antípoda de lo civilizado, de igual manera que lo excesivo lo es de lo mesurado. Para una civilización en donde el uso de la razón fue controlando, desplazando y finalmente aboliendo el mundo de la pasión, única manera de instrumentar un orden que permitiera el desarrollo de las ciudades, la eficiencia de la empresa, la disciplina de la industria y el rigor de la ciencia, el "espíritu tropical" terminó siendo sinónimo de lo irracional, de una fuerza indomable, incontrolable, primitiva y, por todo ello, incivilizada.
Nada peor para las elites, tras 24 años de aplicación continua de recetas neoliberales a los males del país (sin que estos cedieran), que la aparición de un dirigente tropical nacido entre las selvas, identificado con un pez de los pantanos de una región indígena, entrenado en las escuelas públicas y enrolado como profesionista con las luchas sociales de los más necesitados, para encabezar una opción electoral alternativa y crítica.
Quizás por ello, ningún otro candidato presidencial de la historia reciente ha sido tan furiosamente estigmatizado por la acción orquestada de sus opositores que Andrés Manuel López Obrador (AMLO): partidos políticos, medios masivos de comunicación, organizaciones empresariales, círculos religiosos, periodistas, intelectuales. El linchamiento ha sido, para decirlo con decencia, desusado. He registrado en vivo la rabia descomunal, incontrolada, contra el dirigente tropical en los rostros, palabras o letras no solamente de ciudadanos comunes y corrientes, sino especialmente de miembros de los sectores más privilegiados y exquisitos: profesionistas exitosos, empresarios, ex rectores, periodistas bien habidos. ¿Por qué desquicia tanto la figura de quien ideológicamente es un socialdemócrata más?
La clave está en la que sin duda es la obra maestra dentro de esta cruzada: el texto de Enrique Krauze Kleinbort, "El Mesías Tropical" (Letras Libres 90, junio del 2006). El ensayo, que trató de aparecer como un análisis objetivo e intelectualmente legítimo, es en realidad un complejo montaje ideológico dirigido a generar reacciones de temor entre las elites ilustradas (y no tanto), invocando una vez más los peligros de lo tropical.
El ensayista no sólo adoptó una clara posición ideológica y política (y el pecado no está en el atrincheramiento sino en la validez de sus argumentos), sino que instrumentó una pieza literaria en donde el mensaje final es de nuevo la exacerbación de la "pasión tropical" como causa de los males, en este caso la supuesta destrucción de la democracia o, para decirlo en sus propias palabras: "el descarrilamiento del tren de la democracia". Pieza ejemplar en la manipulación subliminal de una percepción inconciente construida a través de la historia, el ensayo de Krauze Kleinbort está a la altura de las nuevas creaciones psico-políticas generadas desde el Pentágono norteamericano o desde las nuevas y poderosas iglesias para influenciar y dirigir las mentes ciudadanas.
Su mayor virtud es que, como agudo intelectual de la derecha, supo captar con gran destreza aquellos rasgos de la historia y de la personalidad de AMLO que más inquietan, irritan y atemorizan a las minorías del país: "Tengo desconfianza de AMLO ­afirmó durante un seminario en el Centro Woodrow Wilson de Washington DC- y lo encuentro perturbador por razones de su personalidad y las razones no son razones morales sino razones psicológicas".
¿Cómo descalificar a un candidato presidencial mediante un análisis supuestamente psicológico, en vez de ofrecer argumentos, tesis o razonamientos sobre propuestas políticas o posiciones ideológicas? ¿No resulta extraño que la larga lista de artículos de opinión aparecidos en los últimos meses contra AMLO estén centrados justamente en sospechosos aspectos personales y casi nunca sobre sus planteamientos políticos contra el neoliberalismo? Uno lee serenamente el último discurso de AMLO (20 de noviembre) y lo que menos se observa, en el contenido y en la intención, es el desbordante "mesías tropical" construido por la imaginación de Krauze Kleinbort.
La validez del "mesianismo tropical" como categoría sociológica (y política), como fuente de una conflictividad que impide el desarrollo de la democracia y alienta la violencia humana es prácticamente indemostrable. Por un lado difícilmente pueden encontrarse temperamentos agresivos en las culturas originarias tropicales (en México destacan los tratos delicados y hasta elegantes de huastecos, totonacos, zoques, chontales o mayas yucatecos). Por el otro no puede soslayarse el hecho de que la palabra genocidio se inventó en 1944 en las tierras nada tropicales de Europa, donde tuvo lugar la etapa más violenta y destructiva de la especie: 103 millones de muertos en dos guerras mundiales. No son pues los temperamentos de la jungla, del calor, de los tambores y del baile los que esconden y acumulan energías destructoras de lo civilizado sino justamente sus contrapartes.
El ensayo de Krauze fue ampliamente difundido por su autor a través de puntuales entrevistas por cadenas de radio y televisión y en la prensa (véase Diario Monitor, junio, 13, 2006 y Milenio, junio, 11, 2006), reproducido en innumerables blogs de la derecha (incluyendo el proto-fascista "México en Peligro, 2006"), y alcanzó su cenit cuando fue enviado de manera gratuita a miles de clientes por el gerente de Banamex. Dicho con suavidad, no fue un texto digamos "intelectualmente neutro", como tampoco lo fue el manifiesto de 126 intelectuales confirmando la limpieza de las elecciones que fue usado por el PAN como parte de sus pruebas fehacientes en el Tribunal Electoral.
La lección develada es que hoy en día buena parte de las fuerzas intelectuales conservadoras y reaccionarias perviven ocultas (están disfrazadas) entre aquellos que mejor representan la "objetividad científica", el "triunfo de la racionalidad civilizatoria", la razón instrumental, el control de la pasión, la sujeción de lo incivilizado o, en suma, la "modernidad templada". Y esta manipulación epistemológica, que encarna una poderosa violencia sutil, es la heredera de una percepción geográfica e histórica que derivó en la sujeción de las regiones y poblaciones tropicales del mundo (Africa negra incluida) por sus contrapartes templadas.
Por todo lo anterior, habremos de ver cómo las elites atemperadas de los altiplanos centrales y nortes de México serán asediadas y sacudidas por la pasión política de quienes reclaman una vida digna y un país justo. AMLO será o no rebasado, pero la catarsis de tantas décadas de injusticia provendrá de las regiones más cálidas y húmedas de la República: Chiapas, Oaxaca, Veracruz, las costas del Pacífico, la "tierra caliente" de Guerrero y Michoacán, la plataforma yucateca, las Huastecas, las junglas de Quintana Roo. Y probablemente, quién lo puede negar, entre los gritos de la muchedumbre uno será especialmente vigoroso: ¡Todos somos mesías tropicales! vtoledo@oikos.unam.mx

Radiografía de Marcola

Dejo correr la cinta de una entrevista concedida por Marcos Camacho, Marcola, reo que desde la prisión dirige la banda conocida como Primer Comando de la Capital, organización que aterra con sus demoledoras acciones a San Pablo, Brasil. Y una sola pregunta: ¿cuántos Marcolas incuba hoy la realidad mexicana?
“Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre ‘la belleza de esas montañas al amanecer’, esas cosas… Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social.
¿Solución? No hay solución, hermano. La propia idea de ‘solución’ ya es un error. ¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río? ¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo? ¿Solución, cómo? Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una ‘tiranía esclarecida’ que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice. ¿O usted cree que los chupasangres no van a actuar? Si se descuida van a robar hasta al PCC. Y del Judicial que impide puniciones. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal del país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (…) Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país. O sea: es imposible. No hay solución. (…)
Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos ‘globales’. Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros ‘clientes’. Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos. (…) Entiéndame, hermano, no hay solución. ¿Saben por qué? Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema. Como escribió el divino Dante: ‘Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno’”.

miércoles, febrero 21, 2007

Irrefutable Fox

José Francisco Ortiz Pinchetti escribió el domingo que, así como firmaron un desplegado contra López Obrador, los intelectuales del régimen deberían disculparse luego de oídas las confesiones de Fox sobre su desquite electoral. No se disculparán, concluye Ortiz Pichetti, y sí armarán todo tipo de circunloquios para no encarar la cruda verdad: las elecciones del 2006 fueron un mamarracho. El presidente Fox participó flagrantemente en el proceso y con ello le dio una puñalada histórica a la democracia. Sólo faltaba que él lo reconociera, pues era evidente para todos. Ese reconocimiento del ex presidente, a diferencia de todo lo que se quiera decir acerca del 2 de julio, es irrefutable.
Es imposible, pero imaginémonos imparciales. Más: imaginemos que alguien llega de otro país y comienza a interesarse en los comicios mexicanos. Detractores y defensores de AMLO o Calderón le podrían acercar todo tipo de pruebas; unos, de que el juego fue sucio; otros, de que hubo aseo. No pasará mucho tiempo para que el hipotético extranjero termine hecho pelotas, confundido ante los argumentos en pugna.
Según lo mostraron muchas encuestas, AMLO comenzó a perder puntos en enero del 2006, le dirían al fuereño. Los pejistas refutarán: muchos encuestadores obedecieron a una línea; los principales directivos de Geo-Isa, por ejemplo, tienen hoy chamba en el gobierno. Es indemostrable, pero se sospecha que muchos estudios fueron arreglados para mostrar el súbito ascenso de Calderón.
Las gráficas de las encuestas de salida y del PREP enseñan el mínimo pero irreversible triunfo del michaocano, como lo muestra el libro de Carlos Tello, dirían algunos. Y los otros: han tenido menos difusión (obvio), pero muchos estudios elaborados por profesionales (algunos especialistas de la UNAM) indican que el rebase de Calderón es técnicamente imposible de cuajar. Frente a tanto número, frente a tanto parámetro, el interesado foráneo terminará en las mismas. ¿A quién puede darle la razón en este caso?
Los polemistas arremeterán con todo el arsenal de juicios y análisis dichos y publicados por la prensa, desde los de Carlos Alazraki (feroz antipejista) hasta los de Luis Javier Garrido (recalcitrante antiderechista), y en medio la gama de opinadores no radicalizados. En tal océano de pareceres, el extranjero no sabrá a quiénes creer, y nuevamente quedará en las mismas.
Unos le dirán, en fin, que fue una justa limpia, equitativa, republicana. Los otros simplemente citarán las declaraciones recientes de Fox sobre su participación, sobre su desquite. Esas sí son palabras irrefutables. Sólo un inmoral les prestaría poca atención.

lunes, febrero 19, 2007

¿Y quién ama a la naturaleza?

El artículo dominical de Paco Valdés:

Amor natural
Francisco Valdés Perezgasga

Creo que algo tenemos los humanos alambrado en las neuronas que nos hace tener aprecio por lo natural. Cuando nos encontramos en un sitio bello sentimos que nos invade la paz y el gozo. Una paz y un gozo que tiene múltiples capas añadidas por nuestra propia personalidad, nuestra propia historia, nuestra circunstancia. Vamos al campo el fin de semana para "cargar las pilas", es decir, para restablecer aquello que el ajetreo diario de la ciudad nos ha quitado. Para ganar el equilibrio perdido. Creo que buena parte de esta respuesta automática e irreflexiva se explica por el ambiente en el que evolucionamos: el mundo natural nos hizo humanos.
Sin embargo, a medida que nos alejamos de la naturaleza, vamos perdiendo no sólo el aprecio por ella sino también los rasgos más encomiables de lo que nos hace humanos. Tome por ejemplo las comidas. Buena parte de nuestras habilidades para socializar y para establecer relaciones duraderas las aprendemos en el hogar. Las comidas fueron, hasta hace muy poco, una actividad fundamentalmente colectiva, familiar. La preparación de los alimentos, y luego su consumo, servían para intercambiar información, para dar y buscar consejo, para demostrar y recibir afecto. Hoy en día, el microondas ha hecho su irrupción para cambiar esta costumbre tan humana y humanizante. Hoy, cada miembro de una familia come a la hora que mejor le conviene anulando la posibilidad de la reunión familiar en torno a una mesa.
Casi cada rasgo artificial de nuestras modernas vidas se confabula para agredir a lo natural. Insiste en volvernos unas criaturas que nunca hemos sido. La agricultura —la raíz de las ciudades, las desigualdades y las guerras— es un invento que está con nosotros hace no más de diez mil años. En contraste, nuestra especie apareció ya, en su forma moderna de Homo sapiens, hace trescientos mil años. Los homínidos hace siete millones de años. Hoy en día, sobre todo en las ciudades, nos hemos organizado para estar lo más lejos posible de los sistemas naturales que nos nutren. Generaciones enteras están convencidos que la leche sale del refri y que los tomates se dan en el supermercado.
La agricultura y la ganadería industriales, la manera de transportarnos y nuestra organización social conjuran para inspirarnos un desdén, un desprecio y una desconfianza profunda hacia lo natural. Moverse a una velocidad humana —a pie o en bici— es de parias, de descastados, lo correcto y moderno es el cochesote. Nadie llora la desaparición de las tortillas de calidad, ni protesta por los asquerosos discos de cartón de maseca.
Este afán por interponer asfalto y plástico entre nosotros y el mundo, esta obsesión por olvidar quienes somos y de donde venimos, esta marcha hacia lo artificial y sintético es lo que nos está poniendo en apuros como especie. De ahí viene la epidemia de infartos y derrames, de cánceres y vacas locas. De ahí viene la muy próxima pandemia de mortal gripe a la que habrán de sucumbir decenas —o centenas— de millones de personas.
Por ello, cada caminata en el Nazas, cada profesión de amor hacia Jimulco, cada regocijo en una sobremesa sabrosa y en buena compañía, cada canción de un zenzontle que escuchamos con arrebatada emoción, serán también —y lo serán siempre— un acto de mínima, pero significativa, rebeldía. Diminuta rabia contra la muerte de la luz.
fvaldes@nazasvivo.com

domingo, febrero 18, 2007

Realismo crudo

López Obrador no fue un buen estudiante universitario. En su pasado está la mancha de una militancia priísta que incomodaría a cualquiera. Con el paso de los años, ya desde la oposición, encabezó tercas protestas en su estado natal, Tabasco, para denunciar abusos electorales perpetrados por su archirrival Robero Madrazo. Instalado en el Distrito Federal, López Obrador hizo alianzas cuestionables (por ejemplo, con René Bejarano) para controlar la estructura perredista, y a la postre lo consiguió. Con tal logro en la faltriquera, López Obrador llegó fácil a la jefatura de gobierno en la capital y allí reforzó, con cuantiosos recursos a su merced y con toda la cobertura de la prensa nacional, su aspiración por convertirse en candidato del PRD a la presidencia de la república, ello sin juego democrático interno. Por eso el ingeniero Cárdenas pronto lo vio como un enemigo y sin hacer alharaca, pero con toda claridad, bajó el perfil, se retiró de la escena y renunció, sin decirlo, a su cuarta candidatura presidencial. Poco antes, López Obrador había violado la ley con la expropiación de un predio ínfimo y eso fue pretexto para buscar su desafuero, lo que de hecho se consumó gracias al voto coordinado de los diputados panistas, priístas y verdes, aunque luego la decisión se fue atrás cuando el principal promotor del desafuero, el presidente Fox, vio las muestras de repudio a su propósito. López Obrador consiguió entonces, sin más precandidatos, la candidatura “de unidad” y emprendió su aventura hacia palacio nacional. Recorrió el país casi a ras de tierra, llenó plazas y auditorios, habló pestes de algunos empresarios, dijo que sus enemigos —Fox, el Innombrable, muchos medios, el PAN yunquetizado— complotaban en su contra. Cometió el disparate de callar al presidente de la república y de llamarlo “chachalaca”, lo cual es una pifia que, magnificada, le restó copiosos simpatizantes. López Obrador nunca se declaró abiertamente de izquierda, nadó de muertito en lo ideológico, y el CCE y Letras Libres señalaron que a lo mucho sus discursos lo emparentaban con lo peorcito del populismo que tiene en Hugo Chávez a su máximo exponente latinoamericano. López Obrador cometió el yerro de no ir al primer debate, y en el segundo no lució una retórica apabullante. Habló en todo momento de que llevaba un alto porcentaje de ventaja en las encuestas, pero los números (como los de Geo Isa, como los de Mitofsky) comenzaron a mostrar simultáneamente lo contrario. López Obrador gastó mucho en propaganda, muchísimo. López Obrador seleccionó entrevistadores y se negó a tener trato con ciertos medios palmariamente “hostiles” a su causa. Durante la jornada electoral, se adelantó y dijo que llevaba 500 mil votos de ventaja. Cuando se anunció el anómalo triunfo del candidato oficial, López Obrador expuso que hubo fraude cibernético, luego se contradijo y declaró que fue “a la antigüita”. Después vino la toma del Zócalo, el conato de grito de independencia alternativo, los campamentos, su investidura como presidente “legítimo”, su obstinado recorrido por el país e incluso su inaudito apoyo a una señorita yucateca con brazalete ultra Y.
La suma de tropiezos, errores, disparates, aberraciones y medias verdades (enfatizadas con sospechosa saña por sus detractores) no termina por anular, sin embargo, una realidad, la que sin vergüenza exponen las recientes declaraciones de Vicente Fox sobre su depravada venganza personal, es decir, sobre su ruin desempeño como mandatario. López Obrador no perdió pues las elecciones. Es por ello un insulto a la inteligencia pensar que el presidente es el hombre al que hoy llamamos así, engañados. El presidente, dicho esto sin rodeos y por enésima, sea o no avalado por Televisa, se llama AMLO. Ni modo.

Fuera del Estado de derecho

¿Qué más agregar a esta opinión de Ortiz Pinchetti publicada hoy en La Jornada? Vivimos a plenitud en un Estado sin derecho, en la ilegalidad total.

Contra el maquiavelismo
José Agustín Ortiz Pinchetti

Vicente Fox se refirió al juicio de desafuero contra AMLO y reconoció que lo "perdió". Pero 18 meses después se "desquitó", cuando hizo ganar a su candidato. Esta declaración tendría un efecto devastador en cualquier democracia, como el caso watergate en Estados Unidos. Pero en México el estado de derecho no tiene dientes y la sanción social no existe. Las declaraciones de Fox parecen una picarada más. Cualquier abogado mexicano le diría al ex presidente que no tiene por qué preocuparse. Nada malo le puede suceder a él o a sus correligionarios. La PGR, en manos de un ex colaborador, jamás iniciará una investigación sobre la utilización facciosa de la acción penal para eliminar a un adversario político. Todos saben que la fiscalía electoral ha congelado las denuncias importantes y que no iniciará ninguna indagatoria para determinar con qué actos se desquitó Fox en las elecciones de 2006. La Suprema Corte jamás utilizará sus facultades para investigar la violación del voto electoral.
Fox puede continuar su gira de conferencias por todo el mundo y aceptar cínicamente que traicionó la democracia. Los intelectuales que firmaron un desplegado diciendo que las elecciones habían sido transparentes y justas y legales no se escandalizarán ni publicarán un nuevo manifiesto reconociendo que se equivocaron. Al contrario, harán nuevas declaraciones para atenuar las evidencias y nos invitarán a que ya nos olvidemos del tema electoral. Nadie exigirá responsabilidades al Consejo General del IFE ni a sus órganos administrativos que actuaron bajo consigna presidencial, penetrados hasta la médula por los operadores de Elba Esther Gordillo.
¡Así se mueve la cosa pública en México! El PRI ha chantajeado a Felipe Calderón y ha garantizado la impunidad de sus gobernadores acusados de violentar los derechos humanos. Calderón no tocará a ninguno de los grandes que se han enriquecido en los puestos públicos. Ni a sus parientes políticos, amigos o miembros destacados de PAN, PRI, Panal y Verde Ecologista. Estamos muy lejos de aceptar que la primera de todas las características de una sociedad moderna es lograr sujetar la vida pública a los principios éticos. La mayoría de la población acepta como inevitables las mentiras, traiciones, robos y la certeza de la impunidad.
Lo malo que México, como cualquier país en donde se incumplen los principios éticos, la realidad devuelve el golpe: de ahí nuestra decadencia, incapacidad para crecer, cristalización de la injusticia social, abuso de los grupos de interés, incertidumbre jurídica. Es cierto: son numerosos los indicios de que aumenta la inconformidad contra ese estado de cosas. En el movimiento que encabeza AMLO hacemos una constatación cotidiana de cómo crecen el hambre y sed de rectitud y dignidad en una gran parte del pueblo de México ¿podrá este crecimiento de la conciencia vencer las inercias dominantes de corrupción e impunidad? jaop@prodigy.net.mx

sábado, febrero 17, 2007

Truculencia del cínico Fox

Jaime Avilés remacha a Fox hoy sábado en La Jornada. El ex presidente fue muy hábil: dejó frito a Calderón y, como ya escribí, "encueró" a medio mundo:

Desfiladero
Mirar la vida con otros ojos
Jaime Avilés

Vicente Fox dijo lo que dijo el lunes pasado en Washington —que perdió ante AMLO durante el desafuero, "pero 18 meses después me desquité cuando ganó mi candidato" (el 2 de julio)—, para que a Felipe Calderón no se le olvide quién lo sentó en la Presidencia de la República y le consiguió casa, vestido y sustento completamente gratis durante seis años, aparte de un magnífico sueldo, acceso a jugosos negocios y viajes de placer con todos los gastos pagados a lo largo y ancho del país y del mundo.
Con la misma altanería con que asumió su cargo, el primero de diciembre de 2000, exhibiendo una imagen religiosa en la tribuna del Congreso de la Unión para burlarse del carácter laico del Estado mexicano, y con el mismo desprecio que en todo momento mostró por los pobres y por la gente a la que considera inferior, Fox humilló a Calderón al recordarle cuántos favores le debe.
Ahora, si algo no puede ocultar el ex mandatario es el terror que siente cuando imagina que Calderón —desesperado por el fracaso de sus políticas y de sus políticos en materia de seguridad, economía, empleo, salud, alimentación, educación, relaciones exteriores y todas las demás, porque esto de gobernar no es lo suyo, nunca lo había hecho y no parece que esté aprendiendo—, deseoso de recibir al menos un aplauso, pudiera atreverse a encarcelar a los hijos de Marta Sahagún.
Pero si Fox abofeteó a su remplazante en el trono, al echarle en cara su origen ilegítimo, el presidente del PAN, Manuel Espino, ni tardo ni perezoso salió en defensa de Fox asegurando que éste tiene derecho a declarar lo que quiera, postura que a su vez respaldó Santiago Creel, al reiterar lo mucho que "estima y aprecia" al ex presidente y, por tanto, se infiere, desestima a Calderón.
Si lo que nos faltaba era esta telenovela del poder, lo bueno del capítulo de esta semana es que Fox no sólo reveló que Calderón es un expósito —o sea, un "presidente" en pañales, dejado en una canasta a la puerta de Los Pinos—, sino que todos los cómplices del fraude ya no podrán negar su responsabilidad en el golpe de Estado contra la democracia, porque el mero jefe de la banda los delató.
Y ésta es una pésima noticia para los intelectuales salinistas, ahora al servicio de Calderón, quienes después de exigir una matanza profiláctica en Oaxaca hace apenas dos meses, ahora utilizan a su ya conocido muñeco de ventrílocuo para que éste, con base en pruebas inexistentes, afirme que López Obrador "aceptó" (sic) su "derrota" (sic) la misma noche del 2 de julio.
Once años atrás, en su libro La rebelión de las cañadas, apoyado en informes del Cisen, que a su vez citaban a un desertor del EZLN que no aportó pruebas confiables de ninguna especie, Carlos Tello Díaz acusó al subcomandante Marcos de la comisión de un asesinato, algo que nunca logró probar. Hoy, con el mismo desparpajo, sale con una supuesta "investigación" histórica en la que tampoco ofrece evidencia alguna para sostenter que López Obrador llamó a la resistencia civil "sabiendo" que no había ganado los comicios.
Quienes secuestraron al IFE, robaron el padrón electoral, introdujeron ilegalmente en las urnas más de un millón de votos para Calderón, hicieron la campaña de odio contra López Obrador y hoy están al frente de las oficinas públicas, recurren a un desprestigiado redactor de libelos para ver si por fin, de ese modo, alguien les cree que son honestos, demócratas e inocentes, y que maman las ubres de un "gobierno" constitucional.

Todos + todos = todos

Dentro de algunos días saldrá a la luz pública la convocatoria a la asamblea de la convención nacional democrática (CND) que va a celebrarse en el Distrito Federal del 21 al 24 de marzo. Aunque faltan detalles por definir, lo cierto es que habrá cinco mesas de trabajo, cada una de las cuales se instalará en un espacio público, y se privilegiará la discusión como método para crear consensos y llevar acuerdos a la plenaria.
Mientras tanto, en muchos organismos de base de la CND que no pertenecen al PRD, fue vista con agrado y alivio la ruptura de ese partido con la yunquista yucateca Ana Rosa Payán (ARP), pero, no obstante, consideran indispensable profundizar en ideas que al parecer no comparten López Obrador ni muchos cuadros perredistas y, piensan, debieran hacerlo.
Hace tres fines de semana, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) auspició un encuentro con decenas de organizaciones obreras, campesinas, sociales, territoriales, de género y ambientalistas, en el que también estuvieron presentes adherentes a las estructura de la otra campaña y de la CND, así como militantes del PRD, que sin embargo no contaron con el apoyo explícito de López Obrador ni de Marcos.
El acuerdo más importante al que llegaron los participantes en ese Segundo Diálogo Nacional fue impulsar un paro de labores, también nacional, el próximo 2 de mayo, una actividad en la que además de suspender las tareas productivas se pretende que haya bloqueos de carreteras al menos durante algunas horas.
La medida, según se explicó, intenta ser un ensayo para la realización de protestas mayores cuando empiece la ofensiva calderónica en contra de Pemex, que según todos los indicios disponibles es ya inminente. De allí entonces la importancia de que la CND acuerde incorporarse a las manifestaciones pacíficas del 2 de julio, y durante los preparativos de las mismas ensanche sus filas con contingentes sociales cada vez más amplios y representativos.
Para los asistentes al Segundo Diálogo Nacional quedó claro que para todas las fuerzas de izquierda el único camino viable hacia la derrota del "gobierno" espurio y el restablecimiento de las instituciones democráticas es la unidad de acción, en alianza con otras corrientes progresistas. Y también resultó obvio que, ante el deterioro causado al sistema electoral por el fraude del 2 de julio, en este momento histórico es inútil y ocioso pensar en nuevos comicios.
A lo largo de los 24 años recientes —plantea Rafael Barajas El Fisgón en el número de lujo que marca el regreso de la revista El Chamuco—, "en las últimas cuatro elecciones, la izquierda ha ganado dos veces la Presidencia": en 1988, representada por Cuauhtémoc Cárdenas, y en 2006 por López Obrador. Y las dos veces, agrega el caricaturista, "hubo fraude", por tanto "el mensaje es que para la izquierda, la vía electoral está cerrada", ante lo cual se impone la certeza de que la lucha, sin dejar de ser pacífica, debe emprender otros caminos.
Ir al paro nacional del 2 de mayo puede ser el principio de una nueva etapa si la gran mayoría de las organizaciones sindicales acata la medida, que no será exitosa de ningún modo si la CND no se incorpora activamente al esfuerzo, al igual que las comunidades indígenas rebeldes de Chiapas, la APPO y la gente que resiste como puede contra la pesadilla en que se ha convertido el país.

Jugar como si nada

Es un poco suicida ser artista, dejarse ir, hacer lo que uno quiere como si no hubiera público. Frente a la sociedad cuadriculada y numérica, el arte y el deporte responden, o deben responder, con su esencial ludismo por más que las leyes del mercado también quieran cosificar a los creadores y a los deportistas, que a su manera son la misma vaina. Leo por estos días al maestro argentino Ángel Cappa, ex jugador de futbol, brillante entrenador y (aunque suene extraño) filósofo graduado. El libro es ¿Y el futbol, dónde está?, una aseada edición peruana inconseguible en México. Armado en fragmentos que parecen artículos de prensa, los apuntes de Cappa son un placer crítico, pues el analista piensa en el futbol sin descuidar sus tristes vinculaciones actuales con el mercado, con la rapiña periodística, con el inmediatismo que ha convertido a este deporte en un cínico negocio y al jugador en un producto deshumanizado.
Dejo hablar a Cappa, y cómo me gustaría que los muchachos del Santos y Daniel leyeran estas líneas. No para que aprendan, sino para que, en las actuales circunstancias, cuando la guerra parece ya perdida, jueguen como si nada, como lo hacían en el barrio, con el importamadrismo de un adolescente apestoso que es feliz con la pelota en los pies. Pido un imposible, lo sé, pero no se me ocurre nada mejor. En lugar de presionarlos, yo los dejaría jugar como si sólo estuvieran en apuesta las cerbatanas y los cigarritos que se echarán en la esquina. Dice Cappa (“El fútbol no es una cosa de locos”):
“Tenemos que admitir que, es cierto, un equipo de fútbol es en gran medida un estado de ánimo. También es verdad que los intereses en juego y las presiones de distinta índole que existen en el fútbol alteran negativamente el estado de ánimo ideal de los futbolistas.
La apremiante necesidad de éxito en una sociedad histérica a causa de esa compulsión también afecta a los jugadores de fútbol que viven el oficio con ansiedades y urgencias inapropiadas. Amenazado por la angustia, despojado de la ilusión y sin alegría, el futbolista es presa fácil de los miedos más comunes de los deportistas de élite: el miedo al fracaso y el miedo al éxito.
Reducir esos miedos a niveles normales, hacerle recuperar la ilusión con la que empezó a jugar fútbol y devolverle la alegría que le arrancaron, es una de las tareas más importantes del entrenador, cuyo papel no puede limitarse a cuestiones estrictamente técnicas (…) El entrenador es —tendría que ser— el depositario natural de la confianza del jugador, porque es el que mejor lo conoce, el que lo guía y con quien comparte la suerte de la empresa”.

Otro sobre Tello Díaz

Más sobre la patraña de Tello. Es de La Jornada de hoy. Si miente en eso, que es lo más importante de su libro, ¿en qué más mentirá? Lo dicho: es un miserable:

"Miento en eso": Carlos Tello
Federico Arreola

Carlos Tello escribió en su libro 2 de julio, de editorial Planeta, que Andrés Manuel López Obrador dijo "perdí" la noche de ese día de 2006 en una suite del hotel Marquis Reforma frente a un grupo de 10 personas: sus tres hijos (José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo), mi hijo Federico Manuel, Marcelo Ebrard, César Yáñez, José María Pérez Gay, Mario Delgado y Nicolás Mollinedo.
El pasado 14 de febrero, en el programa de Carmen Aristegui de CNN en español, Tello dijo que no podía revelar la "fuente" que supuestamente le contó lo anterior. Lo cito: "La fuente me la reservo... es la única fuente que me reservo". Yo le respondí: "escribiste un libelo, una mentira total". Le exigí que probara que AMLO había dicho eso. No pudo hacerlo. Lo reté a que diera el nombre de su fuente, se negó varias veces. Insistí y Tello no soportó la presión. Me acusó: "Tú fuiste la fuente". Cuando le expliqué que lo iba a llevar a los tribunales por esa calumnia, reculó: "Miento en eso, efectivamente".
Mintió en el programa y mintió en su libro. Para muchos, él está haciéndole el trabajo sucio al gobierno. Es su problema, es su moral.
El siconalista Alberto Sladogna me envió una carta: mientras yo le decía a Tello que es "un mentiroso y él decía que no y trataba de salirse de su afirmación de 'perdí' que él pone en boca de AMLO y que le atribuyó a usted habérselo confiado, bueno, en uno de esos momentos usted lo pone contra las cuerdas con el asunto de la fuente, las mentiras y el libro, y él le responde: 'Mi fiente —trastabilla y corrige— mi fuente no la digo'. 'Fientes' es una bonita condensación entre fe, fuentes y mientes: mi fuente miente, la frase sería algo así: doy fe, mi fuente miente".
Miente su fuente y miente Tello. Así lo reconoció él mismo en la televisión. No hace falta decir nada más.

viernes, febrero 16, 2007

¿Loquitos? ¿Obsesos?

Locos, obsesos, tercos, ilusos. No sé cuántos adjetivos he oído dirigidos a quienes creen que el 2 de julio fue una farsa gigantesca. Si luego del 6 de julio del 88 pasaron varios años para que la gente se convenciera de que un tipo siniestro se había instalado en Los Pinos, luego del 2 de julio no pasarán ni siquiera doce meses antes de que la gente vea claramente las dimensiones del reciente macroengaño. El crimen está muy lejos de haber sido perfecto. ¿Loquitos? ¿Obsesos?

Tello, un patán

Carlos Tello Díaz es un patán. Quise escribir sobre su libro, pero luego de ver la entrevista que concedió, junto a Federico Arreola, en el programa de Carmen Aristegui, no quedan ganas de husmear en los renglones de su embustero mamarracho. Calco la transcripción que hoy hace Julio Hernández López en Astillero. Con eso basta para exhibir la impostura de Tello Díaz. ¿Cuánto le habrán pagado por hacer esos ridículos?:


-Demuestra que Andrés dijo eso. Dí tu fuente. Si la tienes -retaba Arreola (FA).
-Sí la tengo -con sonrisa nerviosa contestó Tello (CT).
FA: -¡Díla!
CT: -No la voy a decir... es la única que me reservo.
FA: -¡La única que se reserva! ¡Fíjate nomás!
Mientras CT trataba de justificar que hay fuentes que pueden ser reservadas, FA le aseguraba que su fuente no era directa y lo volvía a exhortar: "Dí el nombre". Retador, moviendo la mano cerca de la cara de CT, volcado en CT que estaba sumido en su asiento, FA insistió: "Dí el nombre. Dí el nombre. Atrévete. Atrévete", y CT respondió: "No lo voy a decir". FA insistía: "Atrévete", y CT dio el paso en falso: "Tú, tú fuiste la fuente".
A partir de allí se dio un agitado intercambio de frases:
FA: -Mientes.
CT: -Tú fuiste la fuente.
FA: -¿Yo te dije?
CT: -Sí.
FA: -Mientes.
CT: -No miento.
FA: -Sí, sí mientes.
Carmen Aristegui intervino: ¿Fue Federico la fuente?
FA: -Miente, Carmen, yo no fui la fuente. En su mismo libro dice que yo no fui. Miente. El señor es un mentiroso. Atrévete a repetirlo, atrévete a repetirlo y nos vamos a los tribunales en este momento. ¿Yo fui la fuente?
CT: -Tú fuiste la fuente.
FA: -¿Yo fui la fuente? Mientes.
Y en ese momento se produjo la confesión abierta, sin transición, como si se estuviese escribiendo un libro por encargo:
CT: -Miento en eso, efectivamente. Yo no... Federico no fue le fien... la, la, la fuente...
FA: -¿Entonces por qué mientes aquí, y mientes en el libro?... No puedes venir a mentir aquí... ¡Pues qué es esto; viene a mentir!...
Aristegui insistió en preguntar si Federico era la fuente:
CT: -No. La fuente me la reservo.

Un resumen perfecto

El artículo publicado hoy por Luis Javier Garrido resume perfectamente, creo, el comportamiento de la mafia aferrada al poder. Al cinismo de Fox le ha seguido el de Carlos Tello y al alimón el de muchos periodistas. La Gran Mentira está cayendo a pedazos y eso demuestra que el 2 de julio seguirá gravitando en la vida nacional por mucho tiempo. Las elecciones del 2006, por ello, todavía no terminan.
Dice el colaborador de La Jornada:

De verde olivo

Luis Javier Garrido

La búsqueda, casi desesperada, de Felipe Calderón por hacerse de una imagen y una autoridad política, de la cual carece, se ha saldado por un fracaso rotundo y ha evidenciado la insignificancia moral y política de quien por la vía de un grosero fraude electoral fue impuesto en Los Pinos, y compromete gravemente el porvenir del país y el bienestar de los mexicanos.
1. El complejo proceso de imposición de Calderón en la silla presidencial lo documentan dos aspectos que evidencian que las acciones para mantener un régimen político que defiende los privilegios de unos cuantos grupos empresariales compromete seriamente el futuro de México como nación libre e independiente capaz de decidir sus propias políticas.
2. El primero es la intervención determinante del gobierno de Vicente Fox en la imposición del fraude para evitar que López Obrador llegara a la Presidencia, implementando operaciones de mapachería electoral hasta el fraude cibernético, y estableciendo compromisos de tráfico de influencias con grupos a los que ahora se les retribuye. Y el segundo es el de los compromisos inconfesables que contrajo Calderón con la administración de Bush para entregar a Estados Unidos aspectos centrales de la soberanía mexicana a cambio del reconocimiento de Washington a su gobierno espurio.
3. Que el fraude electoral lo orquestara el grupo de Los Pinos, encabezado por Fox en colaboración con Carlos Salinas, ha sido bien documentado, y sólo quienes se aferran a sus privilegios se atreven a negarlo. El recordatorio que se hizo en el Senado al ex secretario particular de Fox, el panista Emilio Goicoechea, de que el 26 de enero de 2006 convocó a los dirigentes de la Concanaco a una reunión en Los Pinos para planear cómo evitar que Lopez Obrador fuera electo, es un dato más en el expediente delictivo del foxismo. Fox se ha vanagloriado de ello en actos que no sólo son de estulticia, pues sin proponérselo confirma su proceder criminal, y busca doblegar más a Calderón. Lo hizo así antes de dejar Los Pinos, cuando afirmó que él ganó las elecciones presidenciales de 2000 y de 2006, y lo refrendó el lunes 12, al declarar en el Centro Kennedy de Washington, en una de sus conferencias de paga, que perdió la batalla por lograr el desafuero -y la inhabilitación política de López Obrador-, pero que se desquitó con "el triunfo" de Calderón, con lo que intenta recordar a todos -a Calderón en particular-- que el dudoso "mérito" del operativo fraudulento y de la imposición es suyo, y que el nuevo gobierno debe retribuirlo a él y a sus amigos, cuidando sus intereses.
4. Los compromisos de Calderón con la administración de Bush son más graves, pues suponen más integración con Estados Unidos sobre la base de que territorio nacional y recursos estratégicos mexicanos son claves para la seguridad estadunidense, lo que supone privatizar y entregar Pemex y el sector eléctrico, y mayor control estratégico del país, pactado de nuevo por sus colaboradores en la reunión secreta del 20 de septiembre en Banff, Canadá, y ratificado en la Casa Blanca el 9 de noviembre.
5. Un primer deber de un gobernante es velar por el respeto a las garantías de sus conciudadanos, y la entrega vergonzosa y anticonstitucional que hace Calderón a Washington de ciudadanos mexicanos procesados por delitos contra la salud es una cobardía.
6. La desesperación de Calderón por sentarse en la silla presidencial lo ha llevado a escudarse de manera patética en las fuerzas armadas, buscando otorgarles canonjías y privilegios, disfrazándose de "comandante en jefe", prodigando los actos al lado de militares como ningún otro gobernante en la historia y tratando de crear a los soldados una situación de privilegio, por lo que el 19 de febrero, Día del Ejército, anunciará un incremento de 35 por ciento a tropa y marinería. Esa angustiosa recurrencia al Ejército y su invocación constante a las fuerzas armadas reflejan en lo síquico una mente autoritaria y desequilibrada, y en lo político muestra todos los días su debilidad.
7. Un hato de políticos fascistoides y corruptos no constituye un gobierno, ni un hombre que duerme en Los Pinos se convierte por eso en jefe de Estado. El respaldo de un jefe militar al fraude no cambia esa realidad ni garantiza al gobernante espurio ninguna lealtad a futuro, como documenta la historia, y es el caso del general Guillermo Galván, titular de la Sedena, quien trata de legitimar a Calderón, siguiendo la nefasta práctica del siglo XIX cuando los militares convalidaban al gobernante de facto. Michael C. Meyer refiere en Huerta. A political portrait (University of Nebraska, 1972) cómo los altos oficiales del Ejército avalaron como "legal" la usurpación de 1913, y un año después muchos cambiaron su posición.
8. El Ejército no combate al narco: está sirviendo a Calderón en una operación de distracción y requilibrio de las fuerzas que actúan en el mercado de estupefacientes para proteger a los cárteles que apoyan a Salinas y a Calderón, pues el narcopoder se halla en las estructuras del Estado (de la banca a cuerpos de seguridad) y nada tiene que ver con el narcomenudeo al que pretenden combatir los militares bajo la directriz de la DEA. Los delitos contra la salud sólo puede perseguirlos una policía especializada y no las fuerzas armadas, que están actuando ilegalmente, y como todo mundo sabe ya están penetradas por el narco.
9. El Ejército funge como un garante de la violación a la soberanía nacional por agencias estadunidenses y trasnacionales: tanto de la entrega de recursos estratégicos de México al extranjero como del control de fronteras, aduanas y espacio aéreo y marítimo mexicano por Washington. No es casual que Michael Chertoff, secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos, llegara ayer en visita oficial para supervisar las medidas que ha tomado el gobierno mexicano en seguridad, naturalmente la de Estados Unidos.
10. Las finanzas mexicanas las manejan el Banco Mundial y el FMI y el control estratégico del territorio corre a cargo del Comando Norte, el Pentágono, la DEA y la Secretaría de Seguridad Interna. Por ello es urgente evitar que un individuo, por buscar "legitimarse", cometa actos de lesa traición contra el país desde Los Pinos.

En el cafecito del FCE

Ayer, en las instalaciones de la librería del Fondo de Cultura Económica de Torreón, charlamos sobre escritura de la historia Carlos Castañón, Sergio Antonio Corona Páez y yo. Aunque fue una mesa que no dudo en calificar de espléndida, tuvimos poco público. Lo extraño es que al lado, en el TIM, la orientadora sentimental Olga Nelly (todavía no sé exactamente si eso es y por qué es tan aclamada) tenía un llenazo espectacular, sobre todo de público señoril. Así es esto, ni modo.
Yo leí unos apresurados renglones y participé al momento de las preguntas. Fue muy grato compartir mesa con Carlos y con Sergio, dos amigos a los que aprecio y admiro mucho. Agradezco aquí la invitación de Claudia Máynez, Martha Torres y Adriana Hermosillo. Va el maquinazo que preparé dos horas antes para aquella noche:

Boceto de historiadores

Jaime Muñoz Vargas

Decía Borges que era posible escribir una historia de la literatura sin necesidad de mencionar un solo nombre propio; esa brillante afirmación, estoy seguro, se podría extender a la historia de la historia, es decir, se podría escribir una historia sobre la escritura de la historia sin necesidad de mencionar a ninguna persona, sólo a las diferentes maneras de encarar el oficio de la escritura de la historia. No quiero que esto parezca trabalenguas, que el que deshistorice será un buen deshistorizador. Mi deseo es, simplemente, pensar en, a mi juicio, las cinco o seis maneras más visibles de escribir historia en La Laguna. Aunque no hay todavía mucho qué presumir, aunque estemos lejos de compararnos con pueblos acostumbrados desde hace siglos a convivir con la reflexión y la escritura históricas, en La Laguna ya tenemos un número decoroso de libros relacionados con nuestro pasado. Generalizo demasiado, lo sé, pero no puede ser de otra manera dada la condición de boceto que me he propuesto elaborar. Van entonces las cinco variantes de historiador que a mi parecer se han dado en la comarca. Las pienso ahora aisladas, para visualizarlas mejor, pero es obvio que un mismo historiador puede mezclar dos o más incisos. Sale:
1) El historiador lírico. En esta categoría entran quienes escriben sobre el pasado sin herramientas metodológicas, por puro amor a la disciplina. No hay en ellos una formación ni elemental sobre teoría de la historia, desconocen toda discusión sobre el estatuto científico de la historia, y ello los lleva a tener un concepto demasiado cándido, aunque no por ello desprovisto de sana pasión, de las fuentes y de las temáticas que eligen. El producto de sus esfuerzos, por lo común, exagera la importancia de lo anecdótico (el lugar en el que estaba ubicada una tiendita, el color de las corbatas que usaba el alcalde, la hora a la que despertaba el general) y tiene una obsesión única por la historia política, por las venturas y las desventuras de los próceres.
2) El historiador sastre. Aquí caben los historiadores que, por lo regular capacitados con solvencia suficiente para la investigación, escriben historia bajo pedido, financiada. La escritura que de allí surge deriva, obvio, en hagiografía de empresas, personas y/o familias, y es por su mismo origen ajena a la consignación de todo dato que manche o contradiga la grandeza previsible del sujeto estudiado. Escrita muchas veces con el objetivo de lograr amenidad, no necesariamente renuncia al uso meticuloso del documento original.
3) El historiador artista. Escrita sobre todo para emocionar, en ella caben los historiadores que no desean mantener diálogo alguno con la ciencia, sino con el lector convencional. Prescinde por ello, si no del documento, sí del método, del aparato crítico. Ataca pues el plano estético de la escritura, más que el científico, y tiene una marcada intención divulgativa.
4) El historiador difusor. Parecido al anterior en su deseo de llegar al gran público, el historiador que divulga conoce el método, entiende la importancia de la investigación, de la crítica de fuentes y del valor que tiene el conocimiento del pasado, y su plan consiste en digerir el conocimiento más sólido ya obtenido y entregarlo a los lectores bajo con una escritura aseada, sobria y sin aparato erudito, pues no es su interlocutora la comunidad académica, sino el lector de a pie deseoso de conocimiento nuevo.
5) El historiador científico. Preparado en las aulas, conocedor profundo de la historia de la historia y sus basamentos teóricos, el historiador científico dialoga sobre todo con sus pares, los académicos especializados en tal o cual franja del conocimiento. Estudia procesos sociales complejos, arriesga hipótesis, reconstruye haceres comunitarios y aporta conocimientos nuevos, de ahí que su labor fundamental sea explorar documentos prácticamente desconocidos. Es, mirado así, el historiador ideal, el más escaso entre nosotros dada la exigencia epistemológica que demanda.

Libelo antianaya

Ocho páginas en papel bond, full color, tamaño tabloide, sin directorio y sin una sola firma o seudónimo que indiquen autoría, todos esos rasgos hacen de El Ciudadano (Torreón, Coahuila, Año 1, Número 1) un acabado ejemplo de libelo, oséase de publicación que con el más anónimo y terrorista de los periodismos quiere aniquilar de un misilazo a sus enemigos políticos. Lo conseguí, obviamente gratis, en un Oxxo, y puede ver que lo repartieron en puntos comerciales de similar giro. Es un modelo de odio y redacción pedestres (dos rasgos, por otro lado, casi inherentes al libelismo clásico). Parece de fácil atribución, pero dada su falta de nombres propios y dado que no se ve una coyuntura política importante en la cercanía es mejor andarse con tiento antes de achacarle a alguien la comisión del bazucazo.
Dos son las víctimas centrales, aunque una más que otra, de El Ciudadano. El “reportaje” principal ataca apachemente al senador Anaya; lo hace mediante el recordatorio del supuesto desfalco a Simas. Con menos violencia, de gratis, el diputado Zermeño también es aporreado. No juzgo ciertas ni falsas las imputaciones de El Ciudadano, pues para ello se requeriría una investigación que hasta la fecha no se ha emprendido (ni se emprenderá), sólo describo el contenido del libelo, pongo en consideración sus intenciones y conjeturo su autoría. Sobre esto último, atrevo tres posibilidades:
1) Como ya es del dominio público que el senador Anaya aspira a la gubernatura —y, dada la actual tómbola, tiene todas las condiciones para alcanzarla, incluido un estrecho vínculo personal con Calderón— no es remota la posibilidad de que sus rivales del partido en el poder estatal ya hayan comenzado a vapulearlo con el tema insepulto de Simas. En este caso, el uso de los colores azul y naranja en la portada son inmejorables distractores.
2) Los colores predominantes del libelo son el azul y el naranja, los mismos que caracterizan al icono de la actual administración torreonense encabezada, nadie lo ignora, por enemigos políticos de Anaya. Parece demasiado obvio, y esto se puede interpretar de dos maneras: a) es un descuido de los diseñadores vencidos por su subconciente y b) con maña se quiere hacer evidente la “autoría” al usar esos colores institucionales.
3) La posibilidad descabellada lleva a pensar que se trata de fuego amigo. Basta ver el peso que se le da a cada víctima (y los temas desempolvados) para intuir esa posibilidad.
Sea lo que sea y de quien sea, es claro que se trata de un madruguete; estamos a cuatro años de que se definan las candidaturas y ya comenzó la guerra de lodo.

jueves, febrero 15, 2007

El encueradero

No se le dice “presidente espurio” nomás por nomás, como si fuera un insulto ayuno de asideros. Se le dice así porque su llegada al máximo cargo del país obedeció no a la voluntad popular expresada en las urnas, sino a una campaña burdamente orquestada para liquidar al ganador e instalarlo en un segundo lugar ficticio. Los dichos de Fox, pues, son más que cínicas ocurrencias, son la puntita de la siniestra madeja que será jalada si a Calderón se le ocurre ejercer de veras como presidente. Fox, entonces, no sólo le mete un estatequieto al michoacano, sino que de paso aumenta la certeza de su ilegitimidad y, lo más grotesco del caso, emprende un encueradero de proporciones mayúsculas. Estos son los principales actores que, ahora sí, quedan desnudos, con sus vergüenzas al desgaire gracias a la nada gratuita verborrea de Fox:
1) En primer lugar, los medios de comunicación que secundaron a coro el apretado pero auténtico “triunfo” de Calderón. En vez de denunciar la campaña del Ejecutivo federal en contra de su enemigo, en vez de ver por el aseo del proceso electoral, se dedicaron a minusvalorar las denuncias de complot que sistemáticamente hizo “Rayito” por la simple razón de que, en efecto, como lo ha declarado Fox, el complot duró no meses, sino años. Luego, cuando se dio la “victoria”, esos mismos medios encabezados por Televisa obedecieron la consigna, también a coro, de sepultar a AMLO, de señalar los “errores” que lo llevaron a la “derrota” y su necedad de denunciar el fraude por medio de movilizaciones.
2) Como se lo espetaron a Virgilio Andrade, representante del justificadamente sacatón Ugalde en un encuentro académico recién celebrado en la UNAM, el IFE y sus consejeros hicieron el papelazo histórico, mandaron al diablo los pocos avances electorales que se habían alcanzado y reinfundieron todas las dudas posibles en el procedimiento comicial.
3) El Trife se ve, como el IFE, igualmente desnudo por el pícaro Fox. ¿Dónde están ahora esos magistrados que dieron por válida una porquería?
4) Los partidos políticos que sólo estaban esperando el cierre de las casillas para, en un acto de “grandeza” republicana, reconocer de inmediato al “ganador” y proceder al reparto de canonjías en las cámaras.
5) Queda desnudo Calderón. Si antes se cubrió con la hoja de parra que le daba una microscópica legitimidad, con las palabras de Fox ha perdido la escasa prenda que lo cubría.
Las palabras de Fox son más que palabras: son un encueradero y, lo más importante, un tácito reconocimiento de su derrota legal y de una victoria ajena: la de AMLO. (Mañana, el libelo contra Anaya).

Pérez Gay liquida a Tello

Ayer vi en el programa de Carmen Aristegui al "historiador" (así decía la etiqueta que le pusieron al aire) Carlos Tello y el periodista Federico Arreola. Acelerado y todo, Arreola golpeó un punto medular del libro 2 de julio recién publicado por Tello en editorial Planeta: su ocultamiento de la fuente que le dijo que AMLO dijo "Perdí" la noche del 2 de julio.
Mejor, más sereno, Chema Pérez Gay liquida a Tello hoy en La Jornada; básicamente cuestiona dos debilidades del libro: no revelar la fuente que le dio el dato más importante del libro (que AMLO dijo "Perdí") y analizar el 2 de julio como si todo se centrara en ese único día, como si no se hubieran dado los antecedentes del desquite emprendido (y hoy mañosamente confesado) por Fox.
Tello es, en resumen, uno más de los zenzontles oficiales. Esta es la respuesta de Pérez Gay:

Documenten, señores, no inventen

José María Pérez Gay

Ayer por la mañana, el señor Carlos Tello Díaz afirmó, en una entrevista televisiva, que el mismo 2 de julio —título de su libro— Andrés Manuel López Obrador había admitido en el círculo de sus colaboradores más cercanos, a los que señala: Federico Arreola, César Yáñez y José María Pérez Gay, su derrota electoral. Desde hace varias semanas Tello Díaz me buscó —cuatro o cinco veces— para hacerme una entrevista sobre la noche del 2 de julio. "Busqué también a José María Pérez Gay, a quien le mandé un cuestionario por correo electrónico, una de cuyas preguntas hacía referencia a la reacción de AMLO frente a las elecciones en el hotel Marquís.
“‘Si respondo a tus preguntas me dejarías sin la crónica histórica que con el título Explico algunas cosas publicaré en unos dos meses’, me contestó Pérez Gay. Yo ignoro si los tres estuvieron presentes en el episodio que describo, pero sé que uno de ellos sí escuchó la confesión de Andrés Manuel y que la comentó en los primeros días de julio con al menos tres personas, a través de las cuales tuve conocimiento del episodio. Mis fuentes para recrear esta escena, que es clave, son entonces todas indirectas, pero confiables".
No quise darle la entrevista a Tello Díaz por dos razones: en primer lugar, porque escribo una crónica no de la noche del 2 de julio, sino de los años con Andrés Manuel López Obrador. En segundo, porque no creo en su trabajo. Si el método de investigación de su libro La rebelión de las cañadas le funcionó sólo a medias, y mucha gente advirtió en él la crónica de una delación, aquí en su libro sobre el 2 de julio fracasa cuando intenta ''una crónica minuto a minuto del día más importante de nuestra historia contemporánea'', porque en realidad reduce el proceso electoral sólo a los dimes y diretes, a los rumores de fuentes anónimas y no fidedignas, a ''la crónica de sociales'' de los grupos cercanos, y al repaso de las cifras que todos conocemos y en las que demasiados no creemos.
Su método es el de la no-inexactitud de sus afirmaciones, y si en lógica la doble negación es un hecho, en el espacio de la moral es lamentable. En su momento más melodramático, Tello Díaz es cuando menos grotesco. Andrés Manuel López Obrador nunca dijo esa noche, y lo recuerdo con toda precisión, nada parecido a la admisión de una derrota, más bien lo contrario. Tello Díaz, infatigable explorador de Amazonas, debería regresar con los yanomami, porque lo que el Amazonas non da, periodismo non presta.
Tello Díaz insiste en no revelar sus fuentes, con lo cual tratándose de un asunto tan importante declara que esas fuentes no existen, y que yo sepa su palabra como la de cualquier periodista vale por lo que documenta, no por lo que inventa. Si Tello Díaz quiere ser fabulador ahí está el espacio de la novela, si quiere ser periodista ha empezado muy mal: con la calumnia y la mentira.
Al ver cómo Tello Díaz hace dela mentira su Archivo General de la Nación, repito que es un calumniador, y yo sí puedo revelar mis fuentes: los testimonios de Federico Arreola, César Yáñez y yo mismo, y no la ridiculez de ampararse en lo que le dijeron que dijera sin decir quién se lo dijo.

miércoles, febrero 14, 2007

Puro pájaro nalgón

La perrada del barrio, que es sabia sobre todo cuando se inspira con cervezas, etiqueta con profundo y gracioso escepticismo a quienes desempeñan simuladamente un oficio: es puro pájaro nalgón, dicen. Tal rótulo les ajusta de maravilla a los políticos que, por anhelar un nuevo cargo, nunca terminan por colocar bien sus posaderas de pájaros nalgones en la silla que ya tienen. Así, el gran escaparate de la polaca mexicana nos ofrece un espectáculo lamentable de diputados que apenas lo son y ya quieren ser senadores, de senadores que apenas lo son y ya quieren ser gobernadores, de secretarios que siempre desean ser presidentes, de alcaldes que sueñan a toda hora con alcanzar un cargo mayor. Es un vicio indescriptible, una patología, al parecer, sin cura.
Esta escalada de apetencias trae como consecuencia, entre otros, dos vicios que acompañan como rémoras al quehacer político mexicano: el madruguete y el saltimbanquismo. Son, como si dijéramos, uña y mugre, y de hecho nunca están, como los dos arbolitos de la canción, separados uno del otro. El madruguete deriva en saltimbanquismo, y el saltimbanquismo deviene madruguete, y así alternativamente. Los casos son innumerables, y los tenemos tan cerca que nomás con echar un vistazo a la localidad podemos ver el elenco de madrugadores y saltimbanquis.
El secretario de gobierno Pimentel tenía apenas un año en ese cargo y ya estaba madrugando para, desde allí, hacerse de la gubernatura. El alcalde de Torreón acaba casi de leer su primer informe y ya comenzó a mover alfiles para llegar a ser góber de Coahuila. El senador Anaya todavía no calienta la curul en Xicoténcatl y ya se le cuecen las habas por alcanzar otro tanto. El diputado federal Zermeño tiene quince minutos instalado en San Lázaro y anda en las mismas. O sea, todos con la mira puesta en el futuro, y por ese propósito se adelantan. Tan madrugadores son, se sabe, que algunos le hacen una lectura peculiar a la reciente boda de Zermeño: como todavía tiene sueños pendientes en Coahuila, aprovechó la coyuntura de su casorio para empatar a Anaya en materia de cercanía con Calderón, pues en teoría ser compadre vale casi lo mismo que ser testigo de boda.
Se permite de todo en esa feroz y soterrada carrera parejera. El caso es descansar la mirada en el futuro, nunca en el presente. Nuestros políticos tienen, pues, un nivel de pragmatismo aterrador: lo ya conseguido, conseguido está. Lo importante está siempre en el porvenir, de ahí que los cargos sean desempeñados al ahi se va, sólo como taburetes de saltimbanqui. Mañana seguiré con esto; se están madrugando a placer delante del respetable público.

lunes, febrero 12, 2007

La flatulencia de Occidente

Me he dejado vencer muchas veces como padre pasalón. Hace un año se presentó en el Teatro Alvarado una compañía amateur de jóvenes actores que, con las uñas, con mucha ingenuidad y hartos deseos de agradar, pusieron en escena el musical Vaselina que en mi prehistoria adolescente y ñeteril alcanzó fama mundial gracias a la dupla conformada por Olivia Newton-John (¡arroz!, decía don Mauricio Garcés) y John Travolta. Los jóvenes laguneros dieron como media docena de funciones gratuitas, todas celebradas en tardes de domingo. Como esos días no hay nada qué hacer en el planeta y mucho menos en La Laguna, mi esposa y yo llevamos a las niñas en cuatro ocasiones. No miento si digo que nos divertíamos, pues el espectáculo, aunque rústico, dejaba asomar a pequeñas dosis la magia del arte teatral. Mis hijas, por su parte, casi aprendieron las canciones de la obra y el siguiente paso consistió en comprarles el maldito CD con los temas originales y el DVD de la película.
Varios meses después, los cinco tuvimos la suerte de ver una versión profesional de Vaselina, la que se presentó recién, el martes 6, en el Teatro Nazas. El programa de mano consignaba que era un espectáculo de Julissa y de Quiroz Producciones (¿?). La ex cantante y actriz se encargó de la “Traducción, adaptación y letra” de esa obra escrita por Jim Jacobs y Warren Cassey, que en esta puesta tiene como estelaristas a Alex Ibarra, Sherlyn, Alex Sirvent, Daniela Luján y un montón de wannabes que fungen como extras.
Un teatro espléndido, una producción de buen billete, dos entradas que casi llegan al lleno y un audio poderoso no fueron sin embargo suficientes para maquillar lo absurdo, lo grotesco de la trama armada por la ex estrella ruckanrolera. Sé que una obra musical de esa índole no es exactamente lo que Brecht entendía por teatro, sé que Vaselina busca a niños o a jóvenes que pasan por la edad de la inocencia, pero no hay que excederse: un poco de lógica, un mínimo hilo conductor que ate la historia nunca le viene mal a ningún espectáculo que en principio quiera contar algo, en este caso los avatares del amorío entre Dany y Sandy. No hubo tal mínima lógica, y a cambio esta versión 2007 de Grease, una chilangada con todo el sello facilista de Televisa, exhibió las previsibles canciones pegadas con saliva a parlamentos dignos de teatro preparatoriano, el arte al que nos quiere condenar el show business alentado desde los media adormecedores.
No lejos, más bien en consonancia con esas simplonerías rayanas en el delirio, está la guácara llamada Rebelde (aunque se enoje Carlos Mota, analista de cifras, no de contenidos) y ese fenómeno ya mundial llamado Bety la fea, que un ingenioso productor rebautizó en la versión náhuatl con un oxímoron nacido vía cesárea: La fea más bella. Qué cosa más ojéis, venerable señor Huitzilopochtli. Con tal bodriazo colombiano (que por cierto ha hecho más daño a la humanidad que los cárteles de Cali y Medellín juntos) el melodrama ha alcanzado en Latinoamérica los más altos rangos de bajeza artística. Hoy sé que también anda en EUA (donde ha rebasado los seis millones de telespectadores), en Inglaterra y en no sé cuántos países más. La cursilería, pues, adueñándose del mundo espiritual, e impunemente. Yo reculo, y no necesito más, con ver unos segundos la sobreactuación (en un tono de comedia noña que recuerda a Capulina) de los protagonistas, oséase el archimamonsísimo galanazo criollo Jaime Camil y la mostachona y fridakahlesca Angeliquita Vale (casi en el papel de ella misma). Vaselina 2007, Rebelde, La fea más bella… parafraseo a Spengler: la flatulencia de Occidente, el triunfo de la estupidez. Y por goliza.

Chistosito Negroponte

Colaborador de Milenio en su sección internacional, el analista argentino Roberto Bardini reflexiona en un artículo sobre “Washington, Chávez y los ‘hijos de puta’". Aborda allí, obviamente, el tema de la preocupación estadounidense por la actitud cada vez más altanera del presidente Chávez, un verdadero foco de infección para América Latina según el parecer de John Dimitri Negroponte, ex embajador de EUA en México y permanente gurú de la inteligencia norteamericana.
Podemos decir de Chávez lo que queramos, pues él se ha encargado de atizar los enconos con una facundia pendenciera, nada diplomática. Pero de eso a, como Negroponte y quienes lo escuchan, considerar que los EUA temen por nuestras democracias es casi creer que Irak es hoy una sucursal de Disney.
Bardini expresa: “La actual intranquilidad de Estados Unidos respecto a la Venezuela bolivariana del presidente Hugo Chávez contrasta con su despreocupación en el pasado hacia otros países hispanoamericanos dominados por personajes nefastos. Se pueden mencionar, por ejemplo, la República Dominicana de Trujillo (1930-1961), El Salvador de Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944), la Nicaragua del clan Somoza (1937-1979), el Paraguay de Stroessner (1954-1989) y el Haití de los Duvalier (1957-1986). Entre los años 60 y 80, Washington respaldó a una serie de tiranuelos centroamericanos y dictadores sudamericanos que iban desde el guatemalteco Efraín Ríos Montt hasta el argentino Jorge Rafael Videla y el chileno Augusto Pinochet. A todos ellos les calzaba como anillo al dedo la célebre frase del cuatro veces presidente Franklin Delano Roosevelt (1933-1945), promotor de ‘la política del buen vecino’, al referirse al primer Somoza (…): ‘Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta’”.
Los planteos de Negroponte sobre el poder absoluto del chavismo y su peligrosa radiación al exterior no son, pues, los de un demócrata, sino de lo contrario: de un representante del país que se ha caracterizado por auspiciar a los peores criminales políticos de la historia latinoamericana, como lo demuestra la siniestra lista de asesinos que organizó Bardini para solaz de los olvidadizos. Vigilarán a Chávez, sí, y “uno puede preguntarse por qué Washington no siguió más de cerca o adoptó una posición ‘más activa’ en los casos de Trujillo, Hernández Martínez, el clan Somoza, Stroessner, los Duvalier, Ríos Montt, Videla y Pinochet. Porque Chávez tiene algunas diferencias con todos ellos. Para empezar, su vínculo con las urnas”.
Negroponte me recuerda a Fox, a Calderón, a muchos insignes demócratas: saltan pedazos de lengua cuando hablan.

viernes, febrero 09, 2007

Legislando por la boda de sus sueños

Cualquier ser humano tiene derecho a todo lo que tienen derecho todos sus congéneres. Así, casarse por segunda vez, independientemente de la extracción social y de la edad de la pareja, es tan legal como comprar una cama; el problema no va por ahí. El asegún se da cuando el que ejerce ese derecho ha construido una trayectoria política de buen nivel y en la actualidad desempeña uno de los más altos cargos legislativos del país. El problema es de forma, de simple forma.
Para entender bien a bien este detalle hay que poner en contexto el asunto, por frívolo que parezca. Pocos profesionales padecen una imagen más devaluada que los políticos. Por culpa de esa imagen, lo sabemos, mucha gente ha renunciado a toda participación en política, a toda inquietud de militancia, incluso a depositar su voto en tiempo de elecciones. Decimos, pues, “político”, y en cascada se nos viene a la cabeza todo el repertorio de epítetos sedimentados ya en el imaginario colectivo: corrupto, gandalla, abusón, vividor, oportunista y muchos otros ubicables en el mismo campo semántico. Por una extraña razón, cuando pienso en ellos me llega a la mente el líder caricaturizado en tv por el cómico Héctor Suárez, quien declaraba puras cantinflescas vaguedades en entrevistas de banqueta. He ahí la imagen del político ante el populamen que, agraviado, no tiene más defensa que la risa y el insulto, dos mecanismos, por lo demás, inofensivos para el político de cepa, corrupto o no.
En ese espacio mental se mueven entonces quienes se dedican a la polaca, de suerte que cuidar las formas sea un imperativo de su comportamiento en sociedad. Sé que es pedir mucho, pues si algo está arraigado en nuestro país es la ostentosidad, la faraónica vidita que se gasta desde un alcaldillo rascuache hasta el mismísimo presidente de república, pasando por secretarios, ministros, gobernadores preciosos, legisladores y toda la jauría de asesores y subs que tejen una inmensa (e indestructible) red de presupuestívoros, los hijos (de su) paridos por la madre partidocracia.
Digo, en suma, que si se mueven delante de un telón que los considera excrecencias, no está de más que gocen todos sus derechos con mesura, es decir, que no hagan alardes de dispendio y sean personas públicas sólo en función de sus ocupaciones profesionales, no de su vida privada. Ver, por ello, a un connotado animal político en revistas del corazón, leer sus declaraciones rosas e imaginar la lista de gastos que generará la boda de sus sueños no favorece su imagen ni la de sus homólogos. Antes bien, refuerza la noción que de ellos tiene el ciudadano estándar.

jueves, febrero 08, 2007

Ojo ojo ojo, un concierto

Ojo, raza escéptica: esta semana arreció el concierto de voces periodísticas que insisten en la limpieza casi santa del 2 de julio y en la condición orate de quienes todavía no creen que tuvimos unas elecciones impolutas. La tele, la radio, muchos columnistas de prensa impresa, todos a coro se desgañitan con la misma tonadilla, como si alguien con batuta los estuviera dirigiendo. El caso es sepultar, el caso es reatornillar en su silla al señorito usurpador. La pregunta, en este momento, es obvia: ¿cuál es el propósito de la sinfonía?

Relegitimación y quema

El mejor termómetro de la realidad política nacional lo tiene Televisa. Su único defecto es que siempre debemos leerlo al revés: si el mercurio baja, es que hará calor; si asciende, en cambio, tendremos clima gélido. Ante esa infalibilidad, debemos estar pendientes de sus noticieros y sus programas de opinión, ya que por sistema informan y comentan animados por ese sutil y a veces no tan sutil trasfondo inverso. Paso a dar un ejemplo.
Ayer le pegué su monitoreo habitual a lo que, de Televisa, está al alcance de mi tiempo. Curiosamente, vi dos extremos de su programación: el noticiero madrugador de Carlos Loret y el programa muy medianochero de Denise Maerker. En ambos, funcionarios del IFE tuvieron amplios espacios para explicar lo que en verdad (“en verdad”) ocurrió el 2 de julio de 2007. Loret tuvo como entrevistado a Luis Carlos Ugalde. Fue un diálogo muy extraño desde el punto de vista de su producción, pues Ugalde aparecía en las instalaciones del IFE (el rótulo institucional se veía en un muro, detrás del personaje) y en apariencia Loret estaba frente a él, allí mismo. Cuando en mi televisor capté la señal del canal 2 ya había comenzado la conversación y no sé si alguna vez Loret y Ugalde se vieron a cuadro los dos juntos; esto lo comento por que en todo el rato que vi y escuché el diálogo, las preguntas y las acotaciones del periodista no parecían “montarse” de manera natural en la entrevista, sino que parecían editadas para simular un diálogo espontáneo en el que, por maravilloso y ágil que sea ya el arte de la edición televisiva, no dejó de exhibir una mecanicidad delatora precisamente de dos grabaciones distintas urdidas para simular una sola.
Esto puede parecer una nimiedad, pues el mensaje a fin de cuentas se da en los mismos términos. No creo que sea el caso. Si no fue una entrevista ortodoxa de televisión, ¿a qué viene tanto apuro por mostrar al consejero Ugalde en un diálogo aparentemente espontáneo pero en el fondo más preparado que un asalto bancario? Ignoro cuál es el móvil soterrado de esa edición, caso de que lo sea, pero lo que sí se puede asegurar es que Ugalde goza allí de tiempo lujoso para dar su opinión sobre el aparentemente olvidado 2 de julio. De todo lo que se le acusa, sólo reconoce que cometió un error, la frase polémica que dijo en lo más caldeado de la jornada electoral: que hay una “regla de oro” en las democracias, aquella que da la victoria al candidato que obtiene la mayor cantidad de votos, como lo hizo (“lo hizo”) Calderón.
Mucha tele, venidera quema de boletas, urgencia de relegitimación. Los apuros que pasa la camorra usurpadora para que su mentira siga en pie.

Muerte en Sapioriz

Quizá debe alcanzarnos el destino para que enmendemos la trayectoria de la incivilizada civilización. Por ahora, los expertos alertan, llaman la atención, encienden focos rojos sobre el calentamiento global que sofoca a la tierra, y aunque la información “baja” (todos oímos hablar sobre eso), parece sólo culterano alarmismo de científicos, aracle mundial de unos pocos sujetos obsesionados por el apocalipsis now.
Al calentamiento global, mientras tanto, contribuimos todos y en todas partes. El simple consumo inmoderado de energía en nuestros hogares es un aporte pequeño —el famoso corpúsculo de arena—, pero aporte al fin, en pro del desastre. Hay, empero, actitudes que rebasan las fronteras de lo humano y se instalan, más bien, en la insania criminal. Y no es necesario mirar hacia el Amazonas o a nuestras selvas chiapanecas. No. Con echar un vistazo a nuestro entorno podemos admirar las maravillas del ecocidio. En eso me hace pensar, no sin dolor, la carta que el lunes 5 me envió Paco Valdés. Las fotos que adjunta (las instalaré en mi blog) son el vivo testimonio de la muerte por salvajismo extremo. Veamos junto a Paco: “El día de hoy acudí al Río Nazas para ver el estado que guarda el canal de riego de Sapioriz y tratar de evaluar el daño que causará el proyecto de encementar dicho canal, un proyecto promovido por los usuarios de ese canal y por la Comisión Nacional del Agua.
El martes pasado, 30 de enero, otros miembros de Prodefensa del Nazas, investigadores universitarios, representantes de los usuarios del canal, el constructor que pretende ejecutar la obra y un funcionario de CNA hicieron un recorrido similar para empezar a dialogar y evitar una decisión intempestiva que dañe a uno de los ecosistemas más biodiversos que existen en el Norte de México.
Entre el 30 de enero y hoy, 5 de febrero, manos desconocidas prendieron fuego a docenas de ahuehuetes —algunos de ellos pluricentenarios— causando un daño enorme, causando la caída de uno y debilitando en grado extremo a varios más. Estos ahuehuetes se encuentran a la orilla del Nazas, su avanzada edad es evidencia de que no habían sufrido una agresión igual en cientos de años.
Por ello denunciamos enérgicamente este hecho y demandamos una investigación a fondo para encontrar a los criminales que causaron este enorme daño al patrimonio común de los laguneros. Llamamos la atención de ustedes y del público en general para evitar que se perpetren más atentados como el que hoy se denuncia (…) Para mayores informes, favor de comunicarse con Gladys Aguirre, Subdirectora del Parque Estatal Cañón de Fernández en el 7233818”.