La burrada no es nueva y la han padecido muchos grandes escritores como Borges y García Márquez, entre los más recientes. Se podría afirmar incluso que la fama es proporcional al éxito de ese tipo de atribuciones sonrojantes: entre más célebre es un escritor, más cursilerías le enjaretan y más fácilmente cobran popularidad entre la gente que padece gustos literarios de tarjeta Hallmark. Ahora lo sufrió Paz, según leo en la nota publicada ayer aquí, en La Opinión. Firmada por Jesús Alejo, Laura Cortés y José González, la información evidencia que no es sólo “un error humano” (¿existen los errores no humanos?), como dijo un funcionario del Conaculta, sino una auténtica tontería que merece la Presea Fox-Sahagún al mérito en el área de los dislates literarios. De hecho, y apurándonos un poco, este disparate es peor que los de Vicente y Marta, a quienes nunca se les podría pedir siquiera una referencia extraída del Libro Vaquero. Es peor, reitero, porque lo perpetró el Conaculta, la instancia encargada de nuestra cultura. ¡De nuestra cultura!, y conste que aborrezco usar signos de admiración.
En la nota, los reporteros de Milenio buscaron a lectores y estudiosos muy autorizados, especialistas y hasta amigos de Paz. Les preguntaron si la cita textual que aparece en el cartel (con logos del actual “gobierno” federal y del Conaculta) era o no de Paz: “No olvides nunca / que el primero beso / no se da con la boca, / sino con los ojos”. José de la Colina respondió que era “muy cursi” y “no tiene ritmo”; en efecto, esas palabras andan peligrosamente cerca de Los Panchos en cuanto a glucosa, y, en cuanto a forma, es cierto, agrego, que más parece un fragmento prosístico (y prosaico) que poético. Jorge F. Hernández coincidió con De la Colina en el mismo sentido, y Adolfo Castañón, lector muy cercano al premio Nobel mexicano, señaló que no suena a Paz, aunque pudiera ser que se trate de un fragmento extraído de sus primeros poemas.
Héctor Tajonar, quien durante muchos años sostuvo entrevistas para la televisión con el autor de “Piedra de sol”, fue el más radical en rechazar las palabras del afiche conmemorativo atribuidas a Paz: “Si fuera un jugador, apostaría 100 a uno a que no es de él, porque ni siquiera es un poema: se parece más a un consejo que (sic) de una tía a su sobrina”. Y añade: “Ni siquiera se acerca a su poesía temprana de Bajo tu clara sombra (poemas escritos entre 1935 y 1944) que está llena de erotismo y metáforas. Es esta obra nunca aparece algo tan explícito”.
Tajonar apunta que no es de Paz, en definitiva, pero si lo fuera se trata de una mala selección, pues no es representativa del estilo ni del tono que tiene en general la obra paceana. Por supuesto que no, observo yo. Tal vez sea de Paz, y si lo es, se trata obviamente de esas líneas fallidas que todo autor, incluido el de genio, comete en un momento de escritura distraída. Eso no significa, por supuesto, que la esporádica parte débil de un autor como Paz sea la que sirva para ilustrar un cartel celebratorio, pues lo que se busca es exaltar la figura del artista, no difamarla con una parte verrugosa de su obra, eso en caso de que sea de veras su autor.
A mi juicio el incidente es muy penoso, pues usan unos “versos” de póster con pareja de enamorados alejándose en crepúsculo playero (los venden en la alameda) para homenajear a uno de los más grandes escritores mexicanos. Paz se hubiera infartado de espanto ante tamaña atribución literaria.
Después de todo, el “error humano” ha servido para enseñarnos dos verdades: que las instancias culturales del país están en manos de unos hunos y que la cursilería goza de cabal salud. Si es así, mejor hubieran inventado que Paz escribió “Bésame mucho” o “Rayito de luna”.
En la nota, los reporteros de Milenio buscaron a lectores y estudiosos muy autorizados, especialistas y hasta amigos de Paz. Les preguntaron si la cita textual que aparece en el cartel (con logos del actual “gobierno” federal y del Conaculta) era o no de Paz: “No olvides nunca / que el primero beso / no se da con la boca, / sino con los ojos”. José de la Colina respondió que era “muy cursi” y “no tiene ritmo”; en efecto, esas palabras andan peligrosamente cerca de Los Panchos en cuanto a glucosa, y, en cuanto a forma, es cierto, agrego, que más parece un fragmento prosístico (y prosaico) que poético. Jorge F. Hernández coincidió con De la Colina en el mismo sentido, y Adolfo Castañón, lector muy cercano al premio Nobel mexicano, señaló que no suena a Paz, aunque pudiera ser que se trate de un fragmento extraído de sus primeros poemas.
Héctor Tajonar, quien durante muchos años sostuvo entrevistas para la televisión con el autor de “Piedra de sol”, fue el más radical en rechazar las palabras del afiche conmemorativo atribuidas a Paz: “Si fuera un jugador, apostaría 100 a uno a que no es de él, porque ni siquiera es un poema: se parece más a un consejo que (sic) de una tía a su sobrina”. Y añade: “Ni siquiera se acerca a su poesía temprana de Bajo tu clara sombra (poemas escritos entre 1935 y 1944) que está llena de erotismo y metáforas. Es esta obra nunca aparece algo tan explícito”.
Tajonar apunta que no es de Paz, en definitiva, pero si lo fuera se trata de una mala selección, pues no es representativa del estilo ni del tono que tiene en general la obra paceana. Por supuesto que no, observo yo. Tal vez sea de Paz, y si lo es, se trata obviamente de esas líneas fallidas que todo autor, incluido el de genio, comete en un momento de escritura distraída. Eso no significa, por supuesto, que la esporádica parte débil de un autor como Paz sea la que sirva para ilustrar un cartel celebratorio, pues lo que se busca es exaltar la figura del artista, no difamarla con una parte verrugosa de su obra, eso en caso de que sea de veras su autor.
A mi juicio el incidente es muy penoso, pues usan unos “versos” de póster con pareja de enamorados alejándose en crepúsculo playero (los venden en la alameda) para homenajear a uno de los más grandes escritores mexicanos. Paz se hubiera infartado de espanto ante tamaña atribución literaria.
Después de todo, el “error humano” ha servido para enseñarnos dos verdades: que las instancias culturales del país están en manos de unos hunos y que la cursilería goza de cabal salud. Si es así, mejor hubieran inventado que Paz escribió “Bésame mucho” o “Rayito de luna”.