viernes, mayo 09, 2008

Este blog en Siglo Nuevo



El sábado pasado (3 de mayo), Luis Guillermo Hernández Aranda, editor de El Siglo de Torreón y colaborador de la revista-suplemento Siglo Nuevo, publicó un amplio, generoso y creo interesante (año 2, número 49, pp. 60-62) acercamiento a mi relación con el blog, este espacio que ahora sirve para escribir estas palabras. Las preguntas y las respuestas que sirvieron de base a su trabajo fueron las que aparecen aquí abajo. Agradezco a Luis Guillermo el tiempo que me dedicó y la calidad de su atención.

¿El blog puede ser un espacio para fomentar una mayor participación ciudadana en diversos temas?
No sólo puede, es un espacio que permite la participación abierta de quien lo desee en el tema que desee. Sin embargo, veo una paradoja un tanto cruel en esa explosión de oportunidades para la exhibición de nuestras ideas. Son tantas las voces, son tantos los participantes en el diálogo que al final hemos construido una especie de babélica comunidad en la que todos hablamos y nadie escucha en serio lo que afirma el otro: es tanta la información y son tantos los interlocutores que luego de rondar por varios blogs uno termina congestionado, con una sensación de asfixia e impotencia. Entonces, la ilusión de comunicación real es eso: una ilusión, pues el diálogo se ha vuelto gritería, barullo. Es lo mismo que el mail: cuando recién era popularizado, hace poco más de diez años, nos vendían la idea de que podíamos estar comunicados con el mundo entero; eso es cierto: hoy podemos estar comunicados con el mundo entero; lo único que debemos saber es qué tanto quiere comunicarse el mundo entero con nosotros. Uno recibe, digamos, diez cartas electrónicas al día, por decir poco: a todas las respondemos, si las respondemos, con un renglón apresurado y mal escrito, muchas veces impreciso y ambiguo. Eso no es comunicación. En una palabra, la red congestiona, es inhumana y al final debemos terminar sabiendo que en Babel sólo tengo a dos o tres interlocutores de calidad, los mismos que antes tenía en el café del centro.

¿Qué beneficio y riesgos existen cuando e cualquier persona puede subirsus textos sin que estos pasen antes por un editor o corrector de estilo por la mano de la censura?
La libertad que ofrece la red es, en muchos casos, absoluta, de ahí que en ciertos temas, como el sexual o el político, resulte peligrosa. Para moverse en ella, por ello, hay que ser primero mínimamente responsables, hay que saber respetar y aceptar la diferencia, hay que ser tolerantes. Lo malo es que, creo, no hay mucha responsabilidad a la hora de crear páginas y difundir información. De ahí que los jóvenes estén expuestos a extremismos políticos, a toneladas de información basura, a la dictadura de la imagen, al facilismo y a la desconcentración, además de las más torcidas formas de la pornografía. Eso está allí y parece incontrolable. De eso no tengo duda. Así que más vale instruir a los niños, sobre todo a ellos, para usar la computadora y el internet como herramientas, no como juguetes o instrumentos de evasión y estupidización. El asunto es complejo: uno puede sonar conservador si habla de esto (procuro no serlo, no lo soy), pero nunca antes la humanidad estuvo expuesta a esta libertad para transmitir y recibir ideas de toda índole, de ahí que sea necesaria una reformulación de nuestras responsabilidades frente a esta forma libérrima de comunicación.

¿Cuando empezaste a escribir imaginaste algún día que una pantalla sustituiría al papel?
Conservo con orgullo cientos de cuartillas (mis “originales”) escritas en una máquina mecánica. Como a muchos que somos cada vez menos, a mí me tocó la transición del papel a la pantalla. Empecé en 1993. Al principio fui reticente, pero cuando vi, como todos, las posibilidades que ofrece una computadora, ella se convirtió no en un aparato indispensable, sino en el Aparato, con mayúscula. Los jóvenes creen que eso es normal. No. La computadora es un monstruo, una invención que está más allá de todo delirio. Todavía, en ciertos momentos de paz, mientras escribo en el Word (el único programa que venero) me pregunto asombrado: ¿qué es esto? El Word, el simple Word, es una criatura apabullante.

Como ávido lector, ¿qué prefieres: el papel o la pantalla?
En broma y en serio: cuando estoy frente al libro, el papel; cuando estoy frente a la computadora, la pantalla. Creo que son dos espacios de lectura muy distintos y a cada uno le concedo su lugar y su importancia. Por ejemplo, sería imposible para mí leer una novela en la pantalla, así como ya me habitué a leer periódicos y cartas en línea. Siento que al final el soporte de las ideas no será importante. El papel será desplazado, sin duda, y el ojo terminará educado para leer letras virtuales más que reales.

¿Los blogs pueden ser una herramienta para fomentar la lectura, así como el oficio de escribir?
Sí, fomenta la lectura, en efecto. Lo malo es que, quizá, no sea de mucha calidad lo que se lee. Esto va atado con lo otro: ¿cuántos blogs pésimamente escritos hay en la actualidad? Es tan fácil crearlos que cualquiera picotea teclas y cree que escribe. Un buen internauta debe ser hoy, principalmente, un gran cribador, un cedazo.

¿Cuáles son tus blogs favoritos?
No tengo blogs favoritos. Si acaso, por amistad y admiración a su persona, leo muy seguido el del doctor Corona Páez (cronicadetorreon.blogspot.com). De hecho, no leo blogs, no chateo, ni oigo ni “bajo” música ni videos en la computadora; escribo, edito libros, leo periódicos y revistas, atiendo mi correspondencia, alimento mi blog y ya. Como se podrá notar, le doy un uso aberrante a la computadora, pues nunca la he considerado un centro de entretenimiento, sino una herramienta de trabajo literario y periodístico, la mejor de todas.