Sólo una parte de lo declarado por el buen amigo Alberto Canedo, presidente del Santos, me parece convincente: aquella en la que afirma que, si la suerte y el futbol no son favorables el domingo venidero, el club albiverde armará un trabuco para encarar la temporada siguiente con las mejores armas y ascender lo más rápido posible al máximo circuito. Ni siquiera me parece que deba ser llamado “plan B”, pues si las cosas salen mal, más mal de lo que han salido hasta ahora, es el único camino digno, aguantar un año en primera A.
Abrir la posibilidad, la pura posibilidad de comprar una franquicia en cualquier condición y bajo cualquier modalidad me parece hoy no sólo una afirmación un tanto imprudente, sino poco honrosa. No quiero decir poco ética, pero sí, al menos, poco honrosa. Lo digo porque en el futbol uno debe aprender que no sólo el triunfo alecciona, sino que también las derrotas son parte del juego y nada mejor que afrontarlas con entereza, con casta, por no decirlo feamente.
Santos no es el América como para querer solucionarlo todo a punta de cartera. Como lagunero, como aficionado de años al fut, me duele que los Guerreros se vayan a la liga inmediata inferior, pero nada me daría más gusto, luego del trago amargo, que ver a los nuestros (incluyo a los directivos) esforzarse por salir del pantano con futbol, no con dinero. Si el mal juego fue la causa de la caída, un buen aficionado debe saber que sólo en la cancha se puede sacar la espina, con goles, con atajadas, con puntos, no con negociaciones multimillonarias en una mesa apartada.
No creo que haya mala intención en las declaraciones de Canedo; al contrario: me parecen las mejor intencionadas entre todas lo que se han dicho últimamente. Las siento sólo un poco fuera de sitio, como sometidas a una presión especial de parte de los medios. Lo que pretende el presidente santista es, en todo caso, asegurar a la afición que la directiva no cejará en su empeño por mantener el soccer de primera división en La Laguna, y si para eso es necesario abrir la billetera, lo hará. Buena intención, como digo. Pero es imprudente por dos razones: porque puede relajar a los jugadores en este momento que requiere de ellos el máximo compromiso y porque, como ya lo observé, los cheques no deben lavar los errores humanos que también se pueden cometer, y por toneladas, en el ambiente futbolero.
Si en la vida uno paga por sus tropiezos, así en el fut. No quiero al Santos en primera A, y hasta creo que se salvará el domingo. Pero si cae, el único plan B que yo veo es descender con dignidad y luchar por el inmediato ascenso. No hay de otra sopa.