miércoles, enero 20, 2010

Guanajuato: sólo para machines



El gobierno estatal de Guanajuato, encabezado por el yanqusisisísimo Juan Manuel Oliva, acaba de demostrar urbi et orbi por qué diablos nació allí “El Rey”, aquel que con dinero y sin dinero hace siempre lo que quiere y su palabra es la ley. Lo demostró, así nomás, tras repartir entre los niños una lotería que estaba destinada a los adultos. La ocurrencia corrió a cargo de la Procuraduría General de Justicia del Estado, cuyo titular es un tal Carlos Zamarripa. Imagínense.
La mentada lotería ha provocado controversia. Gustavo Rodríguez Junquera, ombusman estatal, dirigió por ello tres recomendaciones al ligero Zamarripa. Parece poco, dado el contenido de esa lotería que sin duda se parece poco, muy poco, a la que bien conocemos quienes alguna vez fuimos adictos a los juegos de mesa mexicanos: el de la oca, las serpientes y escaleras y aquella lotería que ya es parte de la cultura popular mexicana, la del diablito, el borracho, el músico y la siempre voluptuosa sirena con ese pelazo azabache ensortijado que nomás de verlo sabe uno que huele a Vanart de bolsita regordeta.
Lejos está la lotería guanajuatense de la tradicional. Pese a ello, fue méndigamente repartida entre los chiquitines que seguramente recibieron un curso relámpago de mierdez humana, pues las imágenes y los textos de cada carta son un homenaje a las peores conductas del mexicano enano. Además de las imágenes, la lotería incluye frases que tienen la fuerte voluntad de ser ingeniosas, aunque todas más bien rayan en lo picaresco mamilas: “Si no me pega, no me quiere”, “Quien bien te quiere te hará llorar”, “A cualquier hora el perro mea y la mujer llora”, “Mujeres juntas, sólo difuntas”, “Vino y mujeres dan más pesares que placeres”, “No hay fea sin gracia, ni bonita sin tacha”. Como frases para azulejo de mingitorio tabernario no están mal, pero parecen aberrantes como material didáctico de chiquillos y chiquillos, para decirlo en el estilo fallidamente bonachón de un guanajuatense inolvidable.
La “Lotería de género”, como la llaman, fue diseñada para repartirla entre adultos. Tuvo la sanción aprobatoria del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, quien la recomendó (ignoro por qué, dada su retórica baladrona) para ser distribuida sólo entre mayores de edad, pero un supuesto “error” de funcionarios de la Procuraduría de Justicia y Secretaría de Seguridad de Guanajuato provocó que cayera en manos de muchos miles de niños y niñas que, confundidos, ya están forjando otra mentalidad: si no se las quitan pronto, en unos pocos años aceptarán tranquilamente los roles sociales que a las mujeres y los hombres les asigna “El Rey” de José Alfredo. El solo aprendizaje de una sentencia como “El hombre en la cocina huele a caca de gallina” pinta un futuro aterrador para las mujeres. A la vieja usanza, los machos de Guanajuato volverán a la caza-recolección y las mujeres al fogón. Me salió un verso: ya se me pegó el modo cavernario de esa lotería que momifica (muy guanajuatensemente) conductas que suponíamos rebasadas.