martes, noviembre 13, 2012

Aborto de policial




















Quise emprender la escritura de una novela policiaca, pero el criminal que me brotó de la imaginación no fue muy competente: en la primera escena lo rodean diez patrullas y lo descubren con un cuchillo sangrante en la mano y en la otra con la billetera, la gorda billetera, del fulano que yacía en el suelo atravesado por un tajo escarlata. Ni de juicio hubo necesidad, y fue a parar directo al reclusorio. Era, por así decirlo, inviable como personaje, un killer absolutamente nefasto para protagonizar novelas policiales.