Las preguntas de Mario Buge sobre el subdesarrollo también atañen a lo político; es el tercer rubro que interroga. De entrada, la peculiaridad del caso mexicano lleva a pensar que, visto fríamente, nuestro país es, por ejemplo, democrático, pero sabemos que en esa afirmación hay una trampa. ¿Democrático en qué, para empezar? Hoy, poco más allá de la mitad de otro sexenio perdido, nos encontramos en una coyuntura que podemos definir como “transición a lo mismo”, es decir, como proceso gradual hacia el reacomodo infinito de las fuerzas dominantes ya conocidas. Contra todo lo que se ha dicho en los diez años recientes, no hay cambios visibles, salvo los relacionados al empeoramiento de la calidad de vida de la mayoría de los mexicanos. En fin, Bunge pregunta y yo trato de contestar:
“¿El régimen político es autoritario?” No lo es a la manera de las dictaduras emblemáticas de América Latina, es decir, para imponerse no actúa abierta y abruptamente; desde muchos años atrás, nuestro régimen supo imponer su ley mediante la cooptación y la represión selectiva; en cuanto a su agresividad, se han dado picos como el del 68, la guerra sucia de los setenta, la persecución salinista al perredismo en los noventa y el embate mediático para anular al oponente durante el segundo lustro de la década actual, pero en general se puede afirmar que nuestro régimen deja hacer hasta cierto punto; luego de eso, actúa represivamente y con métodos distintos, según se ha visto. “¿Está empeorando?” Sí, es un hecho; a medida que la inconformidad llega a límites peligrosos para la supervivencia del sistema, opera en consecuencia mediante formas de represión cada vez más sofisticadas; para muchos, la guerra contra la delincuencia es una forma oblicua, la fachada, de otras guerras.
“¿Se han conocido el golpe de Estado, la dictadura militar o el estado de sitio en el curso del último medio siglo?” No; el caso mexicano muestra rasgos que han maravillado a politólogos como Sartori o a escritores como Vargas Llosa precisamente porque sin albazos, dictaduras verde olivo ni estados de sitio se ha erigido como régimen de piel gruesa y capacidad infinita de readaptación a la adversidad; suena a cliché, pero en México es urgente construir un monumento a Lapedusa.
“¿Hay violencia política?” No en apariencia, pero siempre hay, con los susodichos picos, barbarie motivada por defensa de intereses grupusculares; el caso más reciente y notable fue el de Oaxaca, en la época de oro de Ulises Ruiz. “¿Hay movimientos guerrilleros?” Sí, aunque con poco impacto en la población; han estado allí, sobre todo en el centro y sur del país, pero sus acciones han sido esporádicas y operan sólo en el plano de la latencia.
“¿Suele haber fraude electoral?” Es el pan de cada elección; luego de pocos años y de muchos sacrificios se había garantizado el mínimo de certeza y aseo en los comicios; pasado el 2006, afloraron los peores vicios conocidos y nacieron nuevos; habida cuenta de que el fraude electoral no está sólo en el conteo de los votos, sino en el clientelismo, en el mapacheo, en la compra desproporcionada de espacios mediáticos y demás, el fraude electoral en nuestro país es a mi parecer una de sus características notables.
“¿Hay plena libertad de opinión, cultos, prensa y asociación?” Sí de opinión, sí de cultos, no tanto de prensa en algunos temas y regular de asociación; la libertad de opinión es cierta, pero no hay canales suficientes para hacerla valer; la libertad de prensa en algunos temas ha sido cercenada en los años recientes.
“¿El congreso se limita a corroborar los proyectos que elabora el poder ejecutivo?” No, pero de todos modos se obedece a intereses de grupo más que de bien común. “¿Los ciudadanos permanecen al margen de la política entre elecciones?” Sí, totalmente, y más ahora, pues se ha sembrado la especie de que “todos los partidos y todos los políticos son iguales”, es decir, nefastos. ¿Las mujeres carecen de derecho a voto o del derecho a desempeñar cargos públicos? No; en esto se ha avanzado mucho y por obra de las mujeres. “¿El porcentaje de políticos corruptos supera el 1%?” Caray, por mucho, por mucho más que mucho. “¿La política exterior es dictada por alguna potencia extranjera?” Sí, básicamente por Estados Unidos y más en los años recientes. “¿El país esta peleado con algún vecino?” No bélicamente, claro, pero hay tensiones graves en la frontera con Estados Unidos. “¿Las fuerzas armadas se meten en política?” No. “¿Hay escuadrones paramilitares?” No. “¿La policía es corrupta y prepotente?” Sí, y tal ha sido uno de los problemas atávicos de la realidad mexicana. “¿Los actos de brutalidad policial permanecen impunes?” Totalmente. “¿Los gastos militares superan el 5% del presupuesto total?” 43 mil millones en 2010; no sé qué porcentaje represente esa cantidad sobre el presupuesto general.
“¿El régimen político es autoritario?” No lo es a la manera de las dictaduras emblemáticas de América Latina, es decir, para imponerse no actúa abierta y abruptamente; desde muchos años atrás, nuestro régimen supo imponer su ley mediante la cooptación y la represión selectiva; en cuanto a su agresividad, se han dado picos como el del 68, la guerra sucia de los setenta, la persecución salinista al perredismo en los noventa y el embate mediático para anular al oponente durante el segundo lustro de la década actual, pero en general se puede afirmar que nuestro régimen deja hacer hasta cierto punto; luego de eso, actúa represivamente y con métodos distintos, según se ha visto. “¿Está empeorando?” Sí, es un hecho; a medida que la inconformidad llega a límites peligrosos para la supervivencia del sistema, opera en consecuencia mediante formas de represión cada vez más sofisticadas; para muchos, la guerra contra la delincuencia es una forma oblicua, la fachada, de otras guerras.
“¿Se han conocido el golpe de Estado, la dictadura militar o el estado de sitio en el curso del último medio siglo?” No; el caso mexicano muestra rasgos que han maravillado a politólogos como Sartori o a escritores como Vargas Llosa precisamente porque sin albazos, dictaduras verde olivo ni estados de sitio se ha erigido como régimen de piel gruesa y capacidad infinita de readaptación a la adversidad; suena a cliché, pero en México es urgente construir un monumento a Lapedusa.
“¿Hay violencia política?” No en apariencia, pero siempre hay, con los susodichos picos, barbarie motivada por defensa de intereses grupusculares; el caso más reciente y notable fue el de Oaxaca, en la época de oro de Ulises Ruiz. “¿Hay movimientos guerrilleros?” Sí, aunque con poco impacto en la población; han estado allí, sobre todo en el centro y sur del país, pero sus acciones han sido esporádicas y operan sólo en el plano de la latencia.
“¿Suele haber fraude electoral?” Es el pan de cada elección; luego de pocos años y de muchos sacrificios se había garantizado el mínimo de certeza y aseo en los comicios; pasado el 2006, afloraron los peores vicios conocidos y nacieron nuevos; habida cuenta de que el fraude electoral no está sólo en el conteo de los votos, sino en el clientelismo, en el mapacheo, en la compra desproporcionada de espacios mediáticos y demás, el fraude electoral en nuestro país es a mi parecer una de sus características notables.
“¿Hay plena libertad de opinión, cultos, prensa y asociación?” Sí de opinión, sí de cultos, no tanto de prensa en algunos temas y regular de asociación; la libertad de opinión es cierta, pero no hay canales suficientes para hacerla valer; la libertad de prensa en algunos temas ha sido cercenada en los años recientes.
“¿El congreso se limita a corroborar los proyectos que elabora el poder ejecutivo?” No, pero de todos modos se obedece a intereses de grupo más que de bien común. “¿Los ciudadanos permanecen al margen de la política entre elecciones?” Sí, totalmente, y más ahora, pues se ha sembrado la especie de que “todos los partidos y todos los políticos son iguales”, es decir, nefastos. ¿Las mujeres carecen de derecho a voto o del derecho a desempeñar cargos públicos? No; en esto se ha avanzado mucho y por obra de las mujeres. “¿El porcentaje de políticos corruptos supera el 1%?” Caray, por mucho, por mucho más que mucho. “¿La política exterior es dictada por alguna potencia extranjera?” Sí, básicamente por Estados Unidos y más en los años recientes. “¿El país esta peleado con algún vecino?” No bélicamente, claro, pero hay tensiones graves en la frontera con Estados Unidos. “¿Las fuerzas armadas se meten en política?” No. “¿Hay escuadrones paramilitares?” No. “¿La policía es corrupta y prepotente?” Sí, y tal ha sido uno de los problemas atávicos de la realidad mexicana. “¿Los actos de brutalidad policial permanecen impunes?” Totalmente. “¿Los gastos militares superan el 5% del presupuesto total?” 43 mil millones en 2010; no sé qué porcentaje represente esa cantidad sobre el presupuesto general.