jueves, agosto 05, 2010

Preguntas de Bunge (II)



Sigo con la idea 90 sobre “Subdesarrollo”, de libro 100 ideas, de Mario Bunge. Toca el turno a las preguntas sobre el indicador económico, uno de los cinco que el científico argentino propone para acercarnos al entendimiento sobre el subdesarrollo de un país (los otros son el criterio biológico —visto ayer—, el político, el cultural y el ambiental). Debo decir que al final, el domingo venidero, publicaré una parte del artículo de Bunge en esta columna e íntegro en el blog de Ruta Norte. Van pues mis titubeantes respuestas a las preguntas sobre un rubro del que apenas soy algo así como un inframateur:
¿Hay mucha desigualdad de ingresos? Mucha no, muchísima. Es, de hecho, uno de las peores características de la realidad mexicana. Dicho en términos médicos, es el cáncer favorito de nuestro cuerpo, el factor que ha minado el desarrollo de todas las capacidades del pueblo mexicano. Si hasta 1982 era terrible, luego de ese año y los sexenios ulteriores, tras la enajenación, con mecanismos mafiosos, de muchos bienes nacionales a particulares, la desigualdad se ha ahondado hasta dibujar un esquema criminal: por un lado, el hombre más rico del planeta, por otro, millones de familias que sobreviven con mucho menos de lo elemental, a la intemperie del binestar.
Otra pregunta de Bunge: “¿el índice de Gini es muy superior a 0,35?” El índice Gini es una medida de la desigualdad creada por el italiano Corrado Gini; no abundo porque es demasiado técnica para mis competencias, pero sé que estamos harto encima del 0,35 que interroga Bunge. “¿Hay mucha gente que pasa hambre?” Es lo primero que padecen millones de mexicanos desde que nacen; tal vez no sea el hambre extrema de algunos países africanos, pero sí carencia de muchos ingredientes en la dieta diaria del mexicano desposeído; el hambre es tal vez saciada, pero carece de los nutrientes básicos y no es, pues, una alimentación digna de ese nombre; esto repercute obviamente en muchos sentidos: las enfermedades obtienen presas fáciles, el aprovechamiento escolar de los niños es bajo y en general la calidad de vida es deficiente.
“¿La tasa de desocupación involuntaria y crónica supera el 10%?” No llega a ese porcentaje; en los años recientes ha fluctuado entre el 3 y 4%, lo que de todos es alto si consideramos que el actual gobierno se presentó como promotor del empleo; durante el calderonato se ha llegado casi hasta el 5%. “¿La producción está centrada un unos pocos sectores?” No, hay diversidad en este sentido aunque es de todos sabido que padecemos una economía peligrosamente “petrolizada”. ¿Las empresas del Estado son menos eficientes que las privadas? En general, sí, pero las privadas, por distintas razones, no son más eficientes que en otros países. “¿Las importaciones exceden con mucho a las exportaciones?” La balanza comercial ha sido superavitaria en los años recientes; tal vez menos de lo deseable, pero es positiva; en nota de El Economista (12 de julio de 2010) se observa, por ejemplo, que “La balanza comercial del país registró un superávit de 179 millones de dólares en mayo, comparado con el mismo periodo del 2009 y de 653 millones de dólares en los primeros cinco meses del año, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)”.
“¿La razón de la deuda externa al producto bruto interno supera el 50%? No la supera, pero es alta, de cerca del 40% del PIB. “¿El porcentaje del presupuesto nacional dedicado a la educación y la salud públicas está por debajo del 10%?” Sí, está por debajo; en educación recién ha andado en el 5% y en salud en el 3%.