Claudia Berrueto es poeta y actualmente trabaja para la coordinación editorial de la Universidad Autónoma de Coahuila, área en la que lucha contra viudas y huérfanas junto a nuestro común amigo Gerardo Segura. Nació en Saltillo en 1978, y la razón por la que da gusto hablar sobre ella en esta entrega es que hoy recibirá el Premio Nacional de Poesía Tijuana 2009 convocado por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de aquella ciudad fronteriza.
Claudia ganó con el poemario Polvo doméstico, dictaminado por los jurados Alfonso René Gutiérrez, Edmundo Lizardi y Víctor Soto Ferrel, quienes emitieron el fallo el primero de mayo de 2009; Polvo doméstico fue uno de los 129 poemarios recibidos en el IMAC y provenientes de 25 estados de la República. Las palabras asentadas en el dictamen sólo insinúan la calidad de la poesía que escribe Claudia, pero son suficientes para trazarnos una idea general sobre la orientación de su propuesta artística: “Elegimos esta obra por su inteligente inmediatez retórica y su concreción de imaginario, cualidades que le confieren una especial frescura lírica”.
La ganadora es licenciada en Letras españolas por la Universidad Autónoma de Coahuila. Fue becaria del FECAC en el área de poesía (2003-2004) de la Fundación para las Letras Mexicanas (2005-2006). Tercer lugar en el concurso de poesía Manuel Acuña (2006). Colaboradora del colectivo lagunero NIT. Noche y poesía. Textos suyos han aparecido en diversas publicaciones a nivel nacional. Antologada en Pensar con los ojos abiertos II (UA de C), Anuario de poesía mexicana 2006 (FCE) Muestra de Literatura joven de México (FLM), La mujer rota y Del silencio hacia la luz. Mapa poético de México. En el fondo una mantarraya es su primer libro y fue publicado por la editorial coahuilense independiente Gota de agua. Actualmente trabaja en la Coordinación editorial de la UA de C.
Más allá de lo que pueda decirnos una ficha biográfica, Claudia es uno de los valores indiscutibles de la literatura coahuilense, de la grande y entusiasta buena hornada de los nacidos entre 1975 y 1980. En lo personal, he trabado amistad con ella gracias a los mutuos afanes relacionados ora con la difusión literaria, ora con la edición de libros de las colecciones que publica la UAdeC. En todos los casos, la limpieza de su trato y su inteligencia siempre despierta me han llevado a conocerla también como poeta. No dudo que este primer premio nacional anuncia la llegada de Claudia a los territorios de la madurez literaria. Es joven, tiene experiencia académica y formación de buena lectora, así que podemos esperar de ella sólo buenos frutos. La felicito entonces, me apersono como metáfora en la premiación tijuanense y le reitero desde aquí que ha hecho muy bien en ser escritora.
Comparto dos poemas del libro ganador. “Mi padre y su diamante”: “a mitad de semana lo recuerdo / se ajusta una cachucha imaginaria frente al espejo / listo para salir a conectar la bola o un foul. / hay tardes en que llega suspendido por la lluvia, / otras, ponchado y aventando el bat, / pero muy pocas con el eco de un home run en su sonrisa. // todos los domingos me persigue / y lo veo barrerse antes de llegar a tocarme. / mi memoria es de spikes y almohadillas, / en ella viven mi padre y su diamante”.
“bravo 561”: “una casa en ruinas canta mi amor / mientras es marcada por la persistente furia del agua. // escuché su canción de madera trozada y húmeda; / mi amor cantando desde el centro del último cuarto, / llamándome con todos los muros de estas ruinas; / un cuerpo hecho de promesas / tocando mi hombro desde el abandono. // la casa que se desintegra / canta mi amor / hoy pasé delante de su puerta / y regresó la tromba / oprimiéndome contra el suelo / tallando líneas de agua / en mis huesos”.
Claudia ganó con el poemario Polvo doméstico, dictaminado por los jurados Alfonso René Gutiérrez, Edmundo Lizardi y Víctor Soto Ferrel, quienes emitieron el fallo el primero de mayo de 2009; Polvo doméstico fue uno de los 129 poemarios recibidos en el IMAC y provenientes de 25 estados de la República. Las palabras asentadas en el dictamen sólo insinúan la calidad de la poesía que escribe Claudia, pero son suficientes para trazarnos una idea general sobre la orientación de su propuesta artística: “Elegimos esta obra por su inteligente inmediatez retórica y su concreción de imaginario, cualidades que le confieren una especial frescura lírica”.
La ganadora es licenciada en Letras españolas por la Universidad Autónoma de Coahuila. Fue becaria del FECAC en el área de poesía (2003-2004) de la Fundación para las Letras Mexicanas (2005-2006). Tercer lugar en el concurso de poesía Manuel Acuña (2006). Colaboradora del colectivo lagunero NIT. Noche y poesía. Textos suyos han aparecido en diversas publicaciones a nivel nacional. Antologada en Pensar con los ojos abiertos II (UA de C), Anuario de poesía mexicana 2006 (FCE) Muestra de Literatura joven de México (FLM), La mujer rota y Del silencio hacia la luz. Mapa poético de México. En el fondo una mantarraya es su primer libro y fue publicado por la editorial coahuilense independiente Gota de agua. Actualmente trabaja en la Coordinación editorial de la UA de C.
Más allá de lo que pueda decirnos una ficha biográfica, Claudia es uno de los valores indiscutibles de la literatura coahuilense, de la grande y entusiasta buena hornada de los nacidos entre 1975 y 1980. En lo personal, he trabado amistad con ella gracias a los mutuos afanes relacionados ora con la difusión literaria, ora con la edición de libros de las colecciones que publica la UAdeC. En todos los casos, la limpieza de su trato y su inteligencia siempre despierta me han llevado a conocerla también como poeta. No dudo que este primer premio nacional anuncia la llegada de Claudia a los territorios de la madurez literaria. Es joven, tiene experiencia académica y formación de buena lectora, así que podemos esperar de ella sólo buenos frutos. La felicito entonces, me apersono como metáfora en la premiación tijuanense y le reitero desde aquí que ha hecho muy bien en ser escritora.
Comparto dos poemas del libro ganador. “Mi padre y su diamante”: “a mitad de semana lo recuerdo / se ajusta una cachucha imaginaria frente al espejo / listo para salir a conectar la bola o un foul. / hay tardes en que llega suspendido por la lluvia, / otras, ponchado y aventando el bat, / pero muy pocas con el eco de un home run en su sonrisa. // todos los domingos me persigue / y lo veo barrerse antes de llegar a tocarme. / mi memoria es de spikes y almohadillas, / en ella viven mi padre y su diamante”.
“bravo 561”: “una casa en ruinas canta mi amor / mientras es marcada por la persistente furia del agua. // escuché su canción de madera trozada y húmeda; / mi amor cantando desde el centro del último cuarto, / llamándome con todos los muros de estas ruinas; / un cuerpo hecho de promesas / tocando mi hombro desde el abandono. // la casa que se desintegra / canta mi amor / hoy pasé delante de su puerta / y regresó la tromba / oprimiéndome contra el suelo / tallando líneas de agua / en mis huesos”.