domingo, mayo 17, 2009

Al cine con Alfonso López



Podría decir que Alfonso López Vargas fue mi alumno en dos o tres clases de narrativa en la Escuela de Escritores de La Laguna, que durante muchos años trabajó para la CFE, que es apasionado de la actuación y de la dirección teatrales, que hace como cinco años publicó su primer libro de cuentos (Del alba al anochecer) y que tiene otro inédito con historias para niños. Podría decirlo, pero eso es a fin de cuentas un resumen que huele a frío currículum y dice poco, o nada, sobre el fondo de la persona. Prefiero decir, mejor, que Alfonso López Vargas es una buena, una generosísima persona.
Dicho eso, lo compruebo. En un momento de la vida en la que muchos hombres ven la declinación y hasta el agotamiento de sus entusiasmos, Alfonso López obsequia tiempo, dinero y esfuerzo, como decía un antiguo comercial, para la cultura lagunera. No es poco lo que da, pues con sus propios recursos mantiene vivo un ciclo de cine. No sólo consigue las películas, sino que recorre en taxi los medios para hacerle promoción, imprime carteles y el día de cada exhibición asiste para dirigir las sesiones en una especie de cine-debate. Todo eso, como digo, sin exigir ningún crédito, con el dinero de su bolsillo y con el tiempo de su reloj. Y no se piense que es un hombre rico en lo económico, que si lo fuera de todos modos tendría mérito. Es jubilado de la Comisión y su esposa se encuentra en un estado de salud delicado; eso no merma, sin embargo, su fe en el cine y su deseo de compartir lo que sabe. Alfonso López Vargas es, para mí, pues, ejemplo de desprendimiento en este mundo en el que la mayoría quita, pide, exige, cobra y hasta roba. Alfonso no, Alfonso simplemente da.
El ciclo de mayo está en marcha. Le he pedido a Alfonso que me permita añadir el cartel de sus presentaciones en el blog de “Ruta Norte” y aquí estará también el de junio, a la vista de quien desee informarse. La cita de cada función ha quedado establecida para los lunes a las ocho de la noche en el Museo Regional de La Laguna. Por supuesto, todas las exhibiciones son gratuitas.
Al creador del ciclo “Los escritores van al cine” le he solicitado, además, un esbozo conceptual de su proyecto, y lo plantea así:
“Origen del proyecto. Conjugar nuestra adicción a la literatura con una firme y sana pasión por el cine nos ha llevado a los siguientes razonamientos:
En principio, nos parece una verdad irrefutable que ‘para que haya una buena película debe de haber una buena historia’ Por lo tanto, una cinta basada en una obra literaria aceptada y bien calificada por críticos y lectores lleva ya cierta garantía respecto a la calidad de ese film.
Lo anterior, por supuesto, no es garantía ‘absoluta’ de la bondad de ese film. Crear cine es un trabajo de equipo y para que haya un buen resultado, se precisan varios elementos más, entre los cuales podemos mencionar.
De inicio, una buena adaptación para adecuar la forma de expresión del texto literario al lenguaje cinematográfico que es, evidentemente, distinto. Para esto se necesita un buen guionista.
Como, además, en el cine se maneja imagen y no solo palabra, se vuelve imprescindible la acertada selección de locaciones, escenografía, utilería, iluminación, vestuario, maquillaje, etcétera, y, para la presentación de esa historia en imágenes, los sonidos ambientales y, a criterio del creador, música de fondo que dé la atmósfera adecuada que subraye la acción, todo lo cual es manejado por un grupo de técnicos calificados.
Luego viene la selección de los actores que interpretarán a los diversos personajes y que deberán tener la presencia física necesaria y manejar las formas de expresión (matiz en la voz, expresión gestual y corporal, desplazamientos lógicos y precisos, etcétera). que proyecten actitudes, emociones y sentimientos acordes a la situación que marca la trama, así como una vital y convincente interrelación para que, al final el editor dé el toque final, dándole la necesaria continuidad y haciendo de todo el material filmado una unidad.
Todo ese complejo equipo técnico, del cual mencionamos sólo una pequeña parte, ya con la supervisión y aprobación del productor, es coordinado por el talento creativo de un comprometido director, que es, a fin de cuentas el responsable de que el producto final que veamos proyectado en pantalla sea o no de satisfactoria calidad.
Tomando en cuenta lo anterior, nos hemos dado a la tarea de planear un ciclo de cine diseñado para dar a conocer al público lagunero un grupo de películas que cuenten, por un lado, con la base de una historia de calidad avalada por el nombre de un buen escritor y, por el otro, que hayan sido realizadas por un selecto equipo de cine, aprobado por un buen productor y comandado por un talentoso director.
Observaciones. El cine ha dejado de ser (si es que alguna vez fue únicamente eso) un simple espectáculo para divertirnos y ‘pasar el rato’. El cine cobra cada vez mayor importancia bajo diversos aspectos:
—Como expositor de relatos que nos dejen experiencias capitalizables para la formación de criterios.
—Como testigo de la historia para integrar nuestra memoria individual o grupal y, en este último caso, a nivel regional, nacional o mundial.
—Como eficaz difusor de ideas (el público que se sienta frente a una pantalla lo hace con una mentalidad totalmente receptiva aun cuando posteriormente pueda rebatir las ideas que, mientras está ahí, perciba y acepte)
—Como vehículo de propaganda (su proyección es masiva).
Objetivos a lograr. Aunque nuestra intención inicial haya sido únicamente (lo confesamos con honestidad) la de presentar un ciclo de películas que impulsen al público a interesarse en la obra literaria en la cual se basa, la experiencia nos ha mostrado que, efectivamente, se empieza con:
1) Promoción a la lectura. Ya que los comentarios que, al final de la función, hacen los asistentes, son, a medida que el ciclo avanza, no solo con una intención crítica a la cinta sino, además, con atención a la obra literaria, lo que, a paso lento, pero seguro, confiamos en que redundará en la captura de posibles nuevos lectores. (La pregunta que ya empezamos a oír y nos causa satisfacción es ‘¿Y qué otras novelas ha escrito ese autor?’ (en una hoja de información que les entregamos al llegar a la sala les damos una breve semblanza del escritor que contiene información sobre su bibliografía). Lo que nos crea la ilusión (que esperamos pronto percibir como realidad) de que estamos formando nuevos adeptos a la lectura. Puede que el proceso sea lento, pero hay que recordar que ‘La gota de agua orada la roca’ y que ‘El que persevera, alcanza’ y ya sabemos que los refranes son la sabiduría popular. Pero, además:
2) Mejora nuestra calidad de espectadores. Por otra parte, el observar los detalles y comentar acerca de ellos nos desarrolla el espíritu crítico lo que, a la larga nos hace un mejor público y, como consecuencia, más exigente que ya no se conforma con cualquier cosa y de esa manera contribuirá, con su asistencia al buen cine y su inasistencia al malo, a presionar o, por lo menos, a estimular a los productores para buscar que eleven la calidad de ‘nuestro’ cine.
Comentario final: En la selección de películas se intenta, además del estricto cuidado en cuanto a la calidad, dar variedad al programa incluyendo cintas de diversos países, diferentes épocas, así como variados temas y géneros para que los asistentes tengan una muestra integral y representativa de lo que es y ha sido el cine ‘universal’.
Esperamos que la asistencia al ciclo ‘Los escritores van al cine’ poco a poco se incremente y sea constante. Ese será el gran premio a nuestro esfuerzo. No es nuestro interés obtener éxitos económicos en taquilla ya que la entrada es gratuita, cortesía conjunta de la Escuela de Escritores de La Laguna con el Museo Regional de La Laguna”.