jueves, marzo 26, 2009

Guiness laguneros



Leo la sección frívola de El Universal (una de mis favoritas) y encuentro una noticia que me forza (lo conjugación correcta es “fuerza”, pero el verbo forzar también suena bonito así, como dicho en italiano) una reflexión sobre las capacidades laguneras para batir marcas y entrar, por fin, al selecto libro Guiness de los récords. La nota a la que me refiero aborda “Los records (sic, sin tilde en récords) sexuales”, y en su sumario nos hace una pregunta-anzuelo: “¿Querés (sic, como dicho en argentino) conocer las marcas numéricas que registran los campeones en cuestión de sexo?”, y concluye: “Los siguientes son los hechos más insólitos y datos curiosos extraídos del libro Guiness”.
Luego de esas dos líneas de aperitivo, entramos al mundo de los atletas venéreos, aquellos héroes de la humanidad que han alcanzado la gloria gracias a su formidable calentura. Lamentablemente la nota casi no da nombres, sólo consigna las proezas. Por ejemplo, el récord de eyaculación: “Para quienes dudaban de que las mujeres también pudieran eyacular, una fémina alcanzó nada menos que una distancia de tres metros de eyaculación. Nada que envidiar al género masculino...”. Inmediatamente después, un ser humano superdotado: “Si bien muchos se jactan de ser inigualables en cuestiones de cama, posiblemente nadie supere el record (sic) del hombre que tuvo el mayor número de relaciones sexuales a lo largo de toda su vida: ¡52.000 en apenas 30 años!”. Dos más, los últimos que cito; el del “padre-niño”: “Aunque hace poco fue noticia que en Inglaterra un niño de apenas 13 años fue padre, en la zona de Sharnbrook se registra un record todavía menor. Su nombre es Sean Stewart y tenía sólo 12 años cuando tuvo a su hijo en 1988”; y el récord orgásmico: “Dedicado a quienes ni siquiera pueden llegar al orgasmo al menos una vez, esta mujer logró acabar 138 veces en una hora. Una duda: ¿cómo se puede asegurar que no haya fingido ni uno?”.
Como la empresa Guiness admite que la humanidad intente batir cualquier marca, incluidas las más imbéciles que uno logre imaginar, se me ocurre que los laguneros podemos hacer algunas propuestas interesantes. Todo es cuestión de organizarnos. Van algunas ideas.
1. Podemos sugerir que Guiness venga a cotejar un censo de población y compruebe que La Laguna cuenta con la ciudad con el mayor número de torreonenses en el mundo. Esa ciudad, para quienes todavía no lo sepan, es nada menos que Torreón. De paso podemos romper otros interesantes récords: una tras otra, la ciudad con el mayor número de lerdenses, de gomezpalatinos, de tlahualilenses, de sampetrinos y etcétera. Seríamos imbatibles.
2. La comarca donde se venden más loches mixtos en el universo. Como aquí fue inventado ese rústico y populachero baguette, es prácticamente imposible que otra región en el mundo nos arrebate la supremacía en dicho renglón. En el mismo viaje podemos quebrar otra marca: la de consumo directo de chiles serranos crudos, pues así se acompaña la ingesta de un lonche mixto como dios manda. Este récord también lo podríamos batir con gorditas.
3. Nuestra región puede levantarse con un Guiness en extracción irracional de agua de manto acuífero agotado y arsenicoso para consumo de vacas y desastre de toda una comunidad. ¿Quién nos ganaría en ese rubro?
4. Otro Guiness que podríamos asegurar es el de cochinero en parques y paseos públicos cuando hay aglomeración de ciudadanos. Ninguna comunidad como la nuestra para dejar (véase los lunes el Bosque Venustiano Carranza) un lugar público hecho cagada luego de pasearnos por allí.
5. El récord que nadie se animaría a disputarnos es el de obra pública más costosa e inútil de la humanidad: el DVR. Lo construyeron con millones de pesos, no sirvió para nada y luego lo demolieron. Para Ripley (o para Guiness), nadie pisó un milímetro de bote por ese delito.