Dos inauguraciones, una pública y una privada, se dieron ayer en nuestra ciudad. Con inversión al cincuenta-cincuenta entre el gobierno del estado de Coahuila y Ramón Iriarte Maisterrena, fue abierta al público la Galería del Deporte Lagunero. Se trata, sin duda, de un valioso inmueble más de su índole en nuestra comarca, región que en muy poco tiempo ha visto nacer el Museo Arocena, el Museo de los Metales, el Museo de la Revolución y el Museo del Algodón, lo que amplió jugosamente la oferta cultural para quienes radicamos en La Laguna y para quienes, por negocios o turismo, nos visitan.
La Galería del Deporte Lagunero contará, según sé, con instalaciones harto modernas. La planta baja tiene un sofisticado sistema de exhibición que emplea rieles y conectores de acero, así como vitrinas y mamparas que permiten instalaciones ágiles. Su mediateca dispone de computadoras con internet y con capacidad para analizar videos deportivos; cuenta asimismo con un área disponible para reunir bibliografía deportiva y varios espacios para que jóvenes y niños tengan experiencias lúdicas interactivas. El auditorio de la Galería servirá para realizar clínicas, seminarios, encuentros y proyecciones, con lo que apoyará el flanco académico del trabajo deportivo. La planta alta reúne tres pabellones dedicados al Santos Laguna, a Vaqueros Laguna y al Maratón LALA.
La otra inauguración que merece reflectores y enhorabuenas es la de la librería Gandhi, empresa que indiscutiblemente ampliará la oferta librera por lo general modesta en nuestra región. Con la Gandhi entre nosotros, creo que el mercado del libro en La Laguna viene a recibir una inyección muy fuerte de vitalidad, aunque sería injusto no reconocer el esfuerzo de otros espacios afines que, pese a las dificultades generadas por el poco afecto que al libro tenemos los laguneros, siguen en pie, sorteando las vicisitudes de la crisis atávica y de la coyuntural. Antes de Gandhi, pues, y todavía en pie, luchan las librerías Educal (hoy instalada en el Museo Arocena), del Teatro Isauro Martínez (aledaña al TIM, sobre la Matamoros), Gonvill y Cimaco (instaladas ambas en las entrañas del mall Cuatro Caminos), las dos de Sanborn’s, las dos de viejo instaladas sobre la Galeana esquina con Matamoros, la Punto y Aparte (recientemente abierta gracias a la generosa iniciativa de Lucero Galindo) en la Colón, la Del Cristal y Del Estudiante, ambas sobre la Morelos en el agónico centro de Torreón. Tal vez omito alguna, pero creo que son las más salientes en el contexto lagunero. No es mucho, pero con ellas los lectores de la comarca hemos aprendido a defendernos, a hurgar, a pepenar ofertas con lupa, a localizar libros caros que ambicionamos y compramos en abonitos. Ahora, con una Gandhi cerca, el abanico de posibilidades ha sido ampliado, enriquecido. Ya ayer, en la inauguración a la que me asomé gustoso, pude comprobar que el surtido es rico, que hay ediciones y editoriales poco difundidas por acá, de suerte que los muy lectores y los no tanto tendremos cancha para satisfacer nuestra necesidad de buenos párrafos.
En la rueda de prensa, Alfredo Achar —encargado de mercadotecnia de Gandhi— dio detalles de la empresa y del mercado en el que se mueve el libro, y fue interrogado por los reporteros sobre la posibilidad de que los autores laguneros tengan espacio en los anaqueles. Hay, según Achar, algunas condiciones que atender por cuestiones contables, como el código de barras, pero en general señaló que Gandhi estará abierta a los lectores y a los escritores de la comarca lagunera, con lo que podemos especular con un mejor destino para las publicaciones locales.
Gandhi comienza en La Laguna. Más allá de que sea un negocio, no deja de trabajar con un objeto generalmente acosado por la indiferencia, aunque sumamente útil desde el punto de vista social: el libro. Ojalá podamos apoyarla. A Gandhi y a todas las librerías de la comarca. Ojalá, ojalá.
La Galería del Deporte Lagunero contará, según sé, con instalaciones harto modernas. La planta baja tiene un sofisticado sistema de exhibición que emplea rieles y conectores de acero, así como vitrinas y mamparas que permiten instalaciones ágiles. Su mediateca dispone de computadoras con internet y con capacidad para analizar videos deportivos; cuenta asimismo con un área disponible para reunir bibliografía deportiva y varios espacios para que jóvenes y niños tengan experiencias lúdicas interactivas. El auditorio de la Galería servirá para realizar clínicas, seminarios, encuentros y proyecciones, con lo que apoyará el flanco académico del trabajo deportivo. La planta alta reúne tres pabellones dedicados al Santos Laguna, a Vaqueros Laguna y al Maratón LALA.
La otra inauguración que merece reflectores y enhorabuenas es la de la librería Gandhi, empresa que indiscutiblemente ampliará la oferta librera por lo general modesta en nuestra región. Con la Gandhi entre nosotros, creo que el mercado del libro en La Laguna viene a recibir una inyección muy fuerte de vitalidad, aunque sería injusto no reconocer el esfuerzo de otros espacios afines que, pese a las dificultades generadas por el poco afecto que al libro tenemos los laguneros, siguen en pie, sorteando las vicisitudes de la crisis atávica y de la coyuntural. Antes de Gandhi, pues, y todavía en pie, luchan las librerías Educal (hoy instalada en el Museo Arocena), del Teatro Isauro Martínez (aledaña al TIM, sobre la Matamoros), Gonvill y Cimaco (instaladas ambas en las entrañas del mall Cuatro Caminos), las dos de Sanborn’s, las dos de viejo instaladas sobre la Galeana esquina con Matamoros, la Punto y Aparte (recientemente abierta gracias a la generosa iniciativa de Lucero Galindo) en la Colón, la Del Cristal y Del Estudiante, ambas sobre la Morelos en el agónico centro de Torreón. Tal vez omito alguna, pero creo que son las más salientes en el contexto lagunero. No es mucho, pero con ellas los lectores de la comarca hemos aprendido a defendernos, a hurgar, a pepenar ofertas con lupa, a localizar libros caros que ambicionamos y compramos en abonitos. Ahora, con una Gandhi cerca, el abanico de posibilidades ha sido ampliado, enriquecido. Ya ayer, en la inauguración a la que me asomé gustoso, pude comprobar que el surtido es rico, que hay ediciones y editoriales poco difundidas por acá, de suerte que los muy lectores y los no tanto tendremos cancha para satisfacer nuestra necesidad de buenos párrafos.
En la rueda de prensa, Alfredo Achar —encargado de mercadotecnia de Gandhi— dio detalles de la empresa y del mercado en el que se mueve el libro, y fue interrogado por los reporteros sobre la posibilidad de que los autores laguneros tengan espacio en los anaqueles. Hay, según Achar, algunas condiciones que atender por cuestiones contables, como el código de barras, pero en general señaló que Gandhi estará abierta a los lectores y a los escritores de la comarca lagunera, con lo que podemos especular con un mejor destino para las publicaciones locales.
Gandhi comienza en La Laguna. Más allá de que sea un negocio, no deja de trabajar con un objeto generalmente acosado por la indiferencia, aunque sumamente útil desde el punto de vista social: el libro. Ojalá podamos apoyarla. A Gandhi y a todas las librerías de la comarca. Ojalá, ojalá.