domingo, noviembre 09, 2008

De la animalidad humana



Está a punto de concluir la circulación del ejemplar más reciente de Nomádica. Trae colaboraciones muy interesantes, excepto la mía. Pese a ello, la vierto aquí como probete. Va:
Tengo un amigo que es, además de espléndido humanista, un sabio en el sentido clásico de la palabra, es decir, un hombre que está más allá del conocimiento, del simple almacenaje de datos. Él interpreta la realidad con ojos acostumbrados a ver más adentro, hasta los huesos del fenómeno observado. A su modo se considera, sin vanagloria, discípulo de San Francisco; su amor por los animales es el más sincero y reflexivo que he percibido en alguien, y no exagero que he visto acudir un leve llanto a sus ojos cuando se entera de algún caso específico sobre trato cruel al animal. En su actitud no hay átomo de pose, pues nadie, salvo dos o tres amigos suyos, entre los que me cuento, sabemos el franciscano secreto de su personalidad. Honrado seguidor del asisense, no blasona de su amor a los animales, pues eso haría parecer que demanda elogios merced a lo que sencillamente él siente porque está en su ser. Es, obvio, creyente, y cuando ora, ora también por aquellos que ni palabra tienen para pedir y agradecer. Mi amigo es un verdadero caso, un ejemplo de respeto llevado hasta la periferia del respeto.
Ahora bien, si lo pinto así no me contradigo al afirmar que tiene un sentido del humor harto corrosivo. Casi no lo emplea en público, pues sabe que en ese recurso generalmente hay ofensa al otro, así que procura abstenerse: el respeto, para él, es una ley que sólo transgrede, siempre entre su círculo de mayor confianza, cuando nota que hay motivo suficiente para hacer una broma, un símil o una ironía por lo general demoledores. A propósito, en una ocasión noté que con frecuencia resaltaba comportamientos del reino animal para explicar los del hombre. Quedé fascinado con su habilidad para empatar las dos conductas: el hombre en ciertas situaciones es un animal, un heredero de la irracionalidad, y mi amigo era ducho en encontrar siempre al animal idóneo para explicar desfiguros humanos. Doy cuatro ejemplos.

1. Teníamos un amigo común que se ufanaba de galanazo. Su principal motor de vida era la pasión amorosa: la etérea y la concreta. Difícil de atar, como marinero o conductor de tráiler, emprendía inacabables lances: en cada puerto o en cada kilómetro estratégico de la carretera. Era un don Juan nato. Una vez lo vimos en acción, de lejos: avanzaba por la acera y encontró a tres conocidas, todas lindas. De inmediato, nuestro personaje comenzó a moverse de manera extraña y como ahuecando los brazos. Mi amigo el franciscano le halló de inmediato un parecido: “Parece chanate en el momento de cortejar; mira cómo se esponja”.
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2. En el lugar donde trabajamos inauguraron un nuevo núcleo de oficinas, y nos asignaron parte de aquel flamante espacio. Una compañera que padecía la ubicua fama de acapararlo todo a la buena o a la mala, también fue asignada a esa extensión y tuvo la inteligencia de madrugarnos: un día antes de que nos mudáramos, la tipa ya había tapizado las paredes con sus cuadros. Cuando llegamos y los vimos, mi amigo encontró el símil perfecto: “Es una perra territorial. Ya vino a mear todas las paredes”.
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3. Supimos que un lejano conocido estaba a punto de ser despedido por su jefe en cierto empleo oficinesco. Quien pronto sería víctima del brutal recorte todavía era, sin embargo, asignado a tareas de supuesta importancia, le daban “su lugar”, de manera que a los ojos de muchos parecía salvo. Pronto lo iban a echar, sin embargo. Mi amigo sentenció: “Con él están jugando como el gato con el ratón: antes de comérselo, el gato deja que corra tantito, que sienta que tiene escapatoria”.
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4. Destemplado, a los gritos, sin medir palabra ni decibelaje, un sujeto agrede a otro y somos testigos de la escena. El momento es bochornoso, pues pocas situaciones sociales hay que sean más incómodas que ver y oír un pleito verbal incontinente. Mi amigo, sabio, resumió: “Su ira fue amenazante. Se levantó como rata enfurecida: en sus cuartos traseros y mostrando todas las uñas”.

Terminal
En nuestra gustada sección “Rockeros internacionales”, va: ¿Cuál es el grupo de rock más famoso en China? Obvio: Panda.