¿En dónde habrá parado y seguirá parando la millonada que genera el cobro por concepto de tenencia? Es un dineral, un mundo de plata que nunca hemos sabido bien a bien hacia dónde deriva. Lo que sí sabemos es que se trata de una imposición injusta, otra manera de encajarle los colmillos al ciudadano. Y pobre de aquel que se quiera pasar de vivo con los vivos: le sobrarán motociclistas con espíritu de niños halloweeneros, gritando “dulces o travesuras”. El tema me viene gracias a una “cadena” de mail que he recibido como seis veces; retoco algo la fea forma que presenta en el mail, pero conservo intacta la idea central: discutir el pago o no pago de la tenencia:
“Mensaje a todos los mexicanos: se exhorta a todos los automovilistas de todo el país a que digamos un rotundo NO a la tenencia. Quitémonos este impuesto tan injusto que año tras año afecta directamente nuestros bolsillos. No existe una razón justificable para que seamos el único país del planeta al que año tras año el gobierno hace pagar un impuesto por un objeto del que ya pagamos impuesto cuando lo adquirimos nuevo. Y todavía encima, al pagar tenencia nos cargan el pago de control vehicular... Ahora que comprobáramos que el dinero que se recauda es para que nuestros vehículos circulen por unas buenas carreteras. Pero casi todas las calles y carreteras de todos los lugares de todas las ciudades en México están en muy muy malas condiciones. Y las pocas carreteras que se encuentran en buen estado resulta que son autopistas y para transitarlas hay que pagar. Por eso digamos NO al pago de la tenencia, que el gobierno se entere que ya NO lo queremos pagar. Y para ello necesitamos estar unidos, por primera vez dejemos a un lado nuestro individualismo y unámonos como país, como mexicanos, apoyémonos para juntos buscar algo justo y legal, empecemos con esto a cambiar la mentalidad, las ideologías y el abuso de esas personas que con el dinero de nuestros impuestos se llenan las bolsas y envían nuestro dinero a bancos del extranjero; empecemos a exigir y a cumplir como verdaderos Mexicanos, que no se nos robe más, la unión hace la fuerza, vamos a contribuir para tener un México mejor y eso sólo lo lograremos siendo mejores mexicanos. Resulta que esas gentes que con gozo ven bien que se siga cobrando un impuesto que únicamente era por un año (para las Olimpiadas de 1968 en México) para apoyar al gobierno y que estuviera en condición económica de brindar unas instalaciones dignas para los atletas…”.
Terminal
En nuestra gustada sección “Trucos simples de escritura barata”, va: El humor es misterioso y no atiende a fórmulas; sin embargo, podemos pensar en ciertos trucos que quizá, usados con propiedad en textos donde acomode el tono caricatural, ayuden a provocar una sonrisa en el lector. Uno de ellos es la invención de neologismos mediante prefijación y sufijación. Por ejemplo, el sufijo oide que significa, según la RAE, “parecido a” o “con forma de”. Hay palabras conocidas que cargan ese sufijo, como antropoide, ovoide, asteroide, o sea, con apariencia o forma de hombre (ántropos), con apariencia o forma de huevo (ovo), con apariencia o forma de astro. También, como lo observa la Academia, puede añadir matiz despectivo: feminoide, legaloide. A partir de eso podemos jugar: por ejemplo, si alguien se jala el pelo hacia arriba y muy mamonamente, en vez de decir que “hace un movimiento parecido ‘al de Luis Miguel’ cuando se acomoda el pelo”, con jueguito incluido podemos afirmar, burlonamente, que “hace un movimiento luismigueloide cuando se acomoda el pelo”. Si el tono del texto lo permite y el lector no es tan huraño, la risa puede surgir con un solo adjetivo. Y ya con ésta me despido, para no sonar tan academicoide.
“Mensaje a todos los mexicanos: se exhorta a todos los automovilistas de todo el país a que digamos un rotundo NO a la tenencia. Quitémonos este impuesto tan injusto que año tras año afecta directamente nuestros bolsillos. No existe una razón justificable para que seamos el único país del planeta al que año tras año el gobierno hace pagar un impuesto por un objeto del que ya pagamos impuesto cuando lo adquirimos nuevo. Y todavía encima, al pagar tenencia nos cargan el pago de control vehicular... Ahora que comprobáramos que el dinero que se recauda es para que nuestros vehículos circulen por unas buenas carreteras. Pero casi todas las calles y carreteras de todos los lugares de todas las ciudades en México están en muy muy malas condiciones. Y las pocas carreteras que se encuentran en buen estado resulta que son autopistas y para transitarlas hay que pagar. Por eso digamos NO al pago de la tenencia, que el gobierno se entere que ya NO lo queremos pagar. Y para ello necesitamos estar unidos, por primera vez dejemos a un lado nuestro individualismo y unámonos como país, como mexicanos, apoyémonos para juntos buscar algo justo y legal, empecemos con esto a cambiar la mentalidad, las ideologías y el abuso de esas personas que con el dinero de nuestros impuestos se llenan las bolsas y envían nuestro dinero a bancos del extranjero; empecemos a exigir y a cumplir como verdaderos Mexicanos, que no se nos robe más, la unión hace la fuerza, vamos a contribuir para tener un México mejor y eso sólo lo lograremos siendo mejores mexicanos. Resulta que esas gentes que con gozo ven bien que se siga cobrando un impuesto que únicamente era por un año (para las Olimpiadas de 1968 en México) para apoyar al gobierno y que estuviera en condición económica de brindar unas instalaciones dignas para los atletas…”.
Terminal
En nuestra gustada sección “Trucos simples de escritura barata”, va: El humor es misterioso y no atiende a fórmulas; sin embargo, podemos pensar en ciertos trucos que quizá, usados con propiedad en textos donde acomode el tono caricatural, ayuden a provocar una sonrisa en el lector. Uno de ellos es la invención de neologismos mediante prefijación y sufijación. Por ejemplo, el sufijo oide que significa, según la RAE, “parecido a” o “con forma de”. Hay palabras conocidas que cargan ese sufijo, como antropoide, ovoide, asteroide, o sea, con apariencia o forma de hombre (ántropos), con apariencia o forma de huevo (ovo), con apariencia o forma de astro. También, como lo observa la Academia, puede añadir matiz despectivo: feminoide, legaloide. A partir de eso podemos jugar: por ejemplo, si alguien se jala el pelo hacia arriba y muy mamonamente, en vez de decir que “hace un movimiento parecido ‘al de Luis Miguel’ cuando se acomoda el pelo”, con jueguito incluido podemos afirmar, burlonamente, que “hace un movimiento luismigueloide cuando se acomoda el pelo”. Si el tono del texto lo permite y el lector no es tan huraño, la risa puede surgir con un solo adjetivo. Y ya con ésta me despido, para no sonar tan academicoide.