Despierta gran expectativa el regreso del agua al lecho seco del río Nazas. Vivimos en una zona tan árida, tan ajena a la humedad que el espectáculo del agua sobre el río yerto nos causa infantil admiración. Es justo que la sienta así el poblador de La Laguna. El agua, siempre escasa en estos rumbos algo olvidados por la naturaleza, cada vez se oculta más en el fondo de la tierra, así que verla allí, sobre el cauce pedregoso, es una de las pocas alegrías que con la vista podemos obtener en este medio hostil, polvoso a rabiar y cada vez más feo por las sequías y por la basura humana. Venga, pues, el agua; que sea para bien, ahora que casi todo es para mal aquí y en todo México.