No digo nada novedoso si afirmo que un mapa (y sus congéneres) es la versión plana y reducida de un espacio. Lo que vemos varía según la definición, de bulto o puntillosa, de los detalles existentes en la realidad y asentados en el dibujo. Ese objeto es muy útil, sin duda, ya que con él abarcamos de un vistazo cierto pedazo de mundo tal y como los pájaros, suponemos, lo miran desde el cielo. Pero el mapa, o el plano de una ciudad en este caso, tiene sus límites: vemos calles, zonas verdes, cuadros más amplios que son edificios públicos o triángulos de la periferia que pueden ser sembradíos. Falta allí el latido de la ciudad, la respiración que sólo puede dar la crónica escrita, la descripción del “movimiento” humano.
En Coahuila acaba de ser publicado un libro que, a su modo, es una involuntaria y minuciosa descripción de lo que era la vida lagunera a principios del XX. No se trata de una crónica ni de un libro con intenciones historiográficas, sino del Directorio Comercial e Industrial de La Laguna elaborado por A.C. de Baca y Agustín Aguirre Hermosillo hacia 1905. Este documento, insisto, es como un mapa que no sólo nos orienta sobre la existencia y la ubicación de los numerosos negocios que poblaban la zona conformada por Torreón, Gómez Palacio, Lerdo, Viesca, San Pedro y Matamoros, sino de los giros, precios, productos y, lo más importante, la mentalidad colectiva que es posible inferir a propósito del auge económico.
Si había dudas sobre la vocación por los negocios que caracterizó a los laguneros de aquellos años, cuya herencia sigue viva en el siglo 2007, el Directorio de Baca y Aguirre las disuelve por completo. En cada página de esta obra ingresamos al corazón de la ciudad, vemos sus calles y la vida que bulle en cada rincón de la comarca.
Publicado con los sellos del Conaculta, INAH, Icocult y Centenario de Torreón A.C., el Directorio exhibe una calidad de edición que permite apreciar con aseo cada una de las páginas, lo que habla de un estupendo trabajo de escaneo. Ofrece además tres textos de presentación preparados por Humberto Moreira Valdés, gobernador de Coahuila; Javier Guerra Guerra, director del Icocult; Luciano Cedillo Álvarez, director General del INAH y Francisco Martínez Pérez, director del Centro INAH Coahuila.
Muchas veces me he preguntado qué tanto flujo de actividades culturales (culturales en el sentido estrecho de aquellas que se relacionan con las bellas artes) se daba en la región, y un Directorio como éste me saca de la duda. Esto y mucho más nos pueden responder las páginas de documentos parecidos. Sólo debemos hacerle las preguntas adecuadas.