sábado, enero 19, 2019

Veinte cuentos en mi cercanía












El cuento moderno, pese a sus casi dos siglos de vida, sigue frenado, sofocado por la novela. Esto articula una paradoja interesante: suponemos que ahora no hay mucho tiempo para leer, pero las editoriales y el lector siguen prefiriendo la novela. Y voy más lejos: salvo algunos esfuerzos editoriales, las grandes corporaciones ya no reciben nuevos cuentos ni siquiera para dictaminarlos negativamente. O sea, los descartan de antemano, tras enterarse de que son cuentos. Pese a eso, el género sigue allí, haciendo su vida de salmón desde que nació con la forma de una historia policial ocurrida en la famosa calle Morgue.
Sólo por la superstición de alcanzar un número cerrado, traigo una lista de veinte cuentos que siempre releeré. Toda selección es, lo sabemos, un acto discriminatorio, así que éste no será la excepción. Ofrezco, pues, la siguiente veintena sólo para no terminar recomendando cincuenta o más, así que dejaré al margen muchas piezas que bien pudieron haber quedado aquí. De cada autor me gustaría citar varios, pero opté por escoger uno de cada uno para tratar de que cuajara exactamente la tanda que me propuse. No escondo que mi preferencia se carga al cuento en español, y particularmente al latinoamericano, que es lo que más he leído porque a su vez es lo que más me agrada:
“La carta robada”, Edgar Allan Poe
 “El Sur”, Jorge Luis Borges
“¡Diles que no me maten!”, Juan Rulfo
“Yzur”, Leopoldo Lugones
“Deshoras”, Julio Cortázar
“Los gallinazos sin plumas”, Julio Ramón Ribeyro
“Escenas en la vida de un monstruo doble”, Vladimir Nabocov
“Enoch Soames”, Max Beerbohm
“El cuervero”, Juan José Arreola
“Tu rastro de sangre en la nieve”, Gabriel García Márquez
“La clave literaria”, María Elvira Bermúdez
“La aventura de las pruebas de imprenta”, Rodolfo Walsh
“La fiesta brava”, José Emilio Pacheco
“El candelabro de plata”, Abelardo Castillo
“La loca y el relato del crimen”, Ricardo Piglia
“La muerte tiene permiso”, Edmundo Valadés
“El crimen de San Alberto”, Fernando Sorrentino
“La muerte”, Mario Benedetti
“El caso de los crímenes sin firma”, Adolfo Pérez Zelaschi
“19 de diciembre de 1971”, Roberto Fontanarrosa

Nota. Este texto es una extracto de uno más amplio que en su origen fue el borrador de una conferencia. Puede ser leído aquí.