Como cualquier género literario, el cuento puede ser
practicado de manera intuitiva, guiado sólo por el olfato, por la inercia
humana de recurrir al arte narrativo para contar historias breves. Esto es
legítimo, por supuesto, pero dado que el cuento —también como los demás
géneros— es una especie de mecanismo, resulta mejor articulado cuando supone un
conocimiento previo del engranaje que orienta el desarrollo de las peripecias.
Así sea sencilla, la técnica del cuento servirá para que los lectores obtengan
lo mejor de cada historia, sin desviaciones innecesarias que diluyan el “efecto
unitario” que es, a final de todo, el más alto propósito al que debe aspirar el
hacedor de cuentos.
Arcelia Ayup, comunicóloga y autora principalmente de libros
sobre gastronomía y cultura, ha escrito y publicado Escondrijos de luna,* su
primer libro de cuentos, como parte del aprendizaje obtenido en la maestría en
creación literaria impartida en la Casa Lamm de la Ciudad de México. El
resultado son trece cuentos en los que se despliegan microuniversos emotivos y
personajes dignos de recuerdo. Es en estos casos, como dije al principio, donde
se puede notar si el autor o la autora redondearon el conocimiento de la
técnica del cuento para urdir relatos eficaces o insatisfactorios.
Escondrijos de luna (UAdeC, Saltillo, 2018, 116 pp.)
muestra que Arcelia Ayup ha imaginado cada cuento para convidarnos trozos de
experiencia trasmutados en literatura. Su voluntad de estilo es permanente y da
con imágenes nutridas de poesía. Asimismo, la diversidad temática del libro
permite que accedamos a espacios y personajes misceláneos. Las piezas, por
ello, exploran lo mismo barriadas que ámbitos de clase media, esto acompañado
de un tono discursivo que no desdeña ciertas asperezas del habla cotidiana.
Los libros de cuentos tienen siempre la peculiaridad de
abrirnos la puerta a una especie de selección, así que en Escondrijos de luna yo también puedo intentarla. Me gustan mucho
varios de sus relatos, muy destacadamente “El no cuento”, obra en la que se
trabaja metaliterariamente con el acto de imaginar y escribir; igual me gusta
“Las hojas de otoño”, cuyo dramatismo alcanza un registro desgarrador, y por
supuesto “Luna”, texto que resume la violencia de otras piezas contenidas en el
primer y bienvenido libro de cuentos de Arcelia Ayup.
Dije ya que los cuentos oscilan en dos espacios: los populares
y los de, por llamarlos de algún modo, clase media. Debo precisar que es en los
primeros en los que se hace mayor énfasis, de suerte que la mayor parte de los
relatos arracimados en Escondrijos de
luna transcurren en ambientes en los que la brutalidad de la vida es
motivada por factores estrechamente vinculados con la pobreza, esa precariedad
que con frecuencia lima la sensibilidad hasta —a veces— desaparecerla. Ahora
bien, en esos entornos también es posible el heroísmo invisible de los que nada
tienen y sin embargo se imponen a la contracorriente, como ocurre muy notablemente
en el cuento “Luna”.
En resumen, este primer libro de cuentos de Arcelia Ayup
Silveti me deja la buena impresión de encontrar a una narradora con impulso
poético en las venas y deseo de no atravesar por la literatura como quien hace
un paseo cómodo. Las historias de Escondrijos
de luna nos llevan a convivir con el dolor, con la pena, acaso el rasgo más
sobresaliente, por desgracia, de la vida humana tal y como se despliega en sociedades
como la nuestra, ceñidas al egoísmo y la ruindad, muy poco o nada solidarias
con el otro. La literatura también puede evidenciar eso.
Comarca Lagunera, 25, enero y 2019
*Texto leído en la presentación de Escondrijos de luna celebrada en la Infoteca de la UAdeC, Torreón, el 25 de enero de 2019. Participamos, como comentaristas, Gilberto Prado Galán, la autora y yo.
*Texto leído en la presentación de Escondrijos de luna celebrada en la Infoteca de la UAdeC, Torreón, el 25 de enero de 2019. Participamos, como comentaristas, Gilberto Prado Galán, la autora y yo.