sábado, enero 26, 2019

Lunas de Arcelia Ayup














Como cualquier género literario, el cuento puede ser practicado de manera intuitiva, guiado sólo por el olfato, por la inercia humana de recurrir al arte narrativo para contar historias breves. Esto es legítimo, por supuesto, pero dado que el cuento —también como los demás géneros— es una especie de mecanismo, resulta mejor articulado cuando supone un conocimiento previo del engranaje que orienta el desarrollo de las peripecias. Así sea sencilla, la técnica del cuento servirá para que los lectores obtengan lo mejor de cada historia, sin desviaciones innecesarias que diluyan el “efecto unitario” que es, a final de todo, el más alto propósito al que debe aspirar el hacedor de cuentos.
Arcelia Ayup, comunicóloga y autora principalmente de libros sobre gastronomía y cultura, ha escrito y publicado Escondrijos de luna,* su primer libro de cuentos, como parte del aprendizaje obtenido en la maestría en creación literaria impartida en la Casa Lamm de la Ciudad de México. El resultado son trece cuentos en los que se despliegan microuniversos emotivos y personajes dignos de recuerdo. Es en estos casos, como dije al principio, donde se puede notar si el autor o la autora redondearon el conocimiento de la técnica del cuento para urdir relatos eficaces o insatisfactorios.
Escondrijos de luna (UAdeC, Saltillo, 2018, 116 pp.) muestra que Arcelia Ayup ha imaginado cada cuento para convidarnos trozos de experiencia trasmutados en literatura. Su voluntad de estilo es permanente y da con imágenes nutridas de poesía. Asimismo, la diversidad temática del libro permite que accedamos a espacios y personajes misceláneos. Las piezas, por ello, exploran lo mismo barriadas que ámbitos de clase media, esto acompañado de un tono discursivo que no desdeña ciertas asperezas del habla cotidiana.
Los libros de cuentos tienen siempre la peculiaridad de abrirnos la puerta a una especie de selección, así que en Escondrijos de luna yo también puedo intentarla. Me gustan mucho varios de sus relatos, muy destacadamente “El no cuento”, obra en la que se trabaja metaliterariamente con el acto de imaginar y escribir; igual me gusta “Las hojas de otoño”, cuyo dramatismo alcanza un registro desgarrador, y por supuesto “Luna”, texto que resume la violencia de otras piezas contenidas en el primer y bienvenido libro de cuentos de Arcelia Ayup.
Dije ya que los cuentos oscilan en dos espacios: los populares y los de, por llamarlos de algún modo, clase media. Debo precisar que es en los primeros en los que se hace mayor énfasis, de suerte que la mayor parte de los relatos arracimados en Escondrijos de luna transcurren en ambientes en los que la brutalidad de la vida es motivada por factores estrechamente vinculados con la pobreza, esa precariedad que con frecuencia lima la sensibilidad hasta —a veces— desaparecerla. Ahora bien, en esos entornos también es posible el heroísmo invisible de los que nada tienen y sin embargo se imponen a la contracorriente, como ocurre muy notablemente en el cuento “Luna”.
En resumen, este primer libro de cuentos de Arcelia Ayup Silveti me deja la buena impresión de encontrar a una narradora con impulso poético en las venas y deseo de no atravesar por la literatura como quien hace un paseo cómodo. Las historias de Escondrijos de luna nos llevan a convivir con el dolor, con la pena, acaso el rasgo más sobresaliente, por desgracia, de la vida humana tal y como se despliega en sociedades como la nuestra, ceñidas al egoísmo y la ruindad, muy poco o nada solidarias con el otro. La literatura también puede evidenciar eso.

Comarca Lagunera, 25, enero y 2019

*Texto leído en la presentación de Escondrijos de luna celebrada en la Infoteca de la UAdeC, Torreón, el 25 de enero de 2019. Participamos, como comentaristas, Gilberto Prado Galán, la autora y yo.