En diciembre fui con mis hijas a las Dunas de Bilbao y de
allí dimos un breve salto a Viesca. En el camino y en ambos lugares recordé,
como siempre que recorro nuestra región, a mi amigo Sergio Antonio Corona Páez
(Torreón, 12 de octubre de 1950-1 de marzo de 2017). Ahora bien, recordarlo es
recordar sus libros. El último, que por cierto tuve el honor de editar, fue El Rancho de La Concepción. Trashumancia
laboral: factor del proceso de formación de una identidad regional lagunera,
siglos XVIII y XIX (Ibero Torreón, 2016, 196 pp.), que es la constatación
no especulativa, sino basada en documentos, de la relación de hermandad que
guardan las ciudades laguneras en términos de origen racial y cultural.
Como lo dijo el doctor Corona Páez en su momento, “Este libro
es el resultado de un proyecto de investigación en torno a uno de los factores
que intervinieron en el surgimiento de un fenómeno social: la formación de una
identidad lagunera durante los siglos XVIII y XIX (…): ¿realmente existía una
identidad regional, rasgos de mentalidad socialmente compartidos en la
percepción y en la acción cotidianas (rasgos culturales) que distinguían a los
laguneros de los habitantes de otras regiones? ¿Eran conscientes de esa
singularidad diferenciadora?”
Basado en diversas fuentes primarias, este libro tiene como
base el padrón del Rancho de La Concepción. El autor lo transcribió e hizo una
investigación genealógica de cada familia. “Es notable comprobar —señaló— cómo
los hijos de los mismos padres nacían en diferentes lugares de la Comarca. El
libro incluye historias de caso que son muy ilustrativas. Por otra parte, los
habitantes del Rancho de la Concepción, lugar que aparece en uno de los mapas
de Humboldt de 1804, se convirtieron en las familias torreonenses más antiguas
del municipio y de la ciudad”.
En efecto, al volver sus páginas advertimos que la dinámica
social de los primeros torreonenses vinculaba en lo laboral y en lo familiar
—mediante los matrimonios— a laguneros de Mapimí, Parras, San Juan de Casta,
Cuencamé, Viesca, Matamoros y otros lugares de la comarca. Hay pues,
demostrado, un origen común predominante en los primeros torreonenses. Pueden
hacerse de este libro en El Astillero (Morelos 559 poniente, Torreón).