La casa abierta. Conversaciones con
25 poetas, es un
libro de entrevistas publicado en 2016 por la Secretaría de Cultura de Coahuila
(Saltillo, 281 pp.) Se lo debemos al trabajo disciplinado y paciente de la
periodista cultural Sylvia Georgina Estrada, quien al ejercer su oficio de
reportera ha seleccionado estos 25 diálogos con poetas; ellos, los poetas en
general, señala en su presentación, “han llamado mi atención [entre muchos
otros artistas] de una forma particular”. Así, al asumirse cercana al mundo de
la poesía, la autora hizo la criba luego de diez años dedicada a la práctica de
la entrevista.
Recuerdo al menos otros dos libros valiosos editados en
Saltillo y dedicados a la conversación con escritores: Todos somos culpables, de Gerardo Segura, con escritores de
policial; y Puntos cardinales, de
Raúl Olvera, de charlas con escritores de diferentes géneros. Ahora, La casa abierta de Sylvia Georgina Estrada
hace una recorrido específico por las opiniones de poetas nacidos y radicados
en diferentes épocas y lugares, respectivamente. La nómina de autores es
sorprendente y por ello atractiva: Alí Chumacero, Tomás Segovia, Juan Gelman,
Eduardo Lizalde, Gioconda Belli, Ricardo Yáñez, Raúl Zurita, Eduardo Milán,
Marianne Toussaint, Javier Sicilia, Minerva Margarita Villarreal, entre muchos
otros.
Para ser equitativa con sus interlocutores, la entrevistadora
procedió de acuerdo a un esquema que reitera en todos los diálogos: luego de
una introducción compendiosa en la que destaca algún rasgo sobresaliente en la
trayectoria de cada poeta, da lugar a la formulación de las preguntas y al
espacio de las respuestas generalmente breve, pues las entrevistas estuvieron destinadas
originalmente al formato cada vez más estricto de la prensa diaria.
Pese a la vertiginosidad de cada diálogo, o precisamente por
ello, el lector puede tener opiniones harto concisas sobre el quehacer poético
particular de cada escritor y sobre temas aledaños surgidos a la vera de la
conversación, como la afirmación de Francisco Hernández sobre la poesía con la
cual cierro esta pequeña nota: “La poesía es una forma de respirar, de estar
vivo, y no podemos olvidarla aun en tiempos de zozobra. La poesía está ahí y
estará ahí aunque no se escriba, aparecerá donde la veas, donde la sueñes”.