Santos Laguna brindó el domingo dos lecciones importantes al futbol mexicano y a la vida en sí: a) cómo noquear a un rival muy poderoso; y b) cómo permitir que ese mismo rival se levante de la lona y gane como quien ya muerto le pega a la lotería y resucita. Lo que vimos todos en la final final era inédito hasta esa final final: un equipo que supuestamente va en desventaja por su calidad de visitante y en el primer tiempo, gracias al planteamiento del entrenador, domina al local. Luego, en el segundo periodo, ya ni siquiera fue necesario el planteamiento del entrenador, pues el equipo de casa quedó disminuido por el “calorón” de 29 grados, lo que fue aprovechado por el cuadro visitante (acostumbrado a temperaturas de 40 grados) para propinar un baile a los favoritos.
Fui, lo confieso, de los miles de laguneros que se tragaron la finta del campeonato durante el performance. Antes del partido distribuí de esta manera las posibilidades: 55% para Toluca; 45% para Santos. Al minuto 20 del primer lapso, al ver lo que sucedía en la cancha, el porcentaje cambió: 60% para el Santos; 40% para los choriceros. En la segunda mitad, el porcentaje me permitía apostar lo que fuera contra quien fuera: 80% SL; 20% Toluca. En los tiempos extras, con los de casa derrengados, sólo un consumado villamelón no podía imaginar esto: 90% para los norteños, 10% para el equipo mexiquense. Roberto Gómez Junco no me dejará mentir. A esas alturas, sólo un milagro salvaba a Toluca. Y el milagro llegó, claro que auspiciado por los laguneros que parecían obsesionados por llegar y llegar y llegar y no consumar lo meritito principal: el gol.
No fue pues, todos lo vimos, un partido equilibrado. Romano paró muy bien a sus jugadores y luego el clima colaboró para que los toluqueños se fundieran. Si contamos las oportunidades de anotar, Santos suministró una felpa, pero el balón jamás pasó la raya y todo quedó en posibilidad cercana, en conato de gol que dejó a los aficionados del Nazas con el alarido a flor de jeta. Las oportunidades sobraron en 120 minutos, pero entre el portero rival y los errores propios la mentada cuarta estrella dependió de los penales. Ahí los laguneros tuvieron el campeonato en la mochila. Hubo un momento en el que nomás un loco podía afirmar que Toluca se quedaba con el campeonato. Fue cuando los albiverdes contaban con dos penales de ventaja. Con uno que anotaran, todo se resolvía. Pero Vuoso, pero Morales dispararon de uñita, escurrieron sus disparos y luego, ya en la muerte súbita, el impecable Dueñas atinó y el heroico Talavera adivinó el tiro de Arce. Lo demás es tristeza para La Laguna, incredulidad, carencia de argumentos racionales para explicar lo ocurrido.
Ya es hora de resumir, sin lágrimas aunque sí con la sensación amarga de un campeonato que pudo haber sido y no fue, como dijera Consuelito Velázquez. Si Santos Laguna hubiera perdido por tres goles, si los del Nazas hubieran caído en el tiempo regular después de un partido dominado por Toluca, otro perro ladraría. Pero ganamos la final. Ganamos, pero perdimos. En fin. Para empezar el resumen relámpago, muy bien Romano. Creo que si lo apoyan y le dan continuidad, es otro de los aquerenciados de La Laguna. La defensa, toda, igual de bien. La media, toda, también, aunque Ludueña debe dar un poco más para ser factor y no ornamento. Adelante, comentan que vuelve Benítez. Si es cierto, quizá ya llegó el tiempo de decir adiós a Vuoso. Acaso él mismo lo expresó involuntariamente con sus yerros, y él sabe que en su país de origen dos fallas de ese fuste equivalen a despedirse de la camiseta. En la Argentina no podría regresar. Si allá hubiera fallado, también lo cargan en hombros, pero para arrojarlo a un pozo. En México todavía no llegamos, por suerte, a esos apasionamientos. En suma, una temporada buena (no excelente) para el Santos. Un pastel al que sólo le faltó la cerecita. Casi nada.
No fue pues, todos lo vimos, un partido equilibrado. Romano paró muy bien a sus jugadores y luego el clima colaboró para que los toluqueños se fundieran. Si contamos las oportunidades de anotar, Santos suministró una felpa, pero el balón jamás pasó la raya y todo quedó en posibilidad cercana, en conato de gol que dejó a los aficionados del Nazas con el alarido a flor de jeta. Las oportunidades sobraron en 120 minutos, pero entre el portero rival y los errores propios la mentada cuarta estrella dependió de los penales. Ahí los laguneros tuvieron el campeonato en la mochila. Hubo un momento en el que nomás un loco podía afirmar que Toluca se quedaba con el campeonato. Fue cuando los albiverdes contaban con dos penales de ventaja. Con uno que anotaran, todo se resolvía. Pero Vuoso, pero Morales dispararon de uñita, escurrieron sus disparos y luego, ya en la muerte súbita, el impecable Dueñas atinó y el heroico Talavera adivinó el tiro de Arce. Lo demás es tristeza para La Laguna, incredulidad, carencia de argumentos racionales para explicar lo ocurrido.
Ya es hora de resumir, sin lágrimas aunque sí con la sensación amarga de un campeonato que pudo haber sido y no fue, como dijera Consuelito Velázquez. Si Santos Laguna hubiera perdido por tres goles, si los del Nazas hubieran caído en el tiempo regular después de un partido dominado por Toluca, otro perro ladraría. Pero ganamos la final. Ganamos, pero perdimos. En fin. Para empezar el resumen relámpago, muy bien Romano. Creo que si lo apoyan y le dan continuidad, es otro de los aquerenciados de La Laguna. La defensa, toda, igual de bien. La media, toda, también, aunque Ludueña debe dar un poco más para ser factor y no ornamento. Adelante, comentan que vuelve Benítez. Si es cierto, quizá ya llegó el tiempo de decir adiós a Vuoso. Acaso él mismo lo expresó involuntariamente con sus yerros, y él sabe que en su país de origen dos fallas de ese fuste equivalen a despedirse de la camiseta. En la Argentina no podría regresar. Si allá hubiera fallado, también lo cargan en hombros, pero para arrojarlo a un pozo. En México todavía no llegamos, por suerte, a esos apasionamientos. En suma, una temporada buena (no excelente) para el Santos. Un pastel al que sólo le faltó la cerecita. Casi nada.
Letras de Rockdrigo, hoy
Hoy miércoles a las ocho de la noche hablaré sobre las letras del cantante y compositor Rockdrigo González; esta charla forma parte de las actividades del mes del rock organizado por el Icocult. La cita es en el Taller de grabado El Chanate ubicado en Matamoros 539 oriente, a cuadra y media de la alameda Zaragoza. Para quienes no sepan quién fue Rockdrigo, sólo les adelanto que a mi modesto parecer sigue siendo el mejor letrista mexicano de su género, el llamado rock rupestre.
Nota: un recuerdo tres el primer aniversario, hoy, de la muerte de Eliseo Barrón.
Hoy miércoles a las ocho de la noche hablaré sobre las letras del cantante y compositor Rockdrigo González; esta charla forma parte de las actividades del mes del rock organizado por el Icocult. La cita es en el Taller de grabado El Chanate ubicado en Matamoros 539 oriente, a cuadra y media de la alameda Zaragoza. Para quienes no sepan quién fue Rockdrigo, sólo les adelanto que a mi modesto parecer sigue siendo el mejor letrista mexicano de su género, el llamado rock rupestre.
Nota: un recuerdo tres el primer aniversario, hoy, de la muerte de Eliseo Barrón.