viernes, mayo 21, 2010

Nueva música lagunera



Un buen amigo me comenta que Torreón no aparece en los registros televisivos del clima dentro de los programas nacionales. Cierto, le respondo. Pese a su importancia regional como polo de desarrollo económico (uno de los más importantes del norte mexicano), Torreón, La Laguna en general, no tiene mucho peso en el contexto de la información nacional. Pocas regiones pueden presumir, por ejemplo, que cuentan con empresas descomunales como las que ya sabemos; en otro flanco, pocas pueden vanagloriarse de tener un equipo de futbol que en 25 años ha logrado mucho más que otros con historia más amplia. ¿Qué pasa, entonces? ¿Por qué La Laguna no despierta el interés de otras ciudades o regiones del país?
Alguna vez Fernando Fabio Sánchez y yo intentamos responder a esas preguntas. Las vinculamos al fenómeno literario y más o menos sacamos la conclusión siguiente, muy vaga y absolutamente especulativa: a La Laguna le estorba su condición geográfica, el hecho de encontrarse lejos, equidistante, de los focos más importantes de interés informativo. No es centro ni frontera, para empezar, así que habita una especie de limbo imperceptible en el mapa mexicano. Sea cual sea la razón, lo importante es que aquí puede ocurrir cualquier desgracia y el periodismo nacional apenas nos mira de reojo, como diciendo: “Ah, mira, en La Laguna ocurrió tal desastre; escribe una nota rápida y ya, olvídate de ese lugar”.
Tampoco quiero decir, desgarradas las vestiduras, que merecemos el apapacho diario de la prensa nacional. Todas las ciudades, todas las regiones, todos los estados deben valer lo mismo, y si algo grave ocurre en Ciudad Juárez, hay que comunicarlo en todos lados tanto como lo que pueda ocurrir en el pueblito más recóndito del estado de Guerrero. Lo contrario es discriminación informativa perpetrada sobre todo por los grandes medios y analistas nacionales que apenas oyen hablar de La Laguna, pase lo que nos pase, y se agachan y se van de lado, indiferentes.
Hace una semana se dio un suceso de vértigo en La Laguna. Es increíble que no se hiciera aquí presente, de inmediato, la prensa nacional y acaso hasta la internacional. Fue inaudito que los analistas más importantes del país no le dedicaran un apunte específico, un comentario que de veras calara hondo en el estado de la coyuntura lagunera. Nada de eso. Creo, en descargo de sus aparentes indiferencias e insensibilidades, que es más bien falta de información, que algo está obstruyendo el flujo de datos, lo que imposibilita el eco más allá de La Laguna.
Otra vez, en menos de ocho días, nuestra comarca ha sido escenario de un espectáculo digno de atención. Es, de hecho, un pico notable de la nueva música lagunera. Es música ejecutada bajo las estrellas, música de nocturna preferencia. Los habitantes de esta región la oímos cada vez más seguido y cada vez sabemos distinguirla mejor, más cerca de nuestros sentidos. En You Tube hay un concierto que recomiendo escuchar. Para disfrutarlo sólo hay que pinchar en esta dirección. Quienes no lo hagan se privarán de 52 segundos en los que resuena el metálico brío de percusiones magnificadas por el hermoso silencio de la noche. La interpretación abre con una especie de tableteo rítmico, acompasado, como de andante moderato. Luego, sin interrupción, pasa a un adagio en el que apenas se perciben las vibraciones del sonido. Poco después, sin pausa, entramos al presto y de inmediato a un prestissimo en el que la pieza estalla para al final ceder paso al lento y al remate del silencio que cierra todo. Esta ejecución, la nueva música lagunera, es cada vez más habitual entre nosotros, tanto que ya no nos extraña escucharla en las madrugadas. Lo extraño es que ni con esos espectáculos nos dediquen un poco de atención en los medios nacionales. Parece que La Laguna pertenece a otro país, a otro mundo.

Hoy, novela del lagunero Raúl de León Alcocer
Raúl de León Alcocer nació en Matamoros, Coahuila, en 1966. Trabaja fuera de nuestra región, es ingeniero agrónomo y escritor. Hoy presentará en Torreón su novela Mariposa de cristal. Hablaremos Miguel Morales Aguilar, el autor y yo. La cita es en el Taller de grabado El Chanate, Matamoros 539 oriente, a cuadra y media de la alameda Zaragoza. Es a las 8 de la noche; la entrada es libre. Allí nos vemos.