miércoles, septiembre 06, 2023

Serrucho en nuestro futbol


 








Aunque cada vez menos, tengo medio siglo siguiendo futbol en la tele y nunca había visto una maniobra similar (aquí la palabra “maniobra” es usada en sentido estricto: obra hecha con la mano): un jugador del Atlas, Juan Zapata, cubre la pelota mientras otro del Querétaro, Omar Mendoza, lo presiona casi ceñido a su espalda para evitar que se dé la vuelta con balón controlado.

Hasta allí todo normal, una jugada ordinaria, de las que se ven cien veces en el accionar futbolístico de cada partido. Lo extraño del caso es que el árbitro Fernando Hernández marcó una falta en contra del defensivo, y todo parecía que iba a quedar allí. Entonces intervino la gente del VAR y el silbante tuvo que ir al monitor para revisar algo que ni el cronista (el lagunero Gustavo Mendoza, de Fox) ni los mismos televidentes teníamos claro. ¿Se trató de un pisotón? ¿Fue un rodillazo? ¿O un jalón de camiseta? El misterio quedó develado con una de las tomas en cámara lenta: el jugador de los Gallos Blancos, al mismo tiempo que defendía, con la siniestra diestra le hizo “serrucho” al futbolista de los rojinegros, es decir, le encajó algunos dedos entre nalga y nalga. Insólito.

Al ver la repetición, todos quedamos entre anonadados y sonrientes, incluidos el relator y los comentaristas de la cadena de televisión: reiteraron la jugada unas tres o cuatro veces, le hicieron un close up y era desde ya una imagen para la historia del futbol mexicano, aunque no por su heroísmo sino por su procaz rareza.

Ciertamente, el “serrucho” es, o fue, no sé, pues hace mucho que no veía algo así, una práctica común entre los mexicanos sobre todo en la edad inevitablemente babosa de la adolescencia. Tenía un sentido vejatorio, como de lo que ahora llamamos bullying, pero no es exacto decir que era eso, pues se aplicaba a los compañeros con ánimo de ofender, sí, pero más que nada como juego de seudomachos. En otras palabras, el “serrucho” se infligía a los amigos, no a los enemigos.

Lo que jamás imaginé es que alguna vez iba a ver, como hace poco, a un jugador expulsado de una cancha de primera división por un “serrucho” que sin duda perdurará en la memoria colectiva por algo parecido a lo que en otros contextos es denominado “faltas a la moral”.

Supongo que eso fue. No sé. Es hora de revisar el reglamento.