Sé
que en este momento tenemos disponibles en La Laguna dos libros de Gilberto
Prado Galán. Los demás, los muchos demás, o se han agotado o nunca fueron
distribuidos por acá. El más recientes, y el último editado en vida del autor,
es Ella era el jardín, que acertadamente
acaba de publicar el Instituto de Cultura y Educación de Torreón. El otro es Para leer El Aleph, publicado hace tres
años por la UANL y la Ibero Torreón. Tuve la fortuna de editar este segundo, lo
que me mantuvo en intensa comunicación con Gilberto durante varias semanas.
A
ciertos libros cuya edición cae en mis manos les escribo la contratapa sin
firmarla. Eso es muy común, parte de la chamba. En el caso del libro sobre el
libro más famoso de Borges, Gilberto me pidió la firma, y así convidé a los
potenciales lectores: “Borges es desde hace décadas, sin duda, el escritor
latinoamericano más atractivo para la crítica, y a diferencia de otros
creadores sepultados o casi sepultados por el olvido, su obra sigue convocando
asedios cuya onda expansiva no acata bordes. Escritores, lingüistas,
historiadores, científicos, matemáticos, antropólogos, profesionales y no
profesionales de las más diversas disciplinas han encontrado en las hermosas y
eruditas páginas del argentino un océano de significados y referencias
cruzadas, precisamente un laberinto al que resulta muy difícil no
ingresar. El imán borgeano es, pues, poderoso, y uno de los lectores mexicanos
que con muy buena disposición ha cedido a la tentación de indagarlo es Gilberto
Prado Galán (Torreón, Coahuila, 1960), quien hacia 1999, en el centenario del
maestro, publicó El año de Borges, y ahora, en el aniversario setenta de
la primera edición de El Aleph, propone El ancla y el mar. En
ambos casos, nuestro ensayista ha explorado con agudeza los cuentos de Borges, esos
microcosmos en los que parecen converger todas las realidades posibles. Imagino
que, guiado por las observaciones y la espléndida prosa de Prado Galán, el
lector de El ancla y el mar deseará volver a los relatos de Borges, del
infinito Borges”.
En
su breve prólogo, Gilberto apunta el origen y el propósito de su libro:
“En 1999 se publicó El
año de Borges, libro de mi autoría que comprende doce ensayos acerca de
sendos cuentos del autor de Historia de la eternidad.
Tras la muerte de mi eterna compañera Leticia
emprendí la relectura de El Aleph, obra central de la narrativa
universal y uno de los diez libros más importantes del siglo pasado. En El
año de Borges comenté tres cuentos de El Aleph: ‘El inmortal’, ‘La escritura del dios’
y el cuento epónimo. Sé que el propósito de este libro es abrir de otro modo la
puerta a un mundo literario tan insólito como deslumbrante. Sólo pretendo, como
Luis Cardoza y Aragón en su acercamiento a José Clemente Orozco, ‘prolongar la
felicidad de lo leído’.
Algo más: en el umbral de El oro de los tigres
(1972) despunta el poema “Lo perdido”, y en la zona más acendrada del texto, la
segunda pregunta: ‘¿Dónde estará el perdido/antepasado persa o el
noruego,/dónde el azar de no quedarme ciego,/dónde el ancla y el mar, dónde el
olvido/de ser quien soy?’. El ancla y el mar es una expresión
correlativa y sinónima de la moneda de hierro. ¿Por qué? Porque el ancla
(hierro) es el destino, y el mar (por impredecible y veleidoso) es el azar. Las
dos caras de la moneda de la existencia que es el intolerable Zahir que es
asimismo un laberinto cuya salida es azarosa o gobernada por secretas o
precisas leyes, como escribió el poeta en ‘In memoriam A.R.’. A esta
peculiaridad disyuntiva o concomitante de la suerte y la causalidad a veces
unimismadas obedece la elección del título del libro.
Ofrezco mi lectura de El
Aleph de Jorge Luis Borges (Losada, 1949), libro que en 2019 habrá de
cumplir setenta años de ser publicado por primera vez”.
Este libro está disponible en la Ibero Torreón y en El Astillero Librería. Para conseguir el otro, Ella era el jardín, hay que preguntar con la maestra Nadia Contreras en las oficinas del IMCE.