miércoles, marzo 24, 2010

Territorio Buñuel



No es una novedad incluir a los bancos en el rubro “crimen organizado”. Tal vez suene un tanto exagerado, pero letra por letra, sustantivo (crimen) más adjetivo (organizado), los bancos cumplen con el propósito de todo crimen de esa índole: el que se organiza para, al margen de la ley, obtener ganancias estratosféricas. Y cuando digo que los bancos están fuera de la ley estoy afirmando, como los anarquistas, que lo están aunque estén dentro de la ley, pues ellos así la han diseñado, a su antojo y conveniencia.
La pinchedumbre de los bancos llega al extremo de abatir otras pinchedumbres, como ha ocurrido recién al despacho de abogángsters capitaneado por Diego Fernández de Cevallos. Esta vez, el Jefe y sus negocios personales se han topado con una roca impenetrable: es Banamex, empresa que no pagará 250 mil millones de pesos por una inversión de más de veinte años a una tasa del 91%.
“La Suprema Corte de Justicia de la Nación amparó a Banamex y dejó sin efecto la sentencia que había dictado en contra del banco el Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua, el cual había llegado a la conclusión de que la inversión realizada por el cliente del banco se había renovado mensualmente, desde aquella época, a la misma tasa de interés”, dice ayer El Universal.
La lana se le escapó al cliente del Jefe Diego debido a una nueva lectura de las leyendas impresas en el pagaré: “En el documento se estableció que se trataba de una inversión a 28 días, con una tasa de 91% de interés renovable cada que terminara el plazo fijado. En el pagaré el banco estampó dos leyendas: ‘Los intereses le serán renovados el día del vencimiento al mismo plazo’ y ‘De no contar con instrucciones al vencimiento se renovará (en las) mismas condiciones’. Al revisar dichas leyendas, el Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua concluyó que la inversión se renovó desde que se firmó el pagaré, de manera automática cada 28 días, a la misma tasa pactada por el banco que era la de de 91%. Por eso al 1 de mayo de 2004, el monto de la inversión inicial (de 400 mil viejos pesos) ascendía a mil 462 millones de pesos, y al 2010, el monto se estima andaba en alrededor de 250 mil millones de pesos”. Creo en este caso, manque allí ande metida tan finísima y barbuda persona, que la conclusión del Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua se ajusta con toda tranquilidad a lo dicho por la letra de los pagarés, pero las palabras fueron sometidas a la alquimia de una nueva interpretación y resultó lo que resulta cuando las palabras se interpretan con el deseo de interpretar lo que se les hinche a los prestidigitadores de la ley.
“Pero al revisar las mismas leyendas, la Corte, hizo una nueva interpretación que benefició al banco, al establecer que la frase ‘se renovará en las mismas condiciones’, no se refería a la tasa fijada de 91%, sino a las mismas condiciones de las tasas fijadas por el Banco de México, aunque en el pagaré no se hiciera referencia a este punto. (…) El máximo tribunal del país le ordenó al banco pagar la inversión realizada, pero ya no a la tasa de 91%, sino a la tasa fijada por el Banco de México en la época, cuando lo hacía, o la tasa comercial promedio que regía cuando el Banco de México ya no regulaba este punto”.
Y ahora me pregunto, como cualquiera que le debe al banco: ¿la SCJN protegería así a un cliente que por alguna razón equis le deba a una institución crediticia?; “se dice que hay una intención de proteger al banco, olvidando que detrás de cada banco hay miles de ahorradores”, señaló Ortiz Mayagoitia, presidente de la SCJN. Extraña ley esta que protege a los ahorradores apapachando a los bancos. Todo México es territorio Buñuel.