miércoles, junio 14, 2023

Calor, agua y electricidad


 







Este calor infernal (el adjetivo “infernal” no es aquí un ornamento literario) ha desbordado el ya de por sí grave problema lagunero de la escasez de agua. Por el calentamiento global, la casualidad, el monstruoso azar, la ineptitud de las autoridades o la razón que sea, esta temporada de calor ha alcanzado registros no sólo extremos, sino sostenidos, de varios días consecutivos en las proximidades de los cuarenta grados o poco más. Es una probadita, el prenuncio del futuro que nos aguarda casi sin remedio.

Frente a este escenario es inevitable revalorar dos bienes a los que sólo les prestamos atención cuando nos los cortan por demora de pago: el agua y la energía eléctrica. Cierto que siempre son necesarios, cierto que no podemos prescindir de ellos, pero en estos lapsos de calidez diabólica pueden ser considerados de vida y de cuasimuerte, derechos realmente humanos.

La razón es simple: independientemente de la posición social y económica (aunque, como siempre, las clases altas pueden sortear los problemas con mayor facilidad, por ejemplo abriendo espacio a tinacos de almacenamiento tamaño piscina), la falta de agua y de electricidad lleva al colapso de la vida, de ahí que las autoridades del Sideapa, Simas y la CFE en particular, y de la autoridad en su conjunto, deban trabajar para que en el futuro la torridez no nos tome desprevenidos.

Sin agua y sin electricidad, reitero, la vida bordea los límites de la resistencia. Es una tragedia que desgarra minuto tras minuto y transforma los actos más simples de la cotidianidad, como dormir o ducharse, en desafíos traumáticos.

Por un lado, la CFE debe estar atenta con sus cuadrillas para la reparación, cuando truenen, de transformadores. Por otro, Simas y Sideapa no pueden argumentar que hay poca agua por el alto consumo de temporada, pues lo mismo sucede en invierno: hay poca agua.

Estamos pues frente a una contingencia, la del calor extremo y el problema en el suministro seguro de agua y de electricidad. Creo que hay tiempo todavía para tomar recaudos y evitar que en el futuro todo esto nos coloque en el colapso que hoy, lastimosamente, estamos rozando. La disposición de agua y de electricidad, insisto, son derechos humanos. Ni más ni menos.