miércoles, marzo 15, 2023

El vuelo de Malaysia







Por una extraña razón tiendo a ver más documentales que ficción en lo poco que acostumbro convivir con Netflix. Tal vez sea, no sé, cierta fijación por el realismo que en el caso de los documentales, se supone, está más cerca de la verdad comprobable, aunque no se me oculta que el pasado puede ser objeto de manipulación incluso en los documentales tanto como lo es en la escritura de la historia: el documentalista, igual que el historiador, filma a partir de una subjetividad, de una institución, de determinados intereses, así que es imposible saber si el resultado se apega al cien por ciento a la realidad-real, a los hechos tal y como acontecieron.

He visto recién en Netflix el documental sobre el vuelo desaparecido de Malaysia Airlines y me parece un gran trabajo. Su título es MH370: el avión que desapareció; es muy ágil y tiene la ventaja, además, de ser breve, de apenas tres segmentos, en el formato que llaman, creo, “miniserie”. Además de impresionarme su calidad técnica, una calidad ya habitual en casi cualquier obra audiovisual de las grandes productoras, no deja de seducirme la complejidad de lo que narra. Quizá se detiene demasiado en el periodista de Nueva York que al final ofrece una conjetura algo sosa, pero no deja de pasmar que aquel vuelo se convirtió en un mecano digno de indagaciones detectivescas.

Como recordamos, en marzo de 2014 partió un avión de la mencionada línea asiática; iba a cubrir la ruta Kuala Lumpur-Pekín. Llevaba 239 pasajeros y todo iba bien hasta poco después de iniciado el viaje, cuando la nave desapareció de los radares más o menos a la altura de Vietnam. A partir de ese momento el famoso vuelo se convirtió en acertijo. Las conjeturas principales, según el documental, son tres: fue el piloto, fue una maniobra rusa o fue incluso una truculencia compartida entre Estados Unidos, Inglaterra y Australia. En medio de la calamidad, como siempre, quedaron los familiares y su impotencia, su llanto sin respuesta, su desesperación por no encontrar la verdad y el cierre de su incertidumbre o su duelo. Finalmente son parientes desaparecidos frente al silencio oficial (silencio que hasta el momento lleva ya casi diez años vigente), una realidad, la desaparición sin respuesta, que en México es por cierto muy bien conocida.